DON BOSCO

DON BOSCO
"BUENOS CRISTIANOS Y HONRADOS CIUDADANOS"

ONU

 


 “LA AGENDA 2030 ESTÁ ATRASADA”

NOTIVIDA, Año XX, Nº 1262, 30 de septiembre de 2021

Por Mónica del Río

 

El Sistema de Naciones Unidas publicó la semana pasada el análisis 2021 sobre "Los efectos de la pandemia por COVID-19 en la Argentina".

 

El informe concluye que "En el caso de la Argentina, así como de varios otros países de renta media, el logro de la Agenda 2030 estaba atrasado ya en el escenario ‘Sin COVID’ e incluso para 2050 era poco probable que se cumplieran muchos objetivos. Sin embargo, la pandemia ha agregado considerables desafíos" (.) “El escenario ‘SDG Push’ (Impulso a los Objetivos del Desarrollo Sostenible) permite mirar más allá de la pandemia, teniendo en cuenta el impacto del ‘escenario COVID’, pero proponiendo un esfuerzo ambicioso para promover el desarrollo humano del país y lograr las metas ODS, transformando una amenaza en una oportunidad para las generaciones futuras”.

 

Denuncian en el documento “el aumento de los niveles de pobreza y de inseguridad alimentaria” y las dificultades en el acceso a salud y educación, no obstante, destacan positivamente “los notables avances” que nuestro país ha hecho en materia de ideología de género. También ponderan la ley de aborto.

 

Es decir, en Objetivos del Desarrollo Sostenible como: “Fin de la pobreza”, “Hambre cero”, “Trabajo decente y Crecimiento económico” el Gobierno nacional no va muy bien, pero en el quinto objetivo que es “Igualdad de Género” saca diez y felicitado.

 

Aborto

 

El tercer ODS es “Salud y Bienestar” y entre sus metas está “garantizar el acceso universal a los servicios de salud sexual y reproductiva, incluidos los de planificación de la familia”.

 

Al respecto subrayan: “Desde el inicio de la pandemia, la Organización Panamericana de la Salud (OPS)/OMS junto con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) relevan las prácticas que el sistema de salud tuvo que implementar para afrontar la pandemia y asegurar la continuidad de servicios esenciales en salud materno-perinatal, salud sexual y reproductiva, salud integral de adolescentes y diversidades, con un enfoque de curso de vida”.

 

“Con respecto al derecho a la salud –dice el informe- hubo limitaciones en el acceso a los servicios de salud generales (no conectados con la COVID-19)” (.) “en 2020 se diagnosticaron la mitad de los casos que estadísticamente deberían haber sido diagnosticados de cáncer de mama, lo cual indica que a futuro habrá mayor mortalidad por esta u otras causas ajenas a la COVID-19 (Sociedad Argentina de Mastología, 2021)”.

 

“En otro orden de cosas, en diciembre de 2020 fue aprobada la Ley 27.610 de Acceso a la Interrupción Voluntaria del Embarazo. Su entrada en vigencia el 15 de enero de 2021 supone un avance en el campo de los derechos sexuales y reproductivos de la población, dejando de lado prácticas inseguras e ilegales. De esta manera, las muertes maternas por aborto registradas (al menos 35 sobre un total de 257 en 2018 según el Ministerio de Salud, 2019) y no registradas han comenzado a descender de manera drástica”.

 

Ideología de género

 

“A nivel nacional, la Argentina ha mostrado notables avances en materia de transversalización de la perspectiva de género, en las políticas públicas y en el fortalecimiento de la institucionalidad de género”.

 

Destaca la ONU la creación del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad en diciembre de 2019 y en agosto de 2020 (mediante el Decreto 680/2020) la creación del Gabinete Nacional para la Transversalización de las Políticas de Género que tiene como metas “incorporar la perspectiva de género en todas las políticas públicas del Estado nacional”.

 

También mencionan la creación del Observatorio Federal de la Educación Sexual Integral (ESI) y el Decreto 721/20 sobre el Cupo laboral trans.

 

Pero estos temas, como es sabido, no son acogidos del mismo modo en todo el país y Naciones Unidas señala: “Más allá de los avances realizados, se observa una falta de armonización de legislación provincial y nacional y, a menudo, la ausencia de la implementación efectiva de algunos marcos legales, con lo cual existe una brecha entre la legislación y su adecuada aplicación y una heterogeneidad en la implementación en los distintos territorios y provincias”.

 

“A nivel nacional resulta fundamental continuar acompañando y potenciando la nueva institucionalidad creada, el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad, con presupuesto acorde al desafío que implica la erradicación de la violencia de género”.

 

“Resulta también necesario acompañar a niños, niñas, adolescentes y jóvenes para que puedan acceder a derechos sexuales y reproductivos y a una vida libre de violencias, a partir del fortalecimiento de la ESI en ámbitos de educación formal y no formal en todo el país, sin excepción”.

 

“El progreso hacia las metas de los ODS”

 

El informe subraya que “el presidente Alberto Fernández, al inaugurar las sesiones del Congreso en marzo de 2020, asumió el compromiso de ‘empezar por los últimos para llegar a todos’, una versión contextualizada del principio global de ‘no dejar a nadie atrás’, y anunció que la Agenda 2030 se iba a convertir en política de Estado. En este marco, la Argentina se comprometió al seguimiento global, regional y nacional de su implementación, y presentó dos Informes Voluntarios Nacionales, en 2017 y 2020. Adicionalmente, la ciudad de Buenos Aires fue una de las primeras del mundo en presentar ante las Naciones Unidas sus avances y logros en los ODS, mediante dos Informes Voluntarios Locales, en 2019 y 2020”.

“El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y la ONU Argentina cerraron una alianza para fortalecer el programa de ‘Voluntarios por los ODS’ que gestiona la ciudad. En el marco de este programa, vecinas y vecinos de la ciudad ofrecen voluntariamente su tiempo para el desarrollo de diversas tareas en el marco de la Agenda 2030”.

 

La “cultura de la muerte” también está “transversalizada”.

JORNADAS SOCIALES DE ESPAÑA 2021

 


 Jornadas preparatorias en las diócesis de Orihuela-Alicante y de Barcelona

Servicio de Información Católica, 23/09/2021

 

Las diócesis de Orihuela-Alicante y Barcelona han celebrado sus jornadas preparatorias para las Semanas Sociales. El sábado 18 de septiembre tuvieron lugar sendos encuentros para trabajar sobre el documento que ha elaborado la Junta Nacional de las Semanas Sociales, que lleva por título “La regeneración de la vida pública. Una llamada al bien común y a la participación. Guía de Trabajo para los Seminarios.”.

 

Barcelona y Orihuela-Alicante son las primeras de las diócesis que durante los meses de septiembre, octubre y primeros de noviembre organizan encuentros de trabajo con el fin de preparar las Semanas Sociales que a nivel nacional tendrá lugar en Sevilla del 25 al 27 de noviembre.

 

Jornada de trabajo en Barcelona

El Foro de Deliberación de la diócesis de Barcelona se desarrolló la mañana del sábado 18 de septiembre de 2021, entre las 10:00 y 13:30 horas, con el apoyo de la Junta Nacional de Semanas Sociales. El Foro reunió a un grupo de 12 participantes procedentes de diversos ámbitos de la política, economía y de otros sectores sociales como la universidad o la Administración pública.

 

El debate giró en torno al documento “La regeneración de la vida pública. Una llamada al bien común y a la participación”, además de citarse y tomarse como referencia otras encíclicas como Rerum Novarum y Pacem in Terris.

 

Tras una primera valoración global del documento, los participantes pusieron el acento en algunas dificultades a las que actualmente se enfrenta la Iglesia en una sociedad muy atomizada, con ideologías muy diversas, en la que han rotado los ejes de poder y donde tiene un gran protagonismo el “movimiento social” frente al movimiento que tradicionalmente promovían las organizaciones más institucionalizadas. El enfrentamiento político se traduce en un auge de los populismos a todos los niveles con un evidente deterioro de valores y principios y, consecuentemente, en una deficiente dinámica institucional que no genera ya suficientes y robustos marcos de referencia.

 

Desde el punto de vista del papel de las religiones en la vida pública, se planteó la necesidad de fijar con mayor firmeza los mínimos comunes y consolidar el modelo del Evangelio, en una sociedad en la que, quizás ya no se considera el mensaje predominante, y que resulta preciso ensamblarlo con otros muchos modelos. A este respecto, el grupo consideraba necesario hacer un diagnóstico sobre una supuesta “falta de estrategia” y sobre los pasos que nos queremos plantear como Iglesia, a nivel individual y colectivo, para estar más presentes en la sociedad.

 

Por otro lado, se advierte de una realidad muy fragmentada a todos los niveles donde la Iglesia tiene la misión de aunar y sumar, así como de ofrecer posibilidades de camino esperanzadores y de búsqueda de sentido. Para ello se considera necesario introducir mecanismos, estructuras y “espacios de socialización”.

 

Jornada de trabajo en Orihuela-Alicante

El 18 de septiembre, la diócesis de Orihuela Alicante, con el apoyo de la Junta Nacional de Semanas Sociales, comenzó los trabajos de su Semana Social con un proceso de reflexión y análisis sobre la participación de los católicos en la vida pública, reuniendo a 16 participantes procedentes de los sectores sociales más representativos: universidad, política, instituciones públicas y de la administración, medios de comunicación, docencia, etc.

 

En dicha reunión, las cuestiones abordadas formaban parte del documento de trabajo “La regeneración de la vida pública. Una llamada al bien común y a la participación” y teniendo como fundamentación de fondo la encíclica Fratelli tutti del papa Francisco.

 

Un primer tema de estudio giró en torno a la pluralidad en la vida pública. Los participantes se plantearon la vivencia de la pluralidad existente en la vida política y social; la concurrencia de ideologías diversas y creencias diferentes. En este sentido se planteó el significado de encontrarse con el “diferente y lo diferente” en vistas a construir el bien común.

 

A la luz de la encíclica Fratelli tutti, se abordó el concepto de “amistad social”, tal como lo propone el papa Francisco. Los participantes coincidían en que el clima social está favoreciendo más la confrontación que la amistad social. Se trata de reconocer en el otro alguien que tiene los mismos derechos que yo. El frentismo político está dejando muchos espacios a los populismos y adversarios políticos enfrentados. Por ello, se puso en el debate la cuestión de los mecanismos para construir la “unidad” desde las tensiones existentes, los conflictos y las rupturas.  Tal proceso se vio necesario no sólo para el ámbito político, tan necesitado de un auténtico diálogo, sino también para la aplicación de políticas de integración de los inmigrantes.

 

Aplicar mecanismos de diálogo, escuchar y aceptar las propuestas legítimas de los otros y cultivar las virtudes del perdón y la reconciliación, son las vías para lograr una sociedad fraterna. En este sentido, se valoró la fuerza de la interacción en las redes sociales como espacio actual de comunicación.

 

Finalmente, la Semana social diocesana se fijó en el significado del dialogo desde las propias convicciones cristianas, fundamentándose en la verdad. Cuestión que tendrá continuidad en la próxima sesión de la Semana (16 de octubre), en la que se centrará el debate, entre otros, en el papel de la religión católica y de las religiones en este escenario de pluralidad social.

 

Las Semanas Sociales de España, cuya organización data de 1906, son un servicio de la Conferencia Episcopal Española para el estudio, difusión y aplicación de la Doctrina Social de la Iglesia a las cuestiones sociales de notoria importancia y actualidad. Se trata, según precisa el Compendio de Doctrina Social de la Iglesia, de un verdadero taller cultural en el que se comunican y confrontan reflexiones y experiencias, se estudian los problemas emergentes y se buscan nuevas orientaciones operativas. Dentro de la CEE, se encarga de su promoción la Comisión Episcopal para la Pastoral social y Promoción humana.

 

Fernando Fuentes Alcántara

Secretario de la Junta Nacional de Semanas Sociales

LA REGENERACIÓN DE LA VIDA POLÍTICA

 

 


Una llamada al bien común y a la participación

 

Semanas Sociales-España

Guía de trabajo de las Semanas Sociales 2021

 

 

ÍNDICE

OBJETIVO

1. INTRODUCCIÓN

2. LA (S) «NUEVA (S) ESFERA (s) PÚBLICA (s)»

3. RELIGIONES EN PÚBLICO

4. ESCENARIOS PARA LA VIDA PÚBLICA

5. CONCLUSIÓN

ANEXO

 

OBJETIVO

Este texto pretende ser un pretexto para el diálogo, el debate y la deliberación en común. Tiene el cometido de dotar de un marco mínimo de reflexión a una propuesta participativa de deliberación pública. Por tanto, no es una toma de postura sobre cuestiones específicas, ni un análisis pormenorizado de la situación social y política que vivimos. No trata de expresar las múltiples dificultades que los católicos tenemos en la arena pública a la hora de vivir nuestra fe con coherencia y consistencia. Tampoco es un manifiesto identitario, aunque no es un texto vacío, sobre el itinerario de los católicos en la vida pública. Todos estos ámbitos son necesarios y legítimos, especialmente en momentos de desconcierto e incertidumbre como los que vivimos con el impacto global de la pandemia por COVID19.

 

La pandemia se ha convertido en un hecho social totalizante. No solo ha afectado a la salud de la población, sino que ha trastocado todas las dimensiones de la existencia. Desde los aspectos sociales y económicos a los familiares y religiosos. Nada ha quedado inmune a los efectos de la pandemia que ha acelerado e intensificado procesos sociales existentes, como la desigualdad y la exclusión, y ha creado enormes campos de incertidumbre para una ética de la vida.

 

La vida pública, el desarrollo de la esfera de la política está viéndose alterada en todo el mundo. Observamos como mecanismos políticos excepcionales, como el estado de alarma, se convierte en un instrumento casi permanente en nuestra ya precaria democracia. Los déficits de nuestro modelo democrático se han manifestado de forma palmaria. Desde el objetivo de esta propuesta de las Semanas Sociales cobra especial relevancia la ausencia de diálogo, acuerdos y espacios comunes en la esfera pública. La polarización de la clase política y la ciudadanía está llegando a extremos inimaginables. De manera permanente nos topamos con intentos de deslegitimar al oponente político ya los grupos o instituciones que piensan diferente. Hay un ascenso de la intolerancia y el enfrentamiento rompen a la sociedad.

 

 

Este documento quiere generar un marco para potenciar la cultura del encuentro y la fraternidad universal a la que nos llama el papa Francisco en la encíclica Fratelli Tutti. Esta “cultura del encuentro” requiere, tal como afirmaba el papa al recibir el premio Carlomagno, capacidad para “integrar, dialogar y construir” y “significa que como pueblo nos apasiona intentar encontrarnos, buscar puntos de contacto, tender puentes, proyectar algo que incluir a todos ”(FT, 216). No se trata, en un primer momento, simplemente de reaccionar, denunciar o exigir –por legítimas y necesarias que sean dichas acciones- sino de tener la capacidad de generar puentes y no construir muros. Este es el horizonte en el que quiere situarse el documento.

 

Estos seminarios deben ser espacios para cuidar la amistad social como valor esencial de la vida pública. Espacios que desde el conocimiento y reconocimiento de otras personas e ideas nos informan relacionarnos de otra manera. “Sólo en el cultivo de esta forma de relacionarnos haremos posibles la amistad social que no excluye a nadie y la fraternidad abierta a todos” (FT, 94).

 

Por tanto, simplemente pretende dar unas pautas para enmarcar la propuesta metodológica que denominamos “Foros de deliberación”. Estos pretenden generar espacios de encuentro con personas e instituciones de diversos ámbitos sociales, económicos y políticos para poder “integrar, dialogar y construir” una vida pública orientada al bien común y sustentada en la participación. La propuesta consiste en organizar desde las diócesis, las congregaciones, los movimientos e instituciones eclesiales unos foros (encuentros en un formato ágil y dinámico) que convoquen a personas y grupos eclesiales, pero también, a personas y grupos no eclesiales o de otras confesiones religiosas .

 

Estos foros-encuentros se dinamizarían desde el marco que ofrece este documento y desde unos interrogantes comunes que aportamos como anexo al documento (Creemos que hay que ampliarlas dando participación al grupo). Recogidas las reflexiones, de cada encuentro, encontró material de expresión y exposición en las Jornadas de las Semanas Sociales que celebraremos en el año 2021.

 

1. INTRODUCCIÓN

Hace cerca de veinticinco años el documento «Católicos en la vida pública» comenzó alertando sobre la necesidad de una presencia renovada de los católicos en la vida pública en una época de profundo cambio en la realidad social y política en España. Apuntaba alertas y oportunidades que siguen estando de plena actualidad y dibujaba un horizonte para el compromiso de los católicos que debe seguir sustentando nuestras acciones y reflexiones.

 

Los escenarios sociales y políticos han cambiado intensamente generando una comprensión nueva del espacio público. La globalización, el mundo digital, los movimientos sociales "sin rostro" (chalecos amarillos en Francia, por ejemplo), la fatiga civil y política que llega hasta el hastío a las sociedades civiles, la desafección por la política y los políticos, la propia mercantilización de la sociedad o la falta de liderazgos sociales y eclesiales marcan una concepción de la vida pública diversa, compleja y enmarañada. Esta situación se ha visto acelerada e intensificada por la pandemia del COVID19 que ha alterado la vida pública.

 

Especial relevo está teniendo en los últimos años el ascenso de los llamados "populismos", de diversas orientaciones, que parecen anunciar una decadencia de los modelos políticos tradicionales y los cauces democráticos. Parece que estamos viviendo en unas democráticas sin “fundamentos axiológicos” que la hacen pendular entre una “política no democrática” (erosión de los procesos formales y falta de participación) y una “democracia sin política” (orientación al bien común) de un marcado carácter individualista. Como señala el Papa Francisco “el desprecio de los débiles puede esconderse en formas populistas, que los utilizan demagógicamente para sus fines, o en formas liberales al servicio de los intereses económicos de los poderosos. En ambos casos se advierte la dificultad para pensar un mundo abierto que tenga lugar para todos,

 

El espacio público se complejiza y el bien común, que no entra a formar parte de las nuevas tablas de la ley, como afirmaba hace años Petrella, se constituye en una necesidad para orientar la convivencia. El individualismo creciente y los vínculos líquidos que conforman nuestra convivencia requiere un esfuerzo intenso y constante para la regeneración de la vida pública. Esta es una vez una tarea de “reconstrucción” de nuevos escenarios de presencia y, por otro de “moralización”, en el sentido de generar deliberación ética sobre los fines de la sociedad. Construir sociedad civil y participar en la vida pública para orientar la convivencia al bien común se constituye en un imperativo para los católicos.

 

En estos momentos de turbación global estamos llamando a construir caminos de reencuentro (FT, 225-254) para asentar nuestras sociedades sobre una “arquitectura de la paz y el encuentro”. La llamada, clara y precisa, de la realidad nos indica el camino de una caridad social y política construida desde la "artesanía del diálogo público" para que "seamos capaces de reaccionar con un nuevo sueño de fraternidad y de amistad social que no se quede" en las palabras ”(FT, 6).

 

2. LA (S) «NUEVA (S) ESFERA (S) PÚBLICA (S)»

Las nuevas condiciones sociales muestran complejidad y pluralidad de espacios, iniciativas y escenarios de participación. La vida pública está conformada por espacios y procesos de comunicación y acción que son sociales abiertos, interdependientes y políticamente relevantes. O, dicho de otra manera, la vida pública está edificada por espacios discursivos, deliberativos y prácticos construidos desde la argumentación pública entre personas, grupos o instituciones plurales en torno a construir e influir en el “bien común –esto es, el conjunto de condiciones de la vida social que hacen posible a las asociaciones ya cada uno de sus miembros el logro más pleno y más fácil de la propia perfección ”(GS 26).

 

Estos espacios discursivos están atravesados, y esto es una novedad ingente, por el mundo digital que producen oportunidades de inmediatez, penetración y extensión. Desde otro punto de vista, este mundo digital, puede carecer de profundidad, tiempo y vinculación personal. Tal como señalaban nuestros obispos “La inmediata parece haber apoderado de la vida pública” (Iglesia servidora de los pobres, 17) y esta característica impide su consolidación, consistencia y permanencia. La esfera digital ha cobrado un relieve básico en la crisis del coronavirus. El teletrabajo, la educación on-line, los encuentros con familiares aislados, las prácticas sacramentales han estado mediados por la irrupción sin precedentes de la esfera digital.

 

La deliberación pública, las prácticas de “amistad social y caridad política” (FT) han emigrado de las plazas de las ciudades, de los salones de actos y aulas de encuentro a las pantallas de nuestros ordenadores. Esta situación ha modulado, y lo seguirá haciendo en el futuro, el espacio público de nuestras demócratas. Nos queda un camino inmenso de aprendizaje para que la mediación digital se convierta en un instrumento eficiente y no acabe siendo un fin en sí mismo.

 

Desde estas aproximaciones, unas entre tantas, se desprenden algunas consideraciones esenciales:

 

La vida pública está atravesada por la pluralidad y es una condición sine qua non de su existencia. La regeneración de la vida pública requiere y se constituye desde una presencia plural. Tal como nos anima el papa Francisco debemos buscar la armonía en la diferencia: “De este modo, se hace posible desarrollar una comunión en las diferencias, que sólo pueden facilitar esas grandes personas que se animan a ir más allá de la superficie conflictiva y miran a los demás en su dignidad más profunda. Por eso hace falta postular un principio que es indispensable para construir la amistad social: la unidad es superior al conflicto. La solidaridad, entendida en su sentido más hondo y desafiante, se convierte así en un modo de hacer la historia, en un ámbito viviente donde los conflictos,

La vida pública se constituye desde el diálogo y para el diálogo. “La Iglesia debe ir hacia el diálogo con el mundo en que le toca vivir. La Iglesia se hace palabra; la Iglesia se hace mensaje; la Iglesia se hace coloquio ”(ES 34). Dicha actitud estructural para la vida pública no va reñida con la presencia de convicciones profundas nacidas de la “caridad en la verdad”. La que subyace al diálogo es la posibilidad de crear marcos de confianza dinámica que genere reciprocidad independientemente de lo lejos que estemos en las interpretaciones y propuestas. Como decía el papa Francisco en el mensaje del día de la Paz de 2019: “se llega a una confianza dinámica, que significa“ yo confío en ti y creo contigo ”en la posibilidad de trabajar juntos por el bien común. La política favorece la paz si se realiza, por lo tanto, reconociendo los carismas y las capacidades de cada persona. ¿Hay acaso algo más bello que una mano tendida? Esta ha sido querida por Dios para dar y recibir. Dios no la ha querido para que mate (cf. Gn 4,1ss) o haga sufrir, sino para que cuide y ayude a vivir. Junto con el corazón y la mente, también la mano puede hacerse un instrumento de diálogo »1.

La presencia en la vida pública debe alejarse del imperativo del instante y de la tentación de poder. La vida pública, como diría Arendt, está abierta al milagro de la natalidad de procesos novedosos muchas veces no pretendidos directamente. En palabras de Francisco: “uno de los pecados que a veces se advierten en la actividad sociopolítica consiste en privilegiar los espacios de poder en el lugar de los tiempos de los procesos. Darle prioridad al espacio lleva a enloquecerse para tener todo resuelto en el presente, para intentar tomar posesión de todos los espacios de poder y autoafirmación. Es cristalizar los procesos y pretender detenerlos. Darle prioridad al tiempo es ocuparse de iniciar procesos más que de poseer espacios ”(EG 223).

En la regeneración de la vida pública es esencial el protagonismo de la sociedad civil con su entramado de funciones, instituciones y claves participativas. La nueva esfera pública, con la determinación de construir sociedad y orientar éticamente, deberá estar anclada en la dinámica de la sociedad civil. La necesaria articulación “hacia dentro” entre todas las asociaciones y agrupaciones sociales para conformar un espacio de participación libre y constructiva, y el potencial relacional “hacía fuera” para buscar dinámicas de relación entre el Mercado, el Estado y la misma sociedad civil. La vida pública demanda una sociedad relacional (Donati) que articule escenarios diversos, lógicas de funcionamiento diferentes y numerosas multas. El protagonismo de la sociedad civil se gestará en su dinámica relacional mostrando los diversos dinamismos relacionales que emergen desde la visión del bien común. La sociedad civil se construye desde ”procesos que construyan un pueblo que sabe recoger las diferencias” (FT, 217).

3. RELIGIONES EN PÚBLICO

En la actualidad tenemos que pensar cuál es el papel de las religiones, y en nuestro caso la Iglesia católica, en la vida pública. Hay una corriente de pensamiento que indicaría que las religiones solo pueden tener campo de influencia en el ámbito privado. Fuera del ámbito íntimo o de la privacidad las religiones deberían guardar silencio. Es decir, las religiones no tendrían un papel legítimo en la vida pública. Este pensamiento ha calado muchas ideologías en un extremo y en el otro del espectro político. De hecho, hoy en día el debate sobre la libertad religiosa sigue siendo de plena actualidad en el mundo y en nuestro entorno. La libertad religiosa sigue siendo “un tesoro escondido en vasijas de barro” en el mundo global. El compromiso por las libertades públicas, que debe ser constante y sin pausa,

 

Sin embargo; “La religión cristiana y las otras religiones pueden contribuir al desarrollo solamente si Dios tiene un lugar en la esfera pública, con referencia específica a la dimensión cultural, social, económica y, en particular, política. La doctrina social de la Iglesia ha nacido para reivindicar esa «carta de ciudadanía» de la religión cristiana ”(CV 56). Parte de la regeneración de la vida pública pasará por preguntarse por el papel y tipo de presencia de las religiones en el espacio público. Como dice Díaz-Salazar “es necesario plantear un debate público sobre búsquedas son las condiciones para la intervención de las religiones y las comunidades religiosas en la esfera con el fin de preservar la laicidad del estado,

 

Las religiones, como instancia organizada de la sociedad civil, reclaman un espacio en el ágora pública. De esta manera las religiones se unen a las críticas clásicas que existen sobre la erosión de la esfera pública. Críticas clásicas cívicas que se oponen a la reducción de lo público a la esfera gubernamental. Críticas provenientes de los comunitarismos que denuncian el ascenso del individualismo utilitarista y críticas provenientes del mundo feminista que se oponen a un mundo dual donde lo político-público se juega a espaldas de lo personal-privado. El lema lo “personal es político” adquiere mucha relevancia en este contexto. Las religiones públicas asumen estas críticas planteando una esfera pública enriquecida por las tradiciones religiosas, (como argumentan pensadores tan diversos como Taylor, Casanova, Habermas, Vattimo) que ayuden a revitalizar y activar la "fatiga civil" que nos acompaña en las demócratas representativas. Pero cuándo es legítimo que una religión entre en el debate público. La esfera pública no es el espacio para instituir dogmas o discutir sobre prácticas y rituales religiosos. Podemos señalar, al menos, tres instancias esenciales:

 

Cuando la religión entra en la esfera pública para defender no solo su libertad sino todas las libertades y derechos modernos, y el propio derecho de una sociedad civil democrática a existir en contra de un Estado absolutista y autoritario.

Cuando las religiones entran en la esfera pública para cuestionar la absoluta autonomía legal de las esferas seculares sin tener en cuenta ninguna dimensión moral o ética.

Cuando entra en la esfera pública para proteger el mundo de la vida de la penetración del Estado o el mercado.

En este sentido, la religión pública o la religión en el ámbito público se muestra como un proceso necesario de repolitización de las esferas privadas, religiosas y morales, y de renormativización de las esferas públicas, políticas y económicas.

 

Como señala el Papa Francisco “la Iglesia respeta la autonomía de la política, no relega su propia misión al ámbito de lo privado. Al contrario, no puede ni debe quedarse al margen en la construcción de un mundo mejor ni dejar de despertar las fuerzas espirituales que fecunden toda la vida en sociedad ”(FT, 276). No se trata solo de justificar la igualdad entre todas las personas, sino de fundar la hermandad (FT, 272), la fraternidad universal, y para este cometido las tradiciones religiosas, y en concreto el cristianismo, son básicas.

 

4. ESCENARIOS PARA LA VIDA PÚBLICA

“La participación no puede ser delimitada o restringida a algún contenido particular de la vida social, dada su importancia para el crecimiento, sobre todo humano, en ámbitos como el mundo del trabajo y de las actividades económicas en sus dinámicas internas, la información y la cultura y, muy especialmente, la vida social y política hasta los niveles más altos, como son aquellos de los que dependen la colaboración de todos los pueblos en la edificación de una comunidad internacional solidaria ”(CDSI 189). Todos los ámbitos y todos los niveles son requeridos para poder afrontar el reto de la vida pública orientada al bien común.

 

El documento “Los católicos en la vida pública” indica como los católicos estamos convocados a una «doble forma de presencia» (CVP 110, 111,112) en la vida pública: de forma individual y de manera asociada.

 

Aunque no sea fácil, en el contexto actual, diferenciar lo público de lo privado de manera nítida es importante, en este continuum que es la vida, observar la densidad e implicaciones que tiene esta doble presencia. Como nos decían los Obispos “no es fácil distinguir el ámbito puramente privado del público en la vida de cada persona. Es importante tomar conciencia de ello. Nuestro comportamiento individual tiene repercusiones sociales que van más allá de nuestras previsiones. Ser conscientes de ello debe llevarnos a todos a inspirar los comportamientos personales, familiares y profesionales en los criterios morales que rigen la vida social del cristiano ”(CVP 112).

 

En nuestros días cobra especial relevancia en el ámbito de la ecología integral porque «en la medida en que todos generamos pequeños daños ecológicos, estamos llamados a reconocer nuestra contribución - pequeña o grande - a la desfiguración y destrucción de la creación» (LS 8) . Esta primera clasificación debe ayudarnos a reconfigurar el papel que tenemos como católicos. La vida personal es condición necesaria, aunque no suficiente, para la regeneración de la vida pública y como católicos le debemos prestar en estos momentos de interdependencia global. Los Obispos en el documento mencionado nos invitaban, desde el punto de vista personal, a una atención especial al desarrollo de la vida profesional y a la participación responsable del voto (CVP 113-124).

 

La economía genera exclusión (EG 53) cuando se práctica desde un horizonte meramente crematístico y competitivo. La necesidad de personas dedicadas a una economía al servicio de las personas es de una importancia notable en la actualidad. Por lo tanto, en nuestros días debemos repensar todas aquellas acciones personales que implican el desarrollo del bien común: honestidad fiscal, participación directa o indirecta en la corrupción, consumo responsable, finanzas éticas, discriminación positiva hacia empresas sociales, ejercicio responsable profesional y familiar, etc.

 

La vida asociada es el otro gran ámbito de participación en la vida pública. De hecho, la presencia de los cristianos en la vida pública toma una figura asociada. Ahora bien; la vida asociativa, tal como antes mencionábamos, precisa un despliegue plural con respecto a la identidad (confesionales, de inspiración cristiana, civiles), al campo de presencia (cultural, social, político, económico, etc.), al modo asociativo (asociaciones , fundaciones, instituciones públicas, cooperativas, etc.) y los modos de funcionamiento. La vida pública cobra una especial complejidad que hay que acogerla desde el discernimiento personal y comunitario como modo de «estar en el mundo». La reflexión y el discernimiento serán una tarea común con especial protagonismo de los laicos en la Iglesia que por vocación están llamados a la presencia activa en el mundo. Para este ejercicio de continuo discernimiento es esencial el papel cultural y educativo de la Iglesia católica. La capacidad para generar narrativas y reflexiones sociales y políticas en clave educativa será una clave esencial de futuro.

 

A modo de criterios básicos de este discernimiento es clave prestan atención a los siguientes ámbitos:

 

No podemos declinar nuestro esfuerzo por una sociedad en clave de derechos humanos. «Porque la garantía de los derechos de la persona es condición necesaria para que los ciudadanos, como individuos o como miembros de asociaciones, puedan participar activamente en la vida y en el gobierno de la cosa pública» (GS73). El primer mandato es cuidar y reconstruir las garantías de los derechos humanos básicos para poder construir esfera pública. La dimensión social de la Iglesias y, en especial, de la Iglesia católica debe ser un instrumento esencial en esta clave de defensa de los derechos humanos.

La vida pública deberá atender con especial intensidad a los llamados «bienes comunes» como gramática esencial de la solidaridad relacional. Los bienes comunes en un mundo privatizado e individualizado exigen pensar la realidad desde otras claves que ensalcen la dignidad de las personas, el bien común y el destino universal de los bienes.

La regeneración de la vida pública exigirá ponderar con especial intensidad la organización social de la responsabilidad. Más allá de un dramatismo excesivo o una irresponsabilidad manifiesta debemos pensar el nuevo escenario de la responsabilidad. Que deberá hacerse cargo del futuro y de la complejidad social. No debemos caer en un estado de condena permanente de la desmoralización de mundo porque acabaremos nosotros desmoralizados, en el sentido de falta de tono vital.

No es posible pensar lo local sin un horizonte global. «Todo está conectado» (LS 16) y la esfera pública deberá estar abierta a esta globalidad del mundo. «El desarrollo integral de los pueblos y la colaboración internacional exigen el establecimiento de un grado superior de ordenamiento internacional de tipo subsidiario para el gobierno de la globalización, que se lleve a cabo finalmente un orden social conforme al orden moral, así como esa relación entre esfera moral y social, entre política y mundo económico y civil, ya previsto en el Estatuto de las Naciones Unidas »(CV 67).

Y, por último, la presencia de las personas más débiles debe ser una prioridad en perspectiva cristiana. La opción preferencial por los pobres como «forma especial de primacía en el ejercicio de la caridad cristiana, del cual da testimonio toda la tradición de la Iglesia. Se refiere a la vida de cada cristiano, en cuanto imitador de la vida de Cristo, pero se aplica igualmente a nuestras responsabilidades sociales y, consecuentemente, a nuestro modo de vivir ya las decisiones que se deben tomar coherentemente sobre la propiedad y el uso de los bienes «(SRS 42). La vida pública «desde esta perspectiva, se hace imprescindible la exigencia de favorecer la participación, sobre todo, de los más débiles, (…) es necesario, además, un fuerte empeño moral,

5. CONCLUSIÓN

Frente a una realidad imprevisible, incierta y compleja la regeneración de la vida pública requiere construcción de espacios y orientación al bien común. La implicación de los católicos desde la pluralidad y diversidad es esencial para una Iglesia que pretende iniciar procesos desde el diálogo y no poder, simplemente, ocupar espacios de influencia.

 

Es tiempo de repensar el papel de las religiones, en especial de la Iglesia católica, como institución de la sociedad civil en momentos que debería vehicular un especial protagonismo frente a colonizaciones económicas e intromisiones de las administraciones públicas.

 

Los escenarios son múltiples y globales y se hace difícil hacer una caracterización estática y totalizante porque las fronteras entre la vida pública y privada son cada vez más porosas en un mundo interconectado. La digitalización del mundo impone unas nuevas formas que están preñadas de esperanzas y amenazas al mismo tiempo y que son necesarias habitar para poder evangelizar.

 

Tenemos que recrearnos como sociedad, reencontrarnos como pueblo y repensarnos como Iglesia en un mundo incierto y desconcertante. El llamado es global e integral porque “el dolor, la incertidumbre, el temor y la conciencia de los propios límites que despertó la pandemia, hacen resonar el llamado a repensar nuestros estilos de vida, nuestras relaciones, la organización de nuestras sociedades y sobre todo el sentido de nuestra existencia ”(FT, 33).

 

ANEXO

La (s) "nueva (s) esfera (s) pública (s)"

 

• Sobre la Pluralidad de la Vida pública

¿Cómo vivimos la pluralidad? ¿Qué significa encontrase con “el diferente y lo diferente” para construir bien común? ¿Qué significado tienen entre nosotros el concepto de “amistad social” (EG 228) que propone el papa Francisco? ¿Qué mecanismos para poder construir “unidad” desde las tensiones, el conflicto o la ruptura existen o debemos intentar?

 

• Sobre el diálogo

¿Qué significa dialogar cuando siento que mis convicciones, posiciones, posesiones e intereses están siendo alterados, criticados o vulnerados? ¿Qué significa dialogar desde las convicciones sin que ello suponga monólogos en público? ¿Qué renuncias caben en los procesos de diálogo? ¿Qué tipo de argumentación es necesario para dialogar con personas de otros ámbitos confesionales y no creyentes? ¿Qué significa argumentar desde nuestra identidad para ponerla en diálogo? ¿Interactuar en las “redes sociales” es dialogar?

 

• Sobre los procesos

¿En nuestro contexto actual qué significado tiene alentar “procesos y no ocupar espacios”? ¿Estamos preparados desde la política, las religiones la vida social y económica a renunciar a ocupar espacios? ¿En el tiempo de la aceleración, lo inmediato y el instante cómo legitimar una vida pública capaz de construir desde el largo plazo? ¿Qué aportan o dificultan las “redes sociales” a la construcción de procesos?

 

• Sobre la sociedad civil

¿Qué significado tiene la prioridad de la sociedad civil en la regeneración de la vida pública? ¿Protagonismo de la sociedad civil significa protagonismo del mercado? ¿Qué entendemos por sociedad civil? ¿Están los pobres y excluidos representados en y por la sociedad civil? ¿Las Iglesias qué papel juegan en la sociedad civil?

 

Religiones en público

 

¿Qué significa qué “Dios tenga un espacio en la esfera pública”? ¿Qué ocurre y cómo lo viven los no creyentes? ¿Qué Dios, o bajo que confesión, tienen que estar en la vida pública? ¿Cómo defender la presencia de las confesiones en público (laicidad positiva) con la defensa de los no creyentes (laicidad negativa)? ¿Qué creéis que aportan las religiones al ámbito de lo público? ¿Qué aprenden las religiones cuando participa en el ámbito público? ¿Podemos aportar ejemplos concretos de enriquecimiento recíproco entre religiones e instituciones y personas no creyentes? ¿Estás de acuerdo con la siguiente afirmación: “la esfera pública no es el espacio para instituir dogmas o discutir sobre prácticas y rituales religiosos”?

 

Escenarios para la vida pública

 

• Vida personal

¿A qué estoy llamado en mi vida personal? ¿Cómo compatibilizar profesión y bien común?

¿Es la responsabilidad personal un primer itinerario de mi responsabilidad pública? ¿Cómo

interpretar en este contexto “lo personal es político”? ¿Nuestras acciones y actitudes

personales que repercusión pública tienen? ¿En qué espacios privilegiados estamos

¿Llamadas a mostrar nuestro compromiso personal como construcción del bien común?

 

• Vida asociativa

¿Cómo articular la presencia de los cristianos en asociaciones no confesionales? ¿Cómo

convivir con personas no creyentes en asociaciones confesionales? ¿Qué ámbito se deben

priorizar en la actualidad: la presencia de creyentes en ámbitos no confesionales o la

constitución de instituciones confesionales? ¿Qué sectores (social, educativo, sanitario,

económico sindical…) son esenciales para la participación de los creyentes en la vida pública?

¿Cómo conjugar identidad de nuestra fe y la relevancia de nuestra acción?

 

• Criterios de discernimiento

¿Qué otros criterios aportarías para regenerar la vida pública? ¿Cómo concretaríamos en

nuestro contexto la defensa de los DDHH? ¿Qué significa que la regeneración de la vida

pública se articule desde la opción preferencial por los pobres? ¿Cómo definiría la prioridad

de lo común en la regeneración de la vida pública?

 

NOTAS

 

Papa Francisco. La buena política está al servicio de la paz.

52 Mensaje de la Jornada Mundial de la Paz (1 de enero de 2019) nº 5.