DON BOSCO

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"BUENOS CRISTIANOS Y HONRADOS CIUDADANOS"

AGENDA 2030

 

 por qué todos fingen creer en los 17 Objetivos de esta fantasía irrealizable

 

Claudia Peiró

 

Infobae, 31 Mar, 2024

 

Suele decirse que los 17 Objetivos del Desarrollo Sostenible (en adelante ODS) de la Agenda 2030 que la Organización de las Naciones Unidas lanzó en 2015 son incuestionables y que nadie podría oponerse a ellos.

 

Puede ser. Lo que también es cierto es que su lectura despierta incredulidad y hasta mueve a ironía. ¿Cómo es que la Asamblea General de la ONU, que en casi 60 años no ha logrado por ejemplo con sus resoluciones que Gran Bretaña entable un diálogo con Argentina por la soberanía de Malvinas, pudo de pronto anunciar que, en menos que canta un gallo (15 años), erradicaría la pobreza y el hambre, y pondría al alcance de todos educación y salud de calidad, agua potable, infraestructura, energía, empleo, etc., etc.? ¡Y todo ello sin afectar el medio ambiente!

 

Esta es la lista de los 17 ODS: erradicación de la pobreza, hambre cero, salud y bienestar, educación de calidad, igualdad de género, agua limpia y saneamiento, energía limpia y no contaminante, trabajo decente y crecimiento económico, industria innovación e infraestructura, reducción de las desigualdades, ciudades y comunidades sostenibles, producción y consumo responsables, acción por el clima, vida submarina, vida de ecosistemas terrestres, paz justicia e instituciones sólidas, alianzas para lograr los objetivos.

 

Como estos 17 ODS se subdividen en 169 metas, Bjorn Lomborg y Jordan Peterson escribieron una columna cuyo título lo dice todo: “Desarrollo Sostenible: hay poca diferencia entre tener 169 objetivos y no tener ninguno”. En criollo: la Agenda 2030 es poco seria.

 

En septiembre de 2015, en coincidencia con el momento en que la ONU presentaba su Agenda, el papa Francisco habló ante la Asamblea de las Naciones Unidas en Nueva York y pidió evitar “toda tentación de caer en un nominalismo declaracionista con efecto tranquilizador en las conciencias”. “Debemos cuidar que nuestras instituciones sean realmente efectivas en la lucha contra todos estos flagelos”, agregaba.

 

Lomborg y Peterson (ambientalista danés e intelectual canadiense, respectivamente) recuerdan por su parte que ya estamos a mitad de camino del 2030 y es evidente que los ODS no se cumplirán.

 

Hay un motivo análogo al que trabó la Ley Ómnibus del gobierno de Milei. En palabras de Lomborg y Peterson, “(en la Agenda 2030) hemos equiparado objetivos fundamentales como la erradicación de la mortalidad infantil y la educación básica con otros bien intencionados pero periféricos, como el fomento del reciclaje y la promoción de estilos de vida en armonía con la naturaleza; si intentamos hacerlo todo a la vez, corremos el riesgo de hacer muy poco, como hemos hecho en los últimos siete años”.

 

Difícilmente alguien crea que los ODS son metas cumplibles en los plazos fijados. Por eso lo sorprendente es que la Agenda 2030 esté en boca de todos: políticos, referentes sociales, económicos, activistas medioambientales -y obviamente también las feministas- parecen creer en ella a pie juntillas.

 

Difícil es también entender la masividad con la cual los políticos compran este paquete llave en mano. Salvo que sea por marketing, porque queda bien o por pereza. Se prefiere un activismo sin mucha brújula, una figuración cómoda, antes que el estudio de los problemas y la búsqueda seria de soluciones.

 

Cabe aclarar que la Organización de las Naciones Unidas no es un gobierno mundial. La Asamblea General (su órgano más democrático porque allí se sientan en pie de igualdad todos los países y cada voto vale lo mismo) tiene poco o nulo poder ejecutivo. Muchas de sus resoluciones son pour la galerie. Como la de Malvinas. El bacalao lo corta el Consejo de Seguridad, en especial sus miembros permanentes con poder de veto que son sólo cinco: Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Rusia y China.

 

Los organismos creados como especializaciones o subdivisiones de la ONU (FAO, OIT, OMS, Unesco; PNUD, etc., etc.) están colonizados por una gran cantidad de “partes interesadas” (o “stakeholders”, según el eufemismo usado para lo que son en realidad: lobbies o fachadas de intereses que no dicen abiertamente su nombre), financiados en su mayoría por las elites que gobiernan al mundo. Esa es la gente que redactó la Agenda 2030, como la propia ONU lo reconoce: “Los grupos principales y otros interesados fueron esenciales para el desarrollo y la adopción de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, al mismo tiempo que trabajaron de manera activa en su aplicación a través de proyectos, iniciativas y actividades de promoción, intercambio de conocimientos y supervisión”.

 

Además, agregan que “los grupos principales y otros interesados suelen trabajar en colaboración con otros sectores, incluidas las autoridades gubernamentales”. A buen entendedor, pocas palabras. Esto último alude al financiamiento condicionado, como presión a las administraciones de ciertos países para influir en sus políticas.

 

Por lo tanto, cuando se escucha “la ONU dice…”, como fuente de autoridad, hay que tener presente que casi siempre se trata de documentos producidos por organismos subsidiarios de Naciones Unidas, que a su vez están influidos por estos grupos interesados. Detrás de una fachada de transparencia, todas las conferencias ONU, sus resoluciones, etc, son en buena medida fruto de operaciones y lobbies cruzados, de stakeholders, que tienen mucha espalda para promover sus objetivos y direccionar al organismo y sus filiales. Y que en muchos casos son agentes de gobiernos; organizaciones para-gubernamentales antes que “no gubernamentales”.

 

Recientemente, la Fundación NEOS, que preside Jaime Mayor Oreja, ex ministro del Interior de España, hizo un análisis crítico de los 17 ODS y las 197 metas de la Agenda 2030, que pone de relieve aspectos que en una primera lectura pueden pasar inadvertidos.

 

“La Agenda 2030 consiste en un caramelo envenenado revestido de una envoltura atractiva y seductora”, dice Mayor Oreja en la presentación del documento. La reacción ante los 17 ODS, señala, se divide entre quienes “han querido destacar las partes positivas de la Agenda” y los que directamente “denunciaban la maldad de la raíz y núcleo de esta propuesta”. El trabajo de NEOS zanja la cuestión señalando que “el propio texto de la Agenda”, en “más de 5 ocasiones” advierte “sobre el carácter integrado e indivisible de los objetivos y las metas de la misma”.

 

Es decir “o se acepta todo el contenido” o se está contra la Agenda. Tómalo o déjalo. No se puede discutir no sólo los 17 ODS sino tampoco el cómo y el cuándo alcanzar estas metas tan loables. Los ODS fijan plazos y acciones para alcanzarlas, y determinan los criterios de evaluación. Como si el camino para la solución de un problema fuese uno solo. Y se decidiera en la ONU.

 

En el discurso ya citado, el propio Francisco advertía contra esta pretensión de imponer un camino único: “La multiplicidad y complejidad de los problemas exige contar con instrumentos técnicos de medida. Esto, empero, comporta un doble peligro: limitarse al ejercicio burocrático de redactar largas enumeraciones de buenos propósitos –metas, objetivos e indicaciones estadísticas–, o creer que una única solución teórica y apriorística dará respuesta a todos los desafíos”.

 

La presentación que hace la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe), una de las 5 comisiones regionales de la ONU, es decir otra de sus sucursales, es clara: “La Agenda 2030 es: universal, pues los beneficios del desarrollo deben ser para todos y es responsabilidad de todos los países su logro; indivisible, ya que insta a abordar los 17 Objetivos en conjunto, evitando fragmentaciones; integral, puesto que conjuga las tres dimensiones del desarrollo económico, social y ambiental; civilizatoria, dado que propone erradicar la pobreza extrema como imperativo ético, poniendo a la dignidad y a la igualdad de las personas en el centro; transformadora, ya que requiere aproximaciones alternativas a la forma habitual de hacer las cosas…”

 

Nótese la pretendida superioridad moral de este programa intocable (ética, civilización, dignidad…). ¿Pero cuál es esa aproximación novedosa y virtuosa a los problemas según Cepal? Respuesta: “La igualdad de género y de derechos está presente en toda la Agenda y el enfoque de múltiples interesados se hace imprescindible para su apropiación e implementación”. Traducción: ideología de género y vía libre a los lobbies. Claro que, entre los “múltiples interesados”, también forman fila los voluntariosos que creen estar bregando por un objetivo loable y en realidad están sirviendo a otros intereses.

 

“En una agenda es tan importante lo que se incluye como lo que se deja afuera -advierte el documento de la Fundación Neos. Por ejemplo, ni el envejecimiento de la población, ni la bajísima fecundidad –que no garantiza el reemplazo generacional y que supone serios problemas sociales– aparecen mencionados. Por el contrario, la salud sexual y reproductiva se presenta como una parte obvia del marco, algo que no se discute, siendo que normalmente es un eufemismo usado por las organizaciones internacionales para la promoción de la anticoncepción y del aborto”.

 

La expresión “salud reproductiva” refleja el antinatalismo en boga: el embarazo es una enfermedad, una epidemia que hay que combatir, la anticoncepción es el remedio y, si no alcanza, el aborto, que ha pasado de ser un recurso extremo -como lo vendían los promotores de su legalización- a una práctica banalizada y hasta propagandizada, en particular mediante el reparto indiscriminado de misoprostol y otras drogas abortivas.

 

Todo esto se promueve en un mundo en el que muchísimos países ya tienen una tasa de natalidad inferior a la “de reemplazo”, es decir, la necesaria para mantener una población estable. En Argentina, la curva de natalidad viene cayendo dramáticamente desde 2014, y no es por casualidad sino por política.

 

El documento de NEOS advierte: “La baja natalidad persistente lleva aparejada, a la larga, empobrecimiento económico, puesto que el capital humano de una sociedad tiende a deteriorarse en cantidad (menos gente) y calidad (la que va quedando, más envejecida en promedio), la mano de obra y los consumidores menguan en número y envejecen, hay un gasto creciente en pensiones y sanidad cubierto con ingresos fiscales de una fuerza laboral mermada y avejentada, etc.”

 

“Que la natalidad no sea considerada vital por la ONU en su Agenda 2030 es una clamorosa omisión que nos hace recelar de la misma (porque) pocas cosas hacen más insostenible a una sociedad humana y dificultan más su desarrollo futuro que su pérdida de población”, agregan.

 

También debería preocupar que estas cosas no estén en la agenda de los políticos.

 

La meta 3.7 del Objetivo 5, es “garantizar el acceso universal a los servicios de salud sexual y reproductiva, incluidos los de planificación familiar, información y educación, y la integración de la salud reproductiva en las estrategias y los programas nacionales”. Es decir, imponer a los países esta política, lo cual es más fácil en los países en desarrollo mediante el condicionamiento de las ayudas y créditos a esta agenda.

 

Como lo demuestra el ODS n° 5 (“Lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas”), la Agenda 2030 es feminista. Parte de la base de que la mujer está en inferioridad de condiciones en todo aspecto y lugar. En palabras de la Fundación Neos, el objetivo 5 “es deudor de la ideología de género: [que] en su vertiente cultural, sostiene una visión del hombre y la mujer como dos realidades enfrentadas en la que el hombre es indefectiblemente un peligro para la mujer”.

 

En cuanto al objetivo 12 -modalidades de consumo y producción sostenibles-, el informe sostiene que se usa lo ambiental “como excusa para imponer políticas limitadoras del desarrollo”, con lo que “se condena a países en desarrollo a que su despegue sea más dificultoso” y “se proscriben ciertas fuentes de energía que podrían ser una manera económica y provisional de pasar de la indigencia al desarrollo”.

 

Los diagnósticos catastrofistas fomentan “una infundada eco-ansiedad en los jóvenes”, sentimiento que ha llegado también a estas orillas; pensemos si no en los activistas veganos que periódicamente irrumpen en la Rural.

 

Aquí interviene el concepto “desarrollo sostenible” o “sustentable”, es decir el que puede mantenerse en el tiempo sin afectar al medio ambiente ni extinguir los recursos; sería el desarrollo que permite satisfacer las necesidades de las actuales generaciones sin poner en riesgo la satisfacción de necesidades futuras. Se postula un uso renovable y no depredador de las riquezas naturales.

 

Suena bonito, pero en la práctica el equilibrio entre justicia presente y futura no es tan sencillo de determinar. Sin mencionar que este concepto puede encerrar una trampa para los países en desarrollo.

 

Bjorn Lomborg denunciaba en otro artículo la “hipocresía” de los países centrales: “Demasiados políticos del mundo rico y defensores del clima olvidan que gran parte del planeta sigue sumido en la pobreza y el hambre. Sin embargo, sustituyen cada vez más su ayuda para el desarrollo por gasto climático. El Banco Mundial (...) ha anunciado que desviará nada menos que el 45% de su financiación hacia el cambio climático. (...) “Esto huele a hipocresía, porque los países ricos obtienen casi cuatro quintas partes de su energía de combustibles fósiles, debido a la falta de fiabilidad y a los problemas de almacenamiento de la energía solar y eólica. Sin embargo, fustigan con arrogancia a los países pobres por aspirar a lograr un mayor acceso a la energía y sugieren que estos deberían ‘adelantarse’ de alguna manera a la energía solar y eólica intermitente, con una falta de fiabilidad que el mundo rico no acepta para sus propias necesidades”.

 

Y concluía: “Es fácil tratar el clima como la prioridad cuando tu vida es cómoda. (...) Los países pobres necesitan más acceso a la energía barata y abundante”.

 

Hace poco leí una crítica al ex presidente brasileño Jair Bolsonaro por “negar que el Amazonas es el pulmón del mundo”. Es muy gracioso que quieran convertir en verdad revelada lo que no es más que un intento de relativizar la soberanía de Brasil, Perú, Colombia, Venezuela, Ecuador y Bolivia, entre otros, sobre esa selva. También Lula Da Silva rechazó esta definición, consciente de sus posibles implicancias. “No queremos transformar la Amazonía en un santuario de la humanidad, queremos explotar de la Amazonía aquello que la biodiversidad puede ofrecer”, dijo, en agosto de 2022, frente a parlamentarios europeos.

 

Pareciera como si los países más desarrollados, habiendo agotado ya sus propios “pulmones”, empezaran a mirar a los ajenos con codicia disfrazada de ambientalismo.

 

La consigna sería: haz lo que yo digo pero no lo que yo hice. Ejemplo emblemático es el mítico Bosque de Sherwood, el de Robin Hood, que por poco desaparece. Se extendía de Nottingham a York, y hoy es apenas una manchita en el mapa, convertido en reserva para preservar lo poco que queda de él.

 

Obviamente, no se trata de promover la depredación del Amazonas, pero no corresponde que el discurso de la preservación ambiental -desarrollo sustentable- y demás prescripciones de la ONU sean sólo para los débiles. Como bien dice el informe de la Fundación Neos, “si eres un país poderoso como China puedes incumplir impunemente muchos de los aspectos de la Agenda 2030: sin embargo, si eres un país dependiente de las ayudas internacionales, no tienes alternativa”.

 

Y no se crea que la Argentina está exenta de los efectos de este discurso ambientalista: varias provincias argentinas han vedado o frenado proyectos de explotación minera por estos motivos. Un ejemplo es Chubut, que en 2021 había aprobado la producción de plata y oro y otros minerales en su meseta central, pero a raíz de protestas violentas contra la legislatura terminó vetando la ley y cerrando el camino al desarrollo de una región con gran potencial.

 

“A pesar de sus pretensiones, incluso quienes promueven la Agenda 2030 son conscientes de que muchas de sus metas son inalcanzables”, dice NEOS. La pregunta que se impone es: ¿qué pretende realmente la Agenda 2030?

 

Ésta establece de modo muy detallado, “las actuaciones (a) desarrollar para su efectiva realización, cómo medir su progresiva implementación y la forma en la que se seguirá y observará su cumplimiento”. Es decir que, si bien se la sabe irrealizable, se fijan mecanismos para su aplicación y control. ¿Con qué finalidad?

 

Una agenda ordena prioridades. Entre ellas, no se encuentra la familia por ejemplo, que en ningún momento es mencionada. “La palabra padre no aparece en la Resolución y la palabra madre sólo se emplea para referirse a la ‘madre tierra’”, dice el informe. Además de feminista y ambientalista, la Agenda es antiespecista (la ideología que da origen al veganismo) y de paso panteísta. Como dice Chesterton, cuando se deja de creer en Dios, se cree en cualquier cosa…

 

En el punto titulado “La visión antropológica de la Agenda 2030″, la fundación denuncia la promoción de “un sometimiento de toda la humanidad al bien superior de la “madre tierra”. “Toda forma de vida debe ser aceptada, promovida, protegida en pie de igualdad o, incluso, insinuando un lugar inferior para la humanidad”, agrega.

 

Para el antiespecismo, no existe diferencia entre el humano y el animal en materia de derechos; los animales tienen “conciencia”, aseguran. No se trata de respeto ni de la protección de los animales, sino de la degradación de la condición humana.

 

Otros rasgos de la antropología de la Agenda que enumera el documento son:

 

-el individualismo (el ser humano como “un ser asocial, como un individuo solitario”;

-el intervencionismo, que “nace de la desconfianza en la libertad humana: el hombre debe ser dirigido a su destino por unas élites (...)”;

-el totalitarismo, “todo aspecto de la vida de las personas tiene que estar bajo control para garantizar que se avanza por el camino correcto”;

-el globalismo, pues el dirigismo “exige eliminar las cortapisas al control global de la población”, en primer lugar, “las soberanías nacionales”;

-el ecologismo/ climatismo, “el ser humano es un componente más de nuestro medio; en ningún caso, superior a otros”.

 

Una “agenda” es además un imperativo, un programa. La Agenda 2030 es impuesta como verdad revelada a todos los países. Sus objetivos no se cumplirán, pero sirven para crear una red de influencia y control sobre las políticas gubernamentales y, más todavía, sobre el pensamiento y el discurso público referido a estas temáticas.

 

“En la implementación no son sólo los países los que están involucrados -explica el documento-. Cada vez tienen más peso los llamados stakeholders (partes interesadas) que, en teoría, son exponentes de la sociedad civil con capacidad de influencia en la ONU”. “El tema -advierten- es que no cualquiera tiene esta capacidad. En realidad, los únicos que pueden acceder a la categoría de stakeholder son organizaciones y fundaciones con muchísimo dinero. Los multimillonarios pueden así, gracias a la Agenda 2030, imponer sus preferencias sobre las naciones soberanas”.

 

La Agenda 2030, dice Neos, “no distingue entre Estados de Derecho, tiranías o regímenes que conculcan los derechos humanos”, pese a que, “por ejemplo, para acabar con el hambre en Corea del Norte no hay que cambiar el tipo de cultivo ni apostar por la agricultura biodinámica, sino empezar por derrocar la tiranía comunista”.

 

La aplicación de la Agenda 2030 en Iberoamérica se realiza a través del Foro de los Países de América Latina y el Caribe sobre el Desarrollo Sostenible, “una estructura de implementación y control permanente que socava la soberanía y los procesos democráticos de los países de la región”, subraya el documento.

 

Poco después de la creación de ese Foro (2016), en Argentina, un decreto presidencial estableció que “en atención a lo aprobado por la Asamblea General de la ONU”, era “necesario designar un organismo encargado de coordinar las acciones necesarias para su efectivo cumplimiento (de la Agenda 2030)” y la elección recayó sobre el “Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales” que hoy depende del Ministerio de Capital Humano.

 

El decreto, firmado por Mauricio Macri, Marcos Peña y Carolina Stanley, invitaba a las provincias y municipios, “así como a las Organizaciones de la Sociedad Civil y del sector privado, con competencias y/o intereses en la materia, en pos del cumplimiento de los compromisos internacionales asumidos”.

 

En un video institucional, la Auditoría General de la Nación explicó que “cada uno de los planes y proyectos de gobierno deben ser referidos, modificados, adaptados o reinterpretados a uno o varios de los diecisiete ODS”. O sea, una aceptación sin objeciones ni reservas. La Argentina ya presentó dos informes a la ONU sobre cómo estamos aplicando los ODS.

 

La Auditoría General de la Nación presenta la Agenda 2030

“La implementación de la Agenda 2030 busca, en esta etapa, un arraigo tal en la cultura local que asegure que el compromiso con ella se cumplirá aunque cambien los gobiernos”, dice el informe de la fundación de Mayor Oreja. En la Argentina nos encontramos en uno de esos momentos de recambio administrativo. Todavía es pronto para saber si el camino será de continuidad o de cambio en esta materia.

 

Decía el documento de NEOS: “No se trata de no querer reducir el hambre o la pobreza, sino de denunciar el engaño de que ése sea el principal objetivo de la Agenda 2030. Hay que ser claros en afirmar que existen formas mucho mejores de lograr aquellos objetivos formalmente buenos que propone la Agenda 2030, pero sin tener que ser víctimas del contrabando ideológico”.

 

En ese mismo sentido, Bjorn Lomborg y Jordan Peterson hacían algunas propuestas razonables y concretas, por ejemplo: “El hambre golpea con más fuerza en los primeros mil días de la vida de un niño, desde la concepción y durante los dos años siguientes. Podemos suministrar eficazmente nutrientes esenciales a las madres embarazadas. El suministro diario de un suplemento multivitamínico/mineral cuesta poco más de 2 dólares por embarazo”.

 

Y preguntaban con toda lógica: “¿Por qué no tomamos primero este camino?” No sin indulgencia, respondían: “Porque al intentar complacer a todo el mundo, gastamos un poco en todo, ignorando esencialmente las soluciones más eficaces”.

 

El documento de NEOS concluía: “Estos objetivos (de la Agenda 2030) se pueden lograr desde el respeto por la dignidad de las personas, las soberanías nacionales y las tradiciones religiosas, incorporando todos los elementos constitutivos de la persona humana, tanto interiores como relativas a su vida en sociedad, empezando por la familia”.

 

“Por lo tanto -remataba-, paradójicamente, si se quiere lograr todo lo que la Agenda 2030 dice ansiar conseguir, hoy por hoy, lo más prudente es oponerse a ella”.

EL DÍA DEL NIÑO POR NACER


 para reflexionar sobre el valor de la vida en gestación

 

25 DE MARZO, 2024 BUENOS AIRES (AICA)

 

El Día del Niño por Nacer se celebra cada 25 de marzo, desde hace más de tres décadas, en coincidencia con la fiesta litúrgica de la Anunciación a la Santísima Virgen María.

 

Esta efemérides tan popular en Latinoamérica tiene como principal objetivo reflexionar sobre el valor supremo de la vida humana desde la formación del embrión en el vientre materno.

 

La fecha se recuerda con declaraciones, reflexiones pastorales y marchas, para manifestar públicamente que "toda vida vale".

 

Declaración del Cevilaf

Por su parte, el Secretariado Nacional para la Pastoral del Cuidado de la Vida Naciente y la Niñez de la Comisión Episcopal para la Vida, los Laicos y la Familia (Cevilaf), se une al Día del Niño por Nacer, “para conmemorar, promover y defender la vida humana desde que fue concebida en el vientre de la madre”.

 

El organismo episcopal destaca que en función de “la firmeza de los principios de la ciencia y, sobre todo, en el testimonio que estamos llamados a dar como cristianos, somos anunciadores gozosos del valor de la vida desde la concepción", y sostiene: "Toda vida es única, y especialmente la que crece en el seno materno, la que se debe cuidar con especial atención”.

 

Marcha por la Vida

En conmemoración del Día del Niño por Nacer, que se celebra el 25 de marzo, un gran número de personas se movilizó en la Ciudad de Buenos Aires el sábado 23 por la tarde, con un recorrido con clima festivo desde Plaza Italia hasta la Plaza Rubén Darío, frente a la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, para pedir por la defensa “de las dos vidas".

 

El mismo escenario se replicó en el interior, donde centenares de manifestantes marcharon en las capitales de provincias como Mendoza, Córdoba, Tucumán, Tierra del Fuego, entre otras, por la misma causa.

 

La concentración en Buenos Aires había sido convocada días atrás por organizaciones provida. Con carteles y pancartas que solicitaban la derogación de la ley del aborto legal, seguro y gratuito, y varias banderas argentinas, los participantes lucían prendas de color celeste y pañuelos del mismo color, característico del movimiento. También portaron miniaturas de bebés y fetos, tal como se vio en marchas pasadas.

 

Los manifestantes llegaron hasta un gran escenario montado frente a la Facultad de Derecho de la UBA, donde distintos oradores recitaron sus discursos ante el vitoreo de la gente. Entre ellos, estuvo el padre Fabián Barrera, quien bendijo a las embarazadas y demás madres presentes. “Esto no es una lucha solo de la Iglesia Católica, sino también la de todos aquellos que, aun sin ser creyentes pero dejados guiar por su recta conciencia, defienden el don de la vida; y la Argentina es un país que ama la vida”, expresó.

 

Desde el escenario se leyeron, además, las estadísticas de los últimos años: 73.487 abortos en 2021 y 96.666 en 2022. “Estas solo son las cifras que aportó el sistema público, no tenemos la información de los servicios privados, algo que no me quiero ni imaginar”, explicó uno de los organizadores.

 

Entre los participantes de la jornada, estuvo el secretario de Niñez y Familia del Ministerio de Capital Humano, Pablo de la Torre, quien compartió una foto del encuentro en su cuenta de X y aseguró: “Vamos a seguir peleando para que deroguen la ley del aborto, que es espantosa, injusta e inconstitucional. Vine a esta marcha por los que ya no están y los que no se pueden defender”.

 

De la movilización también participaron la subsecretaria de Políticas Familiares, Ana Belén Mármora, y el diputado nacional Santiago Santurio, entre otros funcionarios y políticos.

 

La jornada concluyó con el reclamo y la esperanza de que la ley del aborto sea derogada lo antes posible.

 

Tanto el presidente Javier Milei como la vicepresidente, Victoria Villarruel, compartieron su posición al respecto. El jefe de Estado calificó al aborto como “un asesinato agravado por el vínculo” y pidió que los que piensen lo contrario “agradezcan a sus madres” por no haber sostenido las mismas ideas. Villarruel, en tanto, aseguró que “terminar con la vida de un ser humano no es un derecho”. Ambos compartieron la misma imagen, que da cuenta de la cantidad de abortos realizados en el último tiempo y los compararon con la cantidad de habitantes de la provincia de Tierra del Fuego.

 

Declaración de los evangélicos de ACIERA

La Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina (Aciera) cree que la conmemoración del Día del Niño por Nacer, brinda "una oportunidad invaluable para reflexionar sobre el valor supremo de la vida en gestación".

 

"En un mundo que a menudo se encuentra inmerso en debates éticos y políticos sobre el tema del aborto y los derechos reproductivos, esta conmemoración nos invita a detenernos y contemplar la belleza y lo sagrado de cada vida que está comenzando su camino en el útero materno", sostiene el organismo en una declaración.

 

"La conmemoración de este día también nos invita a reflexionar sobre la responsabilidad que tenemos como sociedad para proteger y promover el derecho a la vida de todos los seres humanos, especialmente de aquellos que son más vulnerables y necesitan de nuestra protección. Esto implica no solo garantizar un entorno seguro y saludable para las madres y los niños por nacer, sino también brindar el apoyo y los recursos necesarios para que cada embarazo sea recibido con amor y cuidado", se explica.

 

Al celebrar el Día del Niño por Nacer, Aciera reafirma su compromiso con "la defensa de la vida desde su inicio hasta su fin natural. Nos comprometemos a ser voces de aquellos que no pueden hablar, a ser defensores de los derechos de los más indefensos, a trabajar juntos para construir una sociedad que valore y proteja la vida en todas sus etapas y manifestaciones".

 

"En última instancia, al conmemorar el Día del Niño por Nacer, renovamos nuestro compromiso de ser defensores de la vida en todas sus etapas, de seguir el ejemplo de amor y compasión de Cristo, y de trabajar juntos para construir un mundo donde cada vida sea valorada, protegida y celebrada", concluye el mensaje.+

EL CENSO 2022

 

 CONFIRMÓ LA CAIDA DE LA FECUNDIDAD

 

NOTIVIDA, Año XXIV, Nº 1350, 18 de marzo de 2024

 

El 14 de marzo el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) publicó los indicadores de fecundidad elaborados a partir del Censo que se llevó a cabo el 18 de mayo de 2022. El promedio de hijos nacidos vivos por mujer (1,4) coincide con los datos adelantados en Notivida Nº 1349.

 

Destaquemos que los números ofrecidos en el último boletín se corresponden con el Anuario de Estadísticas Vitales del 2022, mientras que el INDEC “difunde la posibilidad que ofrece el Censo 2022 de poner de relieve la fecundidad total o acumulada de las mujeres”.  Por otra parte, mientras que el anuario estadístico consigna una estimación de la población femenina, entre 15 y 49 años, de 11.561.088, el censo ajustó esa proyección a 12.382.860 mujeres. El Censo permite, además, adecuar a la realidad el lugar de residencia de las madres, lo que implica variaciones en la fecundidad por distrito.

 

Recordemos que para que la población se mantenga estable ese indicador debe ser 2,1. Con un promedio de hijos por mujer de 1,4 -que es el que menciona el INDEC- la población va decayendo y sus efectos son cada vez más visibles.

 

El Censo muestra la drástica reducción de la fecundidad adolescente, pero esa fecundidad no depende de la cantidad de embarazos adolescentes, como los medios en general consignan, sino de los nacidos vivos de madres adolescentes. Es decir, si en un año todas las adolescentes que quedan embarazadas abortan la fecundidad es 0.

DISFORIA DE GÉNERO

 

 en el mundo la tendencia es restringir el cambio de sexo en menores pero la Ley argentina sigue siendo ultrapermisiva

 

Claudia Peiró

 

Infobae, 16 Mar, 2024

 

Los llamados inhibidores de pubertad son medicinas que bloquean las hormonas sexuales como la testosterona y el estrógeno, frenando de este modo la aparición de los cambios físicos característicos de esa etapa de transición a la adultez. Detienen la llegada de los períodos menstruales, el crecimiento de los senos o el engrosamiento de la voz y la aparición del vello facial, según el sexo del menor.

 

A partir de ahora, en Gran Bretaña, estos bloqueadores de pubertad solo se prescribirán en el marco de ensayos de investigaciones clínicas.

 

La revisión independiente en la cual se basó la decisión oficial, fue llevada adelante por un equipo dirigido por la doctora Hilary Cass que en febrero de 2022 informó de graves deficiencias en el Servicio de Desarrollo de Identidad y Género de la clínica de Tavistock, en Londres, luego de varias denuncias de afectados y empleados. Como resultado de ello, esa clínica, que era la única en el Reino Unido dedicada a atender a menores con presunta disforia de género, cerrará a finales de marzo.

 

La disforia de género es definida como el sentimiento que tienen ciertas personas de no pertenecer a su sexo de nacimiento y de identificarse con el género opuesto. Un malestar causado por la falta de concordancia entre el sexo biológico y la identidad de género de un individuo.

 

El NHS encargó el informe a la doctora Cass en septiembre de 2020, después de “detectar un marcado incremento del número de pacientes derivados” por los médicos de cabecera por presunta disforia de género, que pasaron de 250 en los años 2011-12 a más de 5.000 en 2021-22.

 

En sustitución de la clínica Tavistock, el NHS abrirá en abril dos nuevos servicios para menores, en Londres y en Liverpool, donde estos casos serán tratados por expertos en neurodiversidad, pediatría y salud mental, con la finalidad de ofrecer una “atención más holística”.

 

Hasta esta decisión los inhibidores de pubertad eran suministrados a “cualquiera que creyera necesitarlos”, según dijo el director nacional del área de transición de género del HNS, John Stewart.

 

El Reino Unido no es el único país que ha dado marcha atrás en esta materia; medidas similares fueron tomadas en Noruega, Suecia y Finlandia. El rasgo común es el haber sido pioneros en favorecer la transición de género, inclusive en niños y adolescentes.

 

Ahora, el fundamento de la marcha atrás es la insuficiente evidencia científica sobre la reversibilidad de estos procedimientos y pocos estudios sobre sus efectos a largo plazo, entre los cuales algunos expertos mencionan posible daño al desarrollo cerebral y a la fertilidad.

 

Por otra parte, es difícil que un menor pueda comprender cabalmente las implicancias de estos tratamientos. Algo que puede suceder también en el caso de un adulto si no se adoptan las suficientes salvaguardas: consulta psicológica, tiempo de espera, etcétera. Los países escandinavos e Inglaterra habían flexibilizado por completo los requisitos para acceder a la transición de género: bastaba la sola palabra de la persona.

 

Estudios recientes les han hecho revisar los protocolos. El documento del Servicio de Salud británico cita la falta de evidencia sobre la seguridad y la eficacia de los bloqueadores de la pubertad como fundamento de su llamado a la prudencia.

 

En junio pasado, las autoridades sanitarias de Noruega anunciaron la revisión de sus pautas y protocolos de “reasignación” o “afirmación” de género en menores de edad, citando también la falta de evidencia científica sobre los efectos de estos tratamientos a largo plazo.

 

Al igual que la Sanidad británica, también el Consejo Noruego de Investigación Sanitaria (NHIB/UKOM) llevó adelante un estudio cuyas conclusiones fueron que los bloqueadores de la pubertad, los tratamientos hormonales y la cirugía para modificar rasgos sexuales en niños y jóvenes no se basan en evidencia suficiente, por lo que las pautas fijadas para estos procesos deben ser revisadas. Hasta ese momento, la transición de género estaba a disposición de los jóvenes de un modo muy flexible, sin necesidad de evaluación psicológica alguna.

 

El informe a partir del cual Noruega cambiará estas políticas sostiene que, contra lo que dicen los promotores de la ideología de género, estas terapias son irreversibles y conllevan riesgos cuya extensión exacta se desconoce por no haber sido lo suficientemente estudiados. Criticaba que no se exigiera una evaluación de la necesidad médica de las terapias e intervenciones de “afirmación de género”.

 

Con el argumento de que hay que despatologizar la disforia de género, se rechaza toda intervención profesional en el proceso. Se parte de afirmaciones que contradicen la biología, es decir, la realidad. Se afirma que el sexo es autopercibido, que depende únicamente de la subjetividad de la persona y no de criterios objetivos. Es independiente de la biología. La realidad es que el sexo de nacimiento es inmodificable; sólo pueden cambiarse los caracteres sexuales externos -la apariencia- y ello al costo de tratamientos que son de por vida o de cirugías irreversibles que en muchos casos implican la esterilización de la persona.

 

En Argentina, se votó en 2012 una Ley de Identidad de Género (26743) extremadamente permisiva, inspirada en estas teorías, pues parte de la definición de identidad de género como “la vivencia interna e individual del género tal como cada persona la siente, la cual puede corresponder o no con el sexo asignado (sic) al momento del nacimiento, incluyendo la vivencia personal del cuerpo”.

 

El sexo no se asigna al nacer, desde ya, sino que es “de nacimiento”. Es inaudito que una ley utilice ese lenguaje acientífico.

 

La norma habilita el derecho de toda persona “al reconocimiento de su identidad de género” -así definida-, a poder desarrollarse y ser tratada como tal y “a ser identificada de ese modo en los instrumentos que acreditan su identidad respecto de el/los nombre/s de pila, imagen y sexo” que en ellos figuren. También aclara que “esto puede involucrar la modificación de la apariencia o la función corporal a través de medios farmacológicos, quirúrgicos o de otra índole, siempre que ello sea libremente escogido”.

 

En el artículo referido a los menores de edad, la ley establece que los trámites de cambio registral de sexo, deben realizarse a través de “sus representantes legales y con expresa conformidad del menor”.

 

Ahora bien, en caso de no consentimiento por parte del adulto a cargo, “se podrá recurrir a la vía sumarísima para que los/as jueces/zas correspondientes resuelvan”, considerando el “interés superior del niño/a de acuerdo con lo estipulado en la Convención sobre los Derechos del Niño y en la Ley 26.061 de protección integral de los derechos de niñas, niños y adolescentes”.

 

En concreto, se deja la puerta abierta para desconocer o contradecir la opinión de los padres.

 

Esto se completa con el artículo 12, que afirma que “deberá respetarse la identidad de género adoptada por las personas, en especial por niñas, niños y adolescentes, que utilicen un nombre de pila distinto al consignado en su documento nacional de identidad”. Y aclara: “A su solo requerimiento, el nombre de pila adoptado deberá ser utilizado para la citación, registro, legajo, llamado y cualquier otra gestión o servicio, tanto en los ámbitos públicos como privados”.

 

Esto es lo que se llama transición social de género. El deseo de un menor es elevado a la categoría de ley y a él deben someterse padres, docentes, profesionales, etc.

 

Por otra parte, pese a la voluntad manifiesta de “despatologizar” la disforia de género, la ley establece que todas las prestaciones médicas destinadas a la transición -bloqueadores, hormonización, cirugías- deben ser incluidas en el Plan Médico Obligatorio.

 

En Noruega, el Consejo de Investigación Sanitaria detectó varias tendencias que encendieron alarmas: el rápido aumento de casos de supuesta disforia de género en adolescentes (especialmente mujeres) y, a la vez, una alta presencia de enfermedades mentales (75%) y de afecciones neurocognitivas, tales como trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), autismo o síndrome de Tourette, en los jóvenes que alegan estar o haber nacido “en el cuerpo equivocado”.

 

En consecuencia, recomendó que las transiciones de género estén sujetas a un escrutinio más rígido en lo concerniente a los criterios de elegibilidad de la persona para acceder a estos tratamientos. Y dispone que estos casos sean tratados en los centros de atención primaria por equipos multidisciplinarios y que las transiciones de género en los menores sean excepcionales, luego de una evaluación rigurosa.

 

También Suecia decidió suspender los tratamientos hormonales en menores, después de mucho tiempo de ser pionera en la materia. Como ahora Noruega, se afirma que estos pedidos de cambio de género suelen ir asociados a otros desórdenes, como déficit de atención, autismo, trastornos de la alimentación, etc. Las autoridades sanitarias suecas dicen que “el incierto estado de conocimiento en la materia incita a la prudencia”.

 

Un dato preocupante fue, como en Noruega, la verificación de un crecimiento exponencial del número de diagnósticos de disforia de género. También allí crece el número de niñas de entre 13 y 17 años que solicitan una “transición” al género masculino. Por este motivo, las autoridades suecas han restringido de modo severo la realización de mastectomías -extirpación de senos- en adolescentes.

 

Finlandia, por su parte, decidió, desde 2021, priorizar la psicoterapia antes que los tratamientos hormonales y desaconsejar las cirugías en menores. Además se dispuso que los bloqueadores de pubertad se usen sólo en aquellos menores que mostraron signos de disforia de género en la primera infancia y que no presenten trastornos mentales concurrentes. Con esto se espera evitar los casos de “contagio”.

 

Resta decir que todos los elementos que causaron preocupación en estos países y motivaron medidas restrictivas o reformas de las normas vigentes están presentes en Argentina. También aquí los casos de disforia de género se han disparado entre los menores -adolescentes en particular- y también aquí la inmensa mayoría de los casos -alrededor del 90 por ciento- atañe a mujeres, lo que habla a las claras de que se trataría de otros trastornos.

 

Lo que falta entre nosotros es la responsabilidad de las autoridades, en particular sanitarias, pero también legislativas, que no sólo no se abocan al tema sino que ni siquiera recaban información confiable.