DON BOSCO

DON BOSCO
"BUENOS CRISTIANOS Y HONRADOS CIUDADANOS"

Entre la indignación legítima y los usufructuarios del descontento



por Marcelo Daniel Taborda

Unos se hicieron visibles copando de forma pacífica la Puerta del Sol, primero, la Plaza Catalunya, después, y luego, cada punto emblemático de reunión en las distintas ciudades de la geografía española.

Primero fue un puñado de carpas y anárquicas consignas garabateadas a mano que tuvieron difusión global a través de las redes sociales. Después, fueron miles de manifestantes convergiendo de manera sincronizada tras el reclamo de Democracia Real Ya!

Pero a los “indignados” del 15-M les siguió la arrasadora victoria de la derecha en los comicios municipales y legislativos del 22-M. Una semana después de las grandes movilizaciones de quienes decían no sentirse representados por políticos y partidos tradicionales, su boicot a las perimidas formas de la democracia representativa dejó las urnas a merced de quienes encarnaban lo más conservador del espectro político español: el Partido Popular de Mariano Rajoy, que hoy parece marchar a paso firme de regreso al Palacio de la Moncloa, en las elecciones generales del próximo 20 de noviembre.

El resultado inmediato, opuesto a lo que se demandaba en la calle, planteó ante los “indignados” (una mezcla de Primavera Árabe con el “que se vayan todos” de la Argentina de hace una década), el dilema de la estrategia a seguir para que nadie se adueñe de su descontento ni bastardee sus exigencias de cambio.

Con otras realidades y planteos pero similares urgencias, otros “indignados” emergieron en la Grecia de los ajustes recetados por el FMI como único “remedio” frente al fantasma de la quiebra, o en lugares hasta no hace mucho impensados.

Fueron apenas un ramillete, pero ruidoso y visible, en pleno Wall Street, en un septiembre cargado de aniversarios y reuniones en la ONU o entre los expertos del Fondo Monetario y el Banco Mundial, gurúes azorados en medio de la crisis global. Fueron cientos de miles inundando como ríos las calles de Tel Aviv, en contra de desigualdades y en reclamo de un Estado y una sociedad solidarios, como lo proyectaron sus fundadores. Pero ¿quién canalizará al final tanta movilización y efervescencia en Medio Oriente?

Los pingüinos crecieron. Aquí cerca, al otro lado de la Cordillera, los estudiantes lideran mucho más que la lucha por una educación de calidad y gratuita, y su protesta no es nueva. Los movilizados de hoy son los “pingüinos” de 2006.

Aquellos primero tomaron las calles y luego, tras ser criminalizados por parte de la prensa, cambiaron de estrategia y ocuparon los colegios. En junio de 2006 estaban todos los establecimientos públicos tomados y comenzaron a solidarizarse con sus reclamos los colegios particulares subvencionados y los pagos; fue una especie de paro general, según nos recordaba días atrás en Córdoba el sociólogo chileno Mario Sandoval Manríquez.

“El gobierno de Michelle Bachelet, en una jugada magistral en términos sociológicos, los llamó a constituir una comisión asesora presidencial de educación. Diríamos que los cooptó y los hizo subir a una bicicleta que pedaleó en banda. Así los desarticuló. Sin embargo, cinco años después siguen su lucha; los universitarios de hoy son aquellos ‘pingüinos’”, decía el sociólogo.

Claro que con más de 150 mil jóvenes movilizados cuatro meses después de retomar sus reclamos y con un Sebastián Piñera convertido, con apenas el 22 por ciento de apoyo, en el presidente menos popular desde el regreso de la democracia a Chile (en marzo de 1990), la pregunta vuelve a ser ¿quién capitalizará tamaño descontento?

Los mismos sondeos, lapidarios con Piñera, no son muy esperanzadores para la Concertación de Partidos por la Democracia. Y a la crisis de representatividad de partidos y líderes políticos, se suma un complejo sistema electoral, con resabios de la dictadura que encabezara, durante casi 17 años, Augusto Pinochet.

El sistema prevé que en Chile el voto es obligatorio para quienes están inscriptos en el registro electoral, pero esa inscripción en el registro es voluntaria. En la franja de jóvenes entre los 18 y 29 años (el grueso de los movilizados por estos días en las calles de Santiago y otras ciudades), un 90 por ciento no está inscripto. El descontento no lo manifiestan con un voto castigo.

“Ellos no creen en esta democracia representativa. En mi época, gritábamos ‘¡el pueblo unido, jamás será vencido!’. Estos jóvenes gritan ‘¡el pueblo unido, avanza sin partidos!’. Prescinden de ellos para expresarse y reclamar; creen en la democracia directa, se organizan en asambleas”, explicaba el sociólogo Sandoval.

Con este panorama, puede pasarles lo que a los indignados del 15-M en España que, reclamando “democracia real ya”, facilitaron la victoria de aquello que está en las antípodas de lo que pedían. En Chile, donde en 2012 hay elecciones locales, la mayoría de estos jóvenes que hoy llenan la Alameda no votará, dejando terreno libre a los mayores, a los que representan las tendencias más conservadoras. Así, no sería raro que vuelva a ganar la derecha.

En cualquier caso, la interminable crisis económica de un mundo que desde hace mucho no contiene a todos augura nuevas consignas y plazas repletas de los que están dispuestos a hacer oír su voz, más allá de intermediarios.

La Voz del Interior, 28-9-11