DON BOSCO

DON BOSCO
"BUENOS CRISTIANOS Y HONRADOS CIUDADANOS"

¿APÓSTOL DE LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA



Por María José García Crespo 

FUENTE: ALETEIA-publicado el 29/04/22


Hay un modo de prepararse para mejorar la sociedad y ser protagonista de este cambio

El Compendio de la doctrina social de la Iglesia y los documentos pontificios posteriores identifican y desarrollan cuatro principios: la dignidad de la persona humana, el bien común, la subsidiariedad y la solidaridad. Son un auténtico tesoro para la Humanidad.


¿Qué pasaría si se aplicase la doctrina social de la Iglesia? ¿Se producirían las injusticas sociales? ¿Existiría la corrupción política o estarían los políticos al servicio de la sociedad? ¿Se pagarían salarios justos? ¿Se practicaría la buena gobernanza en las empresas?


El Papa Francisco nos ha llamado a “apasionarnos de nuevo por la doctrina social. Démosla a conocer. Es un tesoro de la tradición eclesial”.


“Retomemos la Doctrina Social, hagamos que se conozca”

Papa Francisco


Con este propósito ha nacido el programa Magíster en Doctrina Social de la Iglesia. Reflexión y vida. Busca formar apóstoles cristianos para el mundo actual, capaces de integrar fe y vida en los diversos ámbitos de la sociedad nacional e internacional.


Este Máster nace para cubrir una necesidad de formación sólida en la Doctrina Social de la Iglesia. Todos los católicos estamos llamados a la santidad en “nuestra vida ordinaria”, en la vida corriente (San Josemaría) en nuestra vida familiar, social y profesional.

Es necesario profundizar en las temáticas sociales desde la fe y la razón (reflexión) y en su vinculación con realidades concretas (vida).


Cristianizar la sociedad

Existen diferentes formas de participación civil y de liderazgo. Este Máster busca promover esta forma de cristianizar la sociedad, de una manera académica y también aplicada, con casos y testimonios reales y actuales.

De este modo, los participantes podrán adquirir capacidades que les ayuden a desarrollar sus funciones y tareas conforme a los principios y criterios de la Doctrina Social de la Iglesia.


Por este motivo, está dirigido a profesionales de los ámbitos sociales, empresariales, políticos y educativos; igualmente puede enriquecer a sacerdotes, personas consagradas, catequistas y otros agentes pastorales.


Es un curso online en tiempo real y comienza el próximo mes de septiembre. Otorga un título propio español (Universidad Francisco de Vitoria) y un título de postgrado académico chileno (Magíster de la Universidad Finis Terrae) y se encuentra respaldado también por el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum y por la Universidad Anáhuac México y otras instituciones.

Es el único Máster en la materia internacional e interuniversitario. Cuenta con 50 profesores y expertos de 12 centros y universidades, de 10 nacionalidades. Además, los profesores cuentan con experiencia profesional en muchos sectores sociales.


Tras las asignaturas comunes, el alumno puede construir su propia especialización en las áreas que más necesite: familia, bioética, política, desarrollo y responsabilidad social, comunicación, educación, ecología integral (ecología humana, cultural y medioambiental) y otros.

El Magíster formará creyentes instruidos en el tesoro de la doctrina social de la Iglesia que descubrirán las luces y pistas para la evangelización del entorno familiar, profesional y social.

73 MILLONES

 


de abortos al año son un “derecho”


Tommaso Scandroglio


Brújula cotidiana, 25-04-2022

 

 

Para conocer el número de abortos provocados y legales en el mundo, la referencia es el informe de la Organización Mundial de la Salud. Esta cifra fluctúa a lo largo de los años entre 40 y 45 millones. Sin embargo, acaba de publicarse el informe del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) sobre el Estado de la Población Mundial 2022, que este año lleva por título: “Ver lo invisible: intervenir en la crisis desatendida de los embarazos no deseados”. Según este informe, el número de abortos realizados en todo el mundo en los últimos años ha sido, de media, de 73 millones.

 

Hay mucha información en este informe, pero nos gustaría centrarnos en el apartado “Tendencias del aborto”, donde se puede leer lo siguiente: “Aunque la tasa de embarazos no deseados ha disminuido, la tasa mundial de abortos prácticamente no ha variado y se estima en 39 por cada 1.000 mujeres en edad reproductiva durante el período 2015-2019 (Bearak et al., 2020). En todo el mundo, el 29% de los embarazos, tanto intencionados como no intencionados, terminan en aborto [Nota: incluso un embarazo intencionado puede terminar en un aborto voluntario porque, por ejemplo, la mujer descubre en algún momento de la gestación que el feto está enfermo o que los recursos económicos han disminuido]. Esto equivale a una media de 73 millones de abortos al año para el periodo 2015-2019. La tasa de aborto constante, junto con el descenso de la incidencia de los embarazos no deseados, significa que la proporción de embarazos no deseados que acaban en aborto ha aumentado del 51 al 61% desde 1990-1994 (Bearak et al., 2020)”.

 

La UNPA, la agencia de la ONU que está absolutamente a favor del aborto, nos dice que si por un lado el número de embarazos no deseados ha disminuido a lo largo de los años y si, por el otro, el número de abortos se ha mantenido constante a lo largo de los mismos años, esto significa que entre las mujeres que tienen un embarazo no deseado -que disminuye en número a lo largo del tiempo- la opción de abortar se ha generalizado cada vez más, pasando del 51% al 61% en los últimos años. Por el contrario, esto significa que antaño, entre todas las mujeres que tenían un embarazo no deseado, el porcentaje de mujeres que, no obstante, daban a luz a su hijo era mayor que el actual, pasando del 50% en los años 90 al 40% hace unos años. En pocas palabras, cada vez más mujeres deciden abortar.

 

Volvamos al párrafo citado anteriormente, en el que el informe afirma que la tasa mundial de aborto “se estima en 39 por cada 1.000 mujeres en edad reproductiva durante el periodo 2015-2019”. Para que se entienda la magnitud de esta cifra: el Financial Times, a principios de marzo, había estimado la tasa de mortalidad por causa del COVID Omicron en unas 35 muertes por cada 100.000 personas infectadas. Atención: no por cada 100.000 personas sanas, sino por cada 100.000 personas infectadas. La tasa de abortos, en cambio, es de 39 por cada 1.000 mujeres en edad fértil. Por lo tanto, el aborto en humanos es unas 100 veces más letal que el COVID, o mejor dicho, mucho más, porque la cohorte de referencia para el COVID son solo las personas infectadas y porque el cálculo del UNFPA no tiene en cuenta los abortos clandestinos, los criptoabortos provocados por ciertos métodos anticonceptivos y por las píldoras que se venden como anticonceptivos de emergencia pero que también pueden tener efectos abortivos (por no hablar de las muertes provocadas por las prácticas de fecundación artificial).

 

El informe también nos dice que casi un tercio (un tercio) de todos los embarazos acaban en aborto, es decir, casi un tercio de los bebés son asesinados deliberadamente en el vientre materno en todo el mundo (incluyendo los abortos múltiples realizados por la misma mujer). Un número muy elevado de madres -pero el informe no tiene en cuenta, como ya se ha mencionado, las muchas otras madres que abortan pero cuyos abortos escapan a los registros oficiales del censo- deciden, por tanto, acabar con la vida de sus hijos. ¿Qué puede haber en el mundo, a nivel natural, más desconcertante, más escalofriante, más terrible y más monstruoso que el hecho de que una madre, o mejor dicho, que tantas madres levanten la mano contra sus hijos? La primera persona que, por derecho natural, debería tener el deber de proteger a su hijo al máximo, se convierte en la primera persona que realiza el último acto de crueldad hacia su hijo. Ciertamente, la conciencia de muchas de estas madres, aunque no de todas, está anestesiada, plagiada, hipnotizada por la corriente principal, pero el hecho permanece en toda su crudeza. La realidad permanece intacta en su atrocidad.

 

Y finalmente tenemos esa cifra: 73 millones de abortos al año en todo el mundo. La principal causa de muerte en el mundo son las enfermedades cardiovasculares: 18 millones de muertes al año. Le siguen las muertes por cáncer: 10 millones. Si sumamos estas dos causas, llegamos a 28 millones. Ni siquiera la mitad de las muertes por aborto. El aborto provocado es la principal causa de muerte en el mundo. Y mientras que las muertes por enfermedades cardiovasculares y cáncer se deben a causas naturales, la muerte por aborto es intencionada, buscada y, de hecho, es correcto llamar al aborto un asesinato, o, desde un punto de vista legal, un asesinato prenatal. Las personas mueren en el mundo principalmente porque se es asesinado.

 

Y así, aunque parezca una pregunta retórica, hay que preguntarse en qué clase de mundo vivimos. Vivimos en una sociedad global en la que la mayoría de las personas mueren a manos de otros, e incluso son personas que están dando sus primeros pasos en la existencia, son niños. Así que es justo describir esta sociedad global como sanguinaria, cínica, despiadada y suicida. Herodes es realmente el amo del mundo. Pero hay que añadir que esa crueldad no la impone desde arriba un tirano, sino que se ejerce libremente a diario por una base muy amplia. A lo largo de los años, esta base ha sido ciertamente adiestrada por ciertos poderes fuertes para practicar tales crueldades, considerándolas como derechos dramáticos, pero todavía derechos, o incluso como prácticas casi triviales (pensemos en el aborto en píldoras), pero al final el aborto sigue siendo una elección libre de la persona que, en la mayoría de los casos, tendría todas las herramientas para comprender la gravedad de esta elección.

 

Es pues un hecho incuestionable que vivimos inmersos en el mal, endémico, incluso pandémico, omnipresente en nuestras propias existencias, hecho común, extendido, ordenado porque es legítimo y está registrado. Vivimos en un mundo feroz, muy feroz, que canibaliza a sus propios hijos, que hace estragos con ellos, que los destroza literalmente por toneladas con los colmillos de la ley, y nos levantamos cada mañana como si todo esto no existiera. “Ver lo invisible” es el título del informe de la UNFPA: los señores de la ONU se refieren a las mujeres que se encuentran embarazadas sin haber buscado un hijo, pero, por una dramática paradoja, ese título debería referirse ante todo a ese mismo niño. Él es el verdadero invisible, porque los gobiernos, los medios de comunicación, los hombres de la pseudocultura, los lobbies y muchos otros han borrado de la percepción común el largo rastro de sangre de tantos asesinatos con mentiras. Es el verdadero fantasma que, antes de ser borrado de la faz de la tierra por los instrumentos del médico abortista, ya ha sido borrado de nuestra conciencia colectiva, que ignora el océano de sangre en el que navega tranquilamente cada día la barca de la vida de miles de millones de personas.

FONDOS QUE INVIERTEN EN LA FE

 


Leticia Rial


14/04/2022

 

Muchos inversores buscan alinear las decisiones de inversión con sus creencias personales. Pero, ¿se puede ser un buen inversor sin renunciar a tus principios éticos? La respuesta es sí.

 

El fondo E.T.H.I.C.A. invierte activamente en empresas de la zona euro que ofrecen la mejor combinación de cualidades financieras y éticas. Sigue los principios de la doctrina social de la Iglesia católica, con el objetivo de superar la rentabilidad del índice Eurostoxx 50 en el largo plazo.

 

El fondo pretende ofrecer una solución de inversión a las organizaciones relacionadas con la Iglesia, pero también a empresas o particulares que deseen invertir de acuerdo con sus valores éticos. En su proceso de inversión, E.T.H.I.C.A. aplica los seis principios de las “directrices éticas de gestión financiera” de la Iglesia católica: derechos humanos, respeto a la vida, promoción de la paz; respeto a los derechos laborales fundamentales; desarrollo del progreso social y del empleo; protección del medioambiente; cumplimiento de las reglas del mercado; cumplimiento de las mejores prácticas de gobernanza. Estos principios se declinan en 23 criterios, para los que existe una amplia correspondencia con nuestra política de inversión ISR de convicción.

 

A pesar de esta correspondencia general entre la doctrina social de la Iglesia y nuestra política de ISR de convicción, algunos criterios de exclusión son muy específicos del enfoque de la Iglesia. Por ejemplo, el principio de integridad de la persona humana y respeto a la vida excluye específicamente las prácticas relacionadas con el aborto, los anticonceptivos que impiden la anidación y la investigación con células madre embrionarias. Otro punto importante es que las directrices de la Iglesia implican la exclusión de empresas relacionadas con las armas, el entretenimiento para adultos, el juego o el tabaco.

 

Como parte de la estrategia de renta variable de convicción, el fondo E.T.H.I.C.A es una mezcla básica, prudente y orientada a los fundamentos, con un horizonte de inversión a largo plazo en consonancia con la necesidad de la Iglesia de preservar el capital. El fondo también cuenta con sólidas credenciales de sostenibilidad, en particular una calificación de 5 globos de sostenibilidad de Morningstar1, la calificación más alta. Cabe destacar que el fondo supera el índice de referencia en los periodos de 3, 5 y 10 años.

 

 

 

LA HERMANA DEDE

 


gana sin ceder al chantaje de las vacunas

Luisella Scrosatti

Brújula cotidiana, 15-04-2022

Sor Deirdre Byrne, para sus enfermos Sor Dede, es la superiora religiosa y excoronel del ejército de los Estados Unidos que no se inclinó ante el chantaje de las vacunas. Tras una larga batalla legal, logró una primera victoria. Esto es lo que nos enseña su responsabilidad.

 

Quizás el nombre de Sor Deirdre Byrne no diga mucho a los lectores de la Brújula. Un dato útil para refrescar la memoria puede ser remontarse al 26 de agosto de 2020, cuando la monja perteneciente a la Congregación de las Pequeñas Obreras del Sagrado Corazón de Jesús y María asistió a la Convención Republicana, defendiendo la vida en todo momento.

 

Sor Deirdre es un personaje: tiene doble especialización, una en medicina familiar, la otra en cirugía general, y 29 años de servicio militar, que la llevaron al rango de Coronel del Ejército de los Estados Unidos. Tras dejar las filas del ejército, asumió los “grados” religiosos, convirtiéndose en superiora de su comunidad en Washington D.C., donde continúa ejerciendo la medicina de forma absolutamente gratuita, ayudando especialmente a los más pobres.

 

Su nombre también figura entre los firmantes, junto con Wanda Półtawska, del llamamiento del 8 de marzo de 2021, The Voice of Woman in Defense of Unborn Babies and in Opposition to Abortion-Taninted Vaccines (La voz de la mujer en defensa de los bebés no nacidos y en oposición a las vacunas contaminadas por el aborto), en el que se estableció una clara y firme posición en contra del uso de fetos humanos abortados en la investigación médica y en la preparación de medicamentos y vacunas. Y Sor Deirdre no solo lo firmó, sino que decidió arriesgarlo todo, como muestra su historia.

 

En agosto de 2021, el Distrito de Columbia había aprobado la obligación de vacunación contra el Covid-19 para todos los profesionales de la salud. Defendida por el abogado Christopher Ferrara, miembro de la Thomas More Society, un bufete de abogados sin fines de lucro para la defensa de la vida, de la familia y de la libertad religiosa, la Hermana había pedido inmediatamente la exención por motivos religiosos, ya que las tres vacunas disponibles (Pfizer, Moderna y J&J) se elaboran a partir de líneas celulares fetales, provenientes de bebés abortados, en fase de investigación y/o producción.

 

La solicitud, a principios de marzo de 2022, fue denegada, con la consiguiente suspensión de la Hermana del ejercicio de la profesión médica. Pero los abogados replicaron, presentando una demanda contra el Distrito de Columbia (DC), contra su alcalde, Muriel Bowser, y la directora del Departamento de Salud, La Quandra Nesbitt, por su negativa a otorgar la exención por motivos religiosos. De hecho, la objeción religiosa se basa absolutamente en el hecho de que el aborto, explican los abogados, “se conecta y apoya la experimentación con tejidos fetales abortados y líneas celulares derivadas de ellos, que ahora son fundamentales para la industria de las vacunas, más recientemente en referencia a las inyecciones genéticas experimentales de mRNA y DNA para la Covid-19”.

 

El 15 de marzo, Sor Deirdre finalmente recibió una carta del Departamento de Salud del Distrito de Columbia, en la que, debido a la disminución de los casos de Covid-19, a la monja se le otorgó una exención hasta el 15 de marzo de 2023. La carta especifica que “si posteriormente, el director reconoce que, si ello redunda en el interés superior de la salud pública, la exención concedida podría ser revocada”. Sor Dede, como se la llama amistosamente, puede retomar el cuidado de los más necesitados, pero la carta muestra claramente que el juego no está ganado. ¿Quién decidirá sobre este “interés”, expresión que ahora estamos acostumbrados a escuchar en todos los contextos en los que la persona es realmente pisoteada (alguien recuerda al pequeño Alphie)? Por lo tanto, la situación sigue siendo incierta, al menos desde el punto de vista legal. Porque desde el punto de vista moral y religioso, Sor Dede se ha convertido ahora en un punto de referencia granítico para aquellos que han entendido lo que está en juego en estos sueros.

 

Hablando en la transmisión de The World Over del 10 de marzo, Sor Dede lamentó las consecuencias de la primera negativa a otorgarle la exención: “No puedo ejercer mi profesión, cerré mi clínica durante un mes, no puedo ver pacientes. Ya no puedo ayudar a nadie. Solo puedo esperar a ver qué pasa”.

 

Sin embargo, ninguna intención de ceder al chantaje, pese a la clara conciencia de que su elección también conllevaba dolorosas consecuencias para otras personas, como “sus” enfermos: “No me quedó más remedio que optar por la vacuna o dejar de ejercer la medicina en Washington DC. Mi tercera opción era quedarme quieta, porque me sentía como una pequeña punta de una flecha de mucha gente que se ve obligada a hacer lo mismo”.

 

La “tercera opción”: es aquella que las almas que viven frente a Dios saben descubrir cuando se encuentran atrapadas en un dilema; un dilema causado por una restricción injustificada del poder político. La “tercera opción” es la que tiene fuerza para emerger sólo cuando, ante las duras consecuencias de la elección, no se acepta dar un paso atrás, porque prevalece la conciencia de aquello que mucho vale mucho exige. Y el que todo lo vale, todo lo exige.

 

Sor Dedé demuestra que tiene una mentalidad muy diferente de la que se manifiesta en nuestros mezquinos razonamientos, para que permanezcamos fieles al Dios de la vida y a los inocentes que llevan su imagen, siempre que esto no suponga para nosotros la posibilidad dramática de perder la salud, el trabajo, los lazos más queridos, incluso la vida. Una lógica que no la sustrae de la responsabilidad hacia los demás; responsabilidad que la “Hermana Coronel” ejerce plenamente, entendiendo que su eventual fracaso puede arrastrar al fracaso a muchas otras personas que se encuentran en la misma situación. La responsabilidad hacia los demás es finalmente la de negarse concretamente, pagando con su propia piel, a aceptar un sistema que convierte en indefensos a los pequeños proveedores de material biológico.

 

Sor Dedé es más consciente que nunca de esto, y por eso, en la misma entrevista, lanzó un llamamiento: “La gente debe tomar más conciencia” de la conexión entre estas vacunas y las líneas celulares de los abortos. Desde su conciencia, acostumbrada a estar en la presencia de Dios más que los hombres, la Hermana sintió surgir un imperativo: “Sentí que Dios me llamaba a ser una voz para la vida, para los niños no nacidos, y quería permanecer firme en este punto [...] Como católicos debemos apoyar y defender a los no nacidos, desde el momento de la concepción hasta la muerte natural”. Se podría pensar que se trata de una “llamada especial”, una voz destinada únicamente a ella. Pero no es así. La voz es la de Dios y Dios no cambia, no se contradice. Sor Dedé lo escuchó porque no lo sofocó con preocupaciones por lo que pudiera pasar, sino que lo dejó emerger tal como es, con todas las exigencias que conlleva, sin dudar frente al precio por pagar.

NATALIDAD

 


La Prensa, 12.04.2022

 

Señor Director:

 

Según las cifras oficiales, en 2020 nacieron 533.299 argentinos. El 14,7% menos que los 625.441 nacidos en 2019. En 2014 nacieron 777.012 argentinos. Es decir que en 6 años (2014 a 2020) la natalidad disminuyó el 31,4%. La tasa de natalidad fue en 2020 de 1,55 hijos por mujer.


Además, ese año 50.000 argentinos dejaron el país para radicarse en el exterior y sólo 46.000 se radicaron en la Argentina. Es la primera vez en la historia que nuestro saldo migratorio es negativo.


La causa de este derrumbe es la furibunda promoción de la cultura de la muerte de los gobiernos de Cristina F. de Kirchner, Mauricio Macri y Alberto Fernández. Léase promoción de la contracepción, ideología de género, píldoras abortivas (aborto químico), aborto no punible y completa legalización del aborto. Todo gratuito para la usuaria, pagado con nuestros impuestos.

 

Jorge Scala  

DNI 22.888.517­

FUERTE CAÍDA

 

DE LA FECUNDIDAD Y DE LA NATALIDAD EN EL PAÍS


NOTIVIDA, Año XXI, Nº 1283, 5 de abril de 2022

 

 Argentina se va a ir despoblando.

 

Por Mónica del Río


Notivida, 5-4-2022

 

La Tasa Global de Fecundidad (TGF) es el número de hijos que en promedio tendría cada mujer al final de su vida reproductiva. Para que una población se mantenga estable en el tiempo, sin disminuir su volumen, la TGF debe ser 2,1 (bajo el supuesto de mortalidad constante y ausencia de migración).

 

La TGF de Argentina es 1,54 para 2020, si bien no hace mucho que descendimos del nivel de reemplazo poblacional (2,1), la caída fue abrupta desde el 2014, año en el que comenzó a disminuir drásticamente el número de nacimientos. La TGF en Argentina cayó un 35% entre 2014 y 2020, más de lo que disminuyó entre 1980 y 2014.

 

Hemos descripto ya algunas políticas públicas que cooperaron con este descenso:

 

En 2014 el Ministerio de Salud de Cristina Fernández incorporó el implante subdérmico (anticonceptivo de larga duración orientado a adolescentes y jóvenes) a la canasta de medicamentos que se distribuye a través del programa Remediar. Ese mismo Ministerio -con el “apoyo técnico” de la filial local de la IPPF- redactó en 2015 el Protocolo de aborto.

 

En 2017 el gobierno de Cambiemos implementó el Plan ENIA para reducir el embarazo adolescente (consejerías en salud sexual, anticoncepción y aborto). En 2018 Macri abrió el debate legislativo sobre aborto y si bien no prosperó, produjo un cambio cultural que aumentó la demanda. Simultáneamente la ANMAT aprobó el uso del misoprostol como abortivo y poco después autorizó su venta en farmacias.

 

Durante el 2020 Alberto Fernández paralizó todo menos la llamada “salud reproductiva”. A poco de comenzado el confinamiento estricto Juan Carlos Escobar, coordinador del área de adolescencia del Ministerio de Salud, anunció que el acceso a métodos anticonceptivos y al aborto eran "servicios esenciales" que quedaban fuera de las restricciones impuestas por el Covid.

 

El próximo año podremos observar el impacto que la Ley de aborto –impulsada por Fernández y sancionada a fines de 2020- tiene sobre los indicadores de fecundidad y natalidad. Y a eso se sumarán después los combos abortivos (mifepristona + misoprostol) que comienzan a utilizarse y las nuevas formas de distribución de los insumos de “salud reproductiva” para cumplir con lo que el Fondo de Población llama la garantía del “último tramo”, es decir, la llegada eficaz de los insumos a la usuarias.   

 

Evolución de la fecundidad en Argentina

 

La tasa global de fecundidad cayó un 55% entre 1980 y 2020, pero, como anticipamos, ese descenso fue mucho más marcado a partir del 2014.

 

La TGF de Argentina es similar a la de Cuba, donde descendió a 1,52 en el 2020, con la diferencia de que en la Isla el promedio de hijos por mujer está por debajo del nivel de reemplazo desde 1978. La caída en Argentina es mucho más acelerada. Por otra parte, la densidad de población de Cuba es 6 veces mayor a la nuestra.

 

También es análoga a la de los países europeos que, siendo menos extensos, implementaron políticas para fomentar la natalidad, pero acá sólo hay “políticas de género”.

EL CARDENAL MARX

 


 y la muerte de la ley moral natural


por Stefano Fontana


Observatorio Van Thuan, 4-4-2022

 

Las declaraciones hechas por el cardenal Reinhard Marx, arzobispo de Munich y principal consejero de Francisco -sobre la homosexualidad- en la entrevista del 30 de marzo pasado, los actos de muchas personas de la jerarquía eclesial que en los últimos tiempos y en en estos días en particular se está presionando por un gran cambio en la doctrina sobre el tema, los silencios de quienes pudieron aclarar, dejan tristemente atónitos. Consideremos brevemente la enorme conmoción que la línea Hollerich-Bätzing-Becquart-Marx sobre las relaciones homosexuales produciría -y ya produce- en la Iglesia, transformándola en algo distinto de sí misma.

 

Lo primero a notar en las declaraciones de Marx es la ausencia de cualquier referencia a la ley natural (moral) y, por lo tanto, a los mandamientos. Una eliminación evidente -se dirá- si queremos legitimar la práctica homosexual, y nada nuevo dado que durante décadas la teología ha estado reñida con la ley natural, que sin embargo el magisterio petrino, hasta Benedicto XVI, siempre había confirmado claramente. doctrina. Negar la ley moral natural significa corromper irreparablemente la relación entre razón y fe. El primero tiene su propia autonomía de investigación que se refiere también a las leyes morales y que la fe no anula, sino que confirma y perfecciona. Si un cardenal no admite la ley moral natural, demuestra que es protestante y no católico, porque separa razón y fe. 

Si esto sucede en el campo moral, sucede consecuentemente también en todos los demás campos, de modo que la razón tomará sus múltiples caminos mientras que la fe tomará otros. Pero en este punto se acaba la teología católica, comenzando por la "teología fundamental", aquella que se refiere precisamente a la relación entre fe y razón.

 

La negación de la ley moral natural y de los mandamientos produce entonces la separación entre Dios Creador y Dios Salvador, así como entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. Los orígenes gnósticos, maniqueos, cátaros… de este enfoque son evidentes. Al negar la ley natural, el cardenal Marx se hace seguidor de Marción y ve en la naturaleza no un bien ya orientado hacia la salvación, sino un mal que hay que borrar sin corregirlo. De esta forma, la inclusividad se convierte en el velo que se coloca sobre la naturaleza para ocultarla sin redimirla. La Iglesia siempre ha enseñado que la Ley Nueva del Evangelio no suprime la Ley Antigua. No se puede pensar en agradar a Dios si se realizan prácticas antinaturales, si se mata a los inocentes con el aborto, si se traiciona el sacramento conyugal con el adulterio.


El mismo arrepentimiento en este caso se vuelve inútil y ya no es necesario si la inclusión obligatoria lo impide de raíz. La Ley Antigua del Pentateuco contenía leyes de orden natural (como los mandamientos), normas cultuales y disposiciones jurídicas. Después de la Resurrección de Cristo, las cultuales quedan definitivamente superadas, incluso las jurídicas ya no son necesarias porque son propias de Israel solamente, sólo quedan las naturales que han de ser confirmadas en la Nueva Ley. Además, también son objeto de Apocalipsis, dado lo que sucedió en el Sinaí. Toda la estructura de la relación entre el Nuevo Derecho y el Antiguo Derecho es subvertida por la posición de Hollerich-Bätzing-Becquart-Marx.

 

Por las razones que acabamos de ver, la Iglesia siempre ha creído que ha recibido de Cristo el mandato de enseñar en dos campos, el de la doctrina de la fe y el de la moral. Véase, por ejemplo, la Humanae Vitae de Palo VI: “Ningún creyente querrá negar que al Magisterio de la Iglesia le corresponde también interpretar la ley moral natural. En efecto, es indiscutible... que Jesucristo, comunicando su autoridad divina a Pedro y a los Apóstoles y enviándolos a enseñar a todos los pueblos sus mandamientos, los constituyó en auténticos custodios e intérpretes de toda la ley moral, es decir, no sólo de la ley evangélica, sino también la natural. En efecto, aun la ley natural es expresión de la voluntad de Dios, el cumplimiento fiel de la misma es igualmente necesario para la salvación eterna de los hombres”.

La Iglesia está en defensa de la ley natural y de la ley moral natural, de lo contrario negaría que la creación tuviera un sentido finalista y que dependiera de una Inteligencia Creadora. Este papel siempre se ha desempeñado también en beneficio de la vida civil y en colaboración con la autoridad política legítima. Ahora, aplicando el paradigma del Cardenal Marx, la Iglesia ya no tendría esa tarea y sus enseñanzas tendrían que retirarse del campo natural y referirse sólo al evangélico. Pero la revelación no puede ser comunicada a los hombres sino usando su lenguaje natural, de modo que la comunicación de la fe necesita la comunidad de la razón. Cuando se habla de cuestiones morales, los pastores nunca deben limitarse a este nivel sino siempre basarlo también en el nivel sobrenatural, no para hablar solo un lenguaje humanista, pero al mismo tiempo no deben enseñar la dimensión sobrenatural como si no tuviera nada que ver. ver con la naturaleza humana.

 

El cardenal Marx quiere cambiar el catecismo en este punto. Aquí surge otra bomba eclesial. Para hacer esto, de hecho, es necesario descuidar las exigencias de la letra de la Escritura, dadas las muchas condenas que contiene de la práctica homosexual. Pero sin respetar este primer nivel -el literal- del sentido de la Escritura, todos los demás sentidos también se vuelven manipulables y la teología de la Iglesia ya no sería conocimiento sino sólo interpretación. Con lo cual todo se derrumba.