DON BOSCO

DON BOSCO
"BUENOS CRISTIANOS Y HONRADOS CIUDADANOS"

EL FALSO RELATO



que condenó a Rodríguez Lastra

Ana Belén Mármora
Infobae, 24 de mayo de 2019

Llegó a la guardia embarazada y al borde de la muerte. Tenía 39 grados de fiebre y una infección generalizada por un intento fallido de aborto. Así fue como en 2017, el médico Leandro Rodríguez Lastra recibió a la joven en el Hospital Moguillansky de Cipolletti. El ginecólogo le salvó la vida pero hoy pelea contra una sentencia injusta, consecuencia de un relato muy distinto de los hechos.

El problema había comenzado con las nueve pastillas de Oxaprost, una dosis excesiva, que el colectivo feminista La Revuelta le había suministrado a la joven ilegalmente. Pero a pesar de eso, no tenía sangrado vaginal, contracciones de parto ni el cuello uterino dilatado. No se estaba produciendo un aborto y el niño seguía vivo.

Fue entonces cuando Rodríguez Lastra, jefe del servicio de Ginecología, decidió estabilizar a la paciente para no complicar el cuadro y administrar antibióticos. Ya fuera de riesgo, el equipo de profesionales, la Dirección del Hospital y el Ministerio de Salud de Río Negro analizaron la situación. Lo mejor para la madre y el niño era continuar el embarazo hasta la semana 35. La joven de 19 años aceptó y unas semanas después el niño nació sano. Fue adoptado y hoy tiene dos años.

El relato y la manipulación de Milesi


No fue la joven sino Marta Milesi, diputada provincial e histórica militante abortista, quien generó el relato de que el ginecólogo "se negó" a realizar un aborto y quien lo denunció por incumplimiento de deberes de funcionario público.

No había tal proceso de aborto. Si lo hubiera habido, tampoco se habrían seguido las prescripciones del Protocolo de Aborto No Punible. Es el reglamento provincial, impulsado por la misma diputada en 2012, el que establece que el aborto debe ser realizado por un médico diplomado y no de manera clandestina. Además, estaba fuera del plazo que establece la medicina para hacer abortos. Y sobre todo, hacerlo con un cuadro infeccioso ponía en riesgo grave la vida de la madre. El argumento ni siquiera se pudo fundamentar debidamente durante el juicio. Pero Milesi logró construirlo e instalarlo.

A su vez, fuentes cercanas a la causa aseguran que la diputada habría manipulado a la joven para que testifique en contra del ginecólogo a cambio de una vivienda vinculada a fondos públicos. Esto explicaría por qué el testimonio de la víctima fue tan confuso e incongruente. En su declaración, dudó, fue monosilábica y aseguró que el médico le mintió pero no precisó en qué. Mientras que su familia, donde ocurrió el abuso sexual de la muchacha, mantuvo un discurso más militante en la causa, con frases muy características del lobby abortista.

Esto deja claro que no hubo interés genuino en la joven, sólo ensañamiento contra el médico que le salvó la vida. No se actúo contra quienes siguen siendo una amenaza, cometieron delitos y causaron la tragedia: El violador sigue impune y sin denuncia; también la organización feminista que puso en riesgo la vida de la joven y el personal estatal que promovió la práctica clandestina.

Es natural que la diputada protagonice este entramado en el cual se promueve y financia el aborto. Hace más de 10 años trabajó junto a Fundación Huésped y Católicas por el Derecho a Decidir en proyectos provinciales contra el derecho a la vida. De hecho esta última ONG y Amnistía Internacional se presentaron como colaboradoras del Tribunal en la causa bajo la figura jurídica de amicus curiae. Es de público conocimiento que estas tres organizaciones recibieron millones de dólares de la multinacional del aborto IPPF, que busca instalar su negocio en la región.

Entre los actores más importantes para construir el delito inexistente de impedir un aborto, estuvieron la psicóloga y la asistente social del Hospital Fernández de Oro. Como aseguraron en la causa, fueron ellas quienes contactaron a la joven con La Revuelta para conseguir ilegalmente misoprostol.

Otro papel destacado fue el de Gustavo Breglia. Un médico traumatólogo especialista de manos, autor del informe de la fiscalía, que nunca realizó abortos y aseguraba consecuencias inofensivas para una intervención mayor a las 22 semanas.

Como si fuera poco, la acusación de Milesi fue encauzada por el fiscal Santiago Márquez-Gauna, tristemente conocido como juez de garantías por desestimar la denuncia contra un padre que castigó con puñetazos, patadas y estrangulamiento a sus hijos menores de edad.

La realidad médica

Médicamente, no había un aborto en curso y tampoco se podía hacer en ese momento por el proceso infeccioso. Durante el juicio un perito, el médico Ernesto Beruti, confirmó que, de haberlo hecho, las probabilidades de muerte por shock séptico serían del 70 al 80%.

Además el caso quedaba fuera de lo que se considera aborto ya que excedía las 22 semanas y los 500 gramos. Es el límite a partir del cual la Organización Mundial de la Salud descarta todo procedimiento porque el bebé ya puede sobrevivir fuera del vientre materno.

Para interrumpir el embarazo en ese momento -con o sin aborto- las opciones eran inducir el parto o hacer una cesárea. Hacerlo de manera instantánea y prematura, como se hizo en los casos en que fallecieron Esperanza (Jujuy) y Faustina (Tucumán), era riesgoso para el niño y especialmente, para la mujer. En esa etapa el cuello del útero no está en condiciones para un parto y las contracciones que causa el Oxaprost podrían provocar un estallido uterino. Una cesárea, también en el segundo trimestre, es muchísimo más riesgosa que una intervención de término. Por el grosor del útero y su cercanía con arterias de gran envergadura, el riesgo de hemorragias incontrolables es un hecho conocido en la práctica y literatura médica.

Pero con una decisión así, la madre no sería la única afectada. Por su edad gestacional, el niño podría sufrir graves secuelas: desde parálisis cerebral hasta muerte prematura, dado que no sería capaz respirar por su cuenta, regular la temperatura ni defenderse de las enfermedades.

Todo esto no sólo fue evaluado por Rodríguez Lastra, el equipo de profesionales y la Dirección del hospital. También fue ratificado por el Ministerio de Salud de Río Negro: no era posible realizar un aborto en esa situación.

La condena que amenaza la vida y la libertad de todos

Después de la denuncia, todos los ginecólogos y obstetras de Cipolletti, salvo uno que se jubiló hace unas semanas, se declararon objetores de conciencia. Los profesionales de la salud tienen miedo. El abortismo está infectando el sistema judicial e impone a la fuerza sus veredictos, a costa de la vida y la libertad de las personas.

Con esta sentencia, no sólo se promueve el aborto clandestino, dejando impunes a quienes lo causan y a quienes lo practican. También se somete a la medicina a intereses políticos y económicos. Pero no podemos dejar que la ideología tome el lugar de la ciencia en el consultorio. Y mucho menos en el sistema de salud.

El caso de Rodríguez Lastra pone en evidencia que estos grupos de poder no sólo están dispuestos a perseguir a los que quieran ejercer con dignidad la Medicina. Tampoco les temblará el pulso para manipular y poner en riesgo la vida de los más vulnerables.

La autora es abogada y periodista. Vocera de Frente Joven, organización integrante de Unidad Provida.

MAESTROS EN LA DEFENSA DE LA VIDA



La Prensa, 31.05.2020

Sebastián Sánchez

Gracias a la pertinacia de Alberto Fernández, y la presión de los grupos ideologizados afines al mundito K, el aborto vuelve a estar en la cúspide de la agenda gubernativa. Nada como unos buenos tiempos pandémicos para hacer negocios, económicos o ideológicos. Y otra vez se hace presente la saludable reacción de centenares de miles de argentinos que en modo alguno admiten que el aborto se legalice por completo. Y subrayamos ese “por completo” porque no se debe olvidar que el Estado realiza centenares de abortos diarios en nuestro país, gracias al Fallo F.A.L. y la consabida Interrupción Legal del Embarazo, constantemente “actualizada” para “ampliar derechos”. Aunque nos pese, y más allá de ideologizadas semánticas jurídicas, la ILE es aborto, tanto como el proyecto que se avecina. 

Pero, como decíamos, es saludable y esperanzadora la reacción de tantos argentinos frente a esta nueva escalada contra la vida. Esa respuesta -manifestada en publicaciones, videos, artículos periodísticos (en unos pocos medios) y también en las redes sociales que, entre tanta porquería viralizada, resultan útiles para difundir cosas buenas- es un buen signo de salud social. 

Movido por el afán de contribuir a esa vigorosa reacción quiero intentar sustraer del injusto olvido a algunos hombres que han sido pioneros, cuando no fundadores, de la defensa de la vida y la familia en nuestro país. Esta recuperación de la oscuridad amnésica tiene por principal destinatario a los ocasionales lectores jóvenes, que tanto valiente testimonio vienen dando ante estas horrísonas prácticas y proyectos. También queremos dirigirnos a quienes, munidos de buena voluntad, ensayan la defensa de la vida desde la “trinchera intelectual”, por llamarla de algún modo. Vaya entonces este puñado de recordatorios.   

En 1961 se publicó la Autobiografía del hijito que no nació, libro póstumo de Hugo Wast -seudónimo de Gustavo Martínez Zuviría-. Se trata de una obra singular y anticipatoria, bellísima y fundamental para quienes comprenden que la vida ha de ser defendida por su esencial dignidad y, ante todo, por su carácter sacro. Permítasenos un deseo imposible: este libro debería ser obligatorio en las escuelas argentinas. Pero al menos deberían leerlo –también obligatoriamente- aquellos que llevan a cabo un vigoroso testimonio “provida”.

En 1981, el P. Domingo Basso, un portento intelectual de los dominicos, publicó un tratado extraordinario de teología moral (nadie hablaba por ese entonces de bioética, término que no poca confusión provoca). El libro, que puede ser considerado un manual, lleva por título: Nacer y morir con dignidad y, como se ve, no refería sólo al inicio de la vida sino también a la necesidad de su final digno. Obra fundamental entonces, especialmente para meditar en estos tiempos en los cuales, en apariencia, se yergue sobre todos nosotros la sombra de la Muerte próxima.

  

Asimismo, resulta imprescindible recordar la obra de Hugo Obiglio, fallecido en 2019. El doctor Obiglio, fundador del Instituto de Ética Biomédica de la UCA –justamente durante el rectorado de Fray Basso- fue reconocido en veinte universidades del mundo y escribió celebrados trabajos sobre ética médica. Fue académico desde su fundación de la Pontificia Academia para la Vida, fundada por Juan Pablo II y cuyo primer presidente fue el insigne Jerome Lejeume, hasta que el actual Pontífice realizó una reforma modernizadora que expulsó a más de cien reconocidísimos académicos. Entre los muchos escritos del Dr. Obiglio quiero recordar uno en particular: La subversión del lenguaje de la verdad y su impacto en el derecho a la vida, publicado en 2006. ¡Cuánto provecho podría sacarse de ese texto en estos tiempos de guerra semántica!

Por otro lado, es necesario recordar a Alberto Caturelli, nuestro señalado filósofo, que también perteneció a la Pontificia Academia (falleció en 2016, de modo que no llegó a ser misericordiado por la razzia modernista). Si bien la ética biomédica no fue su especialidad, Caturelli escribió mucho acerca del valor de la vida, centrándose siempre en su carácter creatural. Otro autor que no puede pasar inadvertido, so pena de caer en crasa injusticia.

Hay otros nombres que no podemos dejar de mencionar, aunque sea brevemente. Allí está Oscar Botta, médico pediatra, que lleva 40 años ocupado en estos temas y que tanto ha esclarecido (por sólo dar un ejemplo) respecto del tema del aborto como “doctrina de la seguridad demográfica”. O Jorge Scala, abogado con decenas de trabajos en pos de la defensa de la vida y la familia. O, entre otros, Ricardo Bach de Chazal, Roberto Castellano, Chinda Brandolino o Alberto Bochatey, todos profesionales de vasta trayectoria y testimonio en las lides que provoca la actual avanzada neomalthusiana. 

MONSEÑOR SANAHUJA

Pero no quiero finalizar este breve recordatorio sin detenerme, con ánimo de homenaje, en la persona de Monseñor Juan Claudio Sanahuja, auténtico pilar de la defensa de la vida y la familia en este castigado país. Su recuerdo es esencial y paradigmático. De paso, me permito conminar a quienes dictan cátedra basándose en sus múltiples escritos, por ejemplo sobre ideología de género, que recuerden citarlo, como cuadra a la más mínima honestidad intelectual.

El P. Sanahuja, que falleció en 2016, escribió libros notables como Poder Global y Religión Universal o El gran desafío, que son obras de obligada consulta.  Y eso por no mencionar los varios centenares de boletines Notivida y Noticias Globales, que durante décadas editó, con la inestimable colaboración de la Lic. Mónica del Río, que hoy sigue en la brecha como el primer día.

En estas épocas del pandemónium, en la que se ensayan tantas explicaciones acerca de los planes del Nuevo Orden Mundial, resulta indecible que no se acuda (o no se lo cite) a su libro El desarrollo sustentable. La nueva ética internacional, que el cura publicó en la editorial Vórtice en 2003. Allí está todo: desde el Informe Kissinger al panteísmo gnóstico de la Carta de la Tierra de la ONU (y Gorbachov); desde la Conferencia de Pekín a las campañas de vacunación esterilizadoras; desde el análisis de la democracia éticamente relativista al examen de las leyes positivas y el desmenuzamiento de cada protocolo, resolución o “sugerencia” de los múltiples “council” creados ad hoc para la inoculación del veneno ideológico en nuestros países.

No le resultó sencillo ese magisterio a Monseñor Sanahuja. Incluso padeció falta de comprensión y tribulaciones propiciadas desde la Prelatura a la que perteneció. Siguió adelante, contra viento y marea, en un largo camino que seríamos muy desgraciados al olvidar.

Vayan estos recuerdos reparadores para los jóvenes que no conocieron a estos hombres ni sus obras. Y también para aquellos que llevan adelante la proba tarea intelectual de develar los entresijos de esta civilización de la muerte que se abate sobre nuestras patrias. Y unas sugerencias finales: hay que ser concienzudos en la tarea, intelectualmente honestos, respetuosos de quienes nos antecedieron, para “subirnos a sus hombros”, reconociéndolos. Dejemos de ser tan “amigos de novedades”, como sugiere la antigua expresión castiza, no sea cosa que hagamos un crucerito y al volver a puerto nos creamos Descubridores del Mediterráneo. 

JUJUY ADHIRIÓ




A LA LEY DE IDENTIDAD DE GÉNERO

NOTIVIDA, Año XX, Nº 1197, 29 de mayo de 2020

Durante el confinamiento avanzan las leyes vinculadas a la ideología de género en diferentes ámbitos legislativos. La de la “diversidad” es una bandera que hoy disputan varios partidos políticos.

La Legislatura de Jujuy aprobó ayer a mano alzada la adhesión de la provincia a la Ley Nacional de Identidad de Género. Dice entre otras cosas el proyecto remitido por el Gobernador Gerardo Morales a la Legislatura y sancionado ayer como Ley provincial Nº 6.178:

“Se consagra el derecho humano fundamental de toda persona al reconocimiento de su identidad de género, a ser tratada de acuerdo a su autopercepción y libre desarrollo conforme esa identidad y, en particular, a ser identificada de ese modo en los instrumentos que acreditan su identidad, como cualquier otro documento de ámbitos públicos o privados”.

“Se trata de garantizar mecanismos necesarios para la operatividad de los Artículos 11 y 12 de la Ley, que aluden al derecho a la educación, trabajo, salud en referencia a los tratamientos hormonales, farmacológicos, quirúrgicos, atención psicológica, etc”

El debate
Gabriela Albornoz (UCR): enfatizó que “la identidad de género” es un derecho humano fundamental y que “desde la sanción de la Ley Nacional en el año 2012 en Jujuy se hicieron 338 cambios de género exclusivamente de jujeños”. “Esta es una de las pocas provincias que hizo el cambio de género no binario, que es cuando una persona no se autopercibe ni masculino ni femenino”. “Desde el Gobierno provincial nos parece sumamente importante poder garantizar la restitución y promoción de los derechos a todos los individuos a través de políticas públicas concretas como: el Centro de Atención Integral a la Diversidad del Concejo Provincial de la Mujer e Igualdad de Género”, los consultorios de atención integral en salud a la diversidad y el equipo multidisciplinario para el acompañamiento de las niñeces y adolescencias trans del Ministerio de Salud provincial”.

Leila Chaer (PJ): mencionó que en las escalinatas de la Legislatura estaba el colectivo LGBT esperando esta adhesión, necesaria para construir una “sociedad más justa e igualitaria”. Resaltó que la Ley nacional nació en un “período de fuerte inclusión social y promoción de los derechos” junto con la Ley de “matrimonio igualitario y que “la provincia tardó 8 años en adherir”.

Natalia Morales (PTS): con un cartel en la banca que reclamaba el “cupo laboral trans” la diputada de “Pan y Rosas” afirmó que a esta ley “la conquistaron en las calles las organizaciones de la disidencia, no la regaló ningún gobierno”. Aseguró que desde 2012 hay casi 10.000 personas que accedieron a los cambios previstos en la Ley y que según el ReNaPer (Registro Nacional de las Personas) 94 son menores de 18 años. Cargó contra la Iglesia “que impone preceptos binarios”.

Jorge Nasif que pertenece a un monobloque dijo que “hay un grupo humano que durante muchos años ha vivido oculto” y apeló “al respeto y la tolerancia de los que no son iguales”.

Mariela Ortiz (Primero Jujuy): “Cuando aprobamos leyes que amplían derechos, que visibilizan a sectores históricamente discriminados, vulnerados y excluidos; estamos reivindicando a la política”. “En Argentina tenemos una admirable Ley de Identidad de Género que nos ha puesto a la vanguardia en el mundo porque despatologiza a las personas trans”. Habló de su militancia junto a la comunidad LGBT.

Orieta Juárez (PJ): Reivindicó la lucha de los colectivos LGBT y dijo que “la discriminación no está en cuarentena”, que en los operativos policiales los trasn no siempre son tratados por personal femenino. “Esto no es sólo la lucha de una comunidad sino una apertura de mente de diferentes sectores que gobiernan y una gran conquista del peronismo para abrirle la puerta a los que eternamente han sido discriminados”.

Pedro Belizán (PJ): “Hoy por la pandemia se habla de responsabilidad social y nosotros la tenemos que tener con este colectivo”. “La Ley está vigente, pero sigue habiendo discriminación y falta de respeto”. “Somos pioneros con la Ley, pero no sé si también lo somos con los prejuicios”.

Otras adhesiones provinciales a la Ley de “Identidad de género”
La Rioja
Ley Nº 9.234 sancionada el 5/7/2012

Santa CruzLEY Nº 3298. sancionada el 25/10/2012
Mendoza
LEY Nº 8.714. sancionada el 19/8/2014
Misiones
LEY II – Nº. 32. sancionada el 12/10/2017

EL TOTALITARISMO DE GÉNERO NO ESTÁ CONFINADO




PREPARA LEYES PARA LA POST-PANDEMIA

Por Mónica del Río

NOTIVIDA, Año XX, Nº 1196, 26 de mayo de 2020

El 15 de mayo entró en el Senado un proyecto de ley (S-0939/2020) de la puntana María Eugenia Catalfamo que intenta modificar la Ley Nº 23.592, Antidiscriminatoria, para incluir la no discriminación por “orientación sexual o identidad de género”. A pesar de la cuarentena el expediente recogió en la última semana la adhesión virtual de varios senadores oficialistas: Inés Blas (Catamarca), Matías Rodríguez (T.del Fuego), Anabel Fernández Sagasti (Mendoza), Roberto Mirabella (Sta.Fe) y María Inés Pilatti Vergara (Chaco).

El proyecto añade la modificación del Código Penal para agravar las penas de los delitos cometidos en el marco de esos pretextos discriminatorios.
El Plan Nacional contra la Discriminación que el presidente Néstor Kirchner aprobó con el Decreto 1086 del 2005 plasmó de algún modo el Plan del kirchnerismo en materia de Familia y Vida.

Muchos de los puntos de ese Plan estaban ligados a la promoción del estilo de vida homosexual y, en general, ya los consiguieron, sólo uno quedó pendiente, el que el lobby gay considera fundamental y puso en primer lugar, incluir en la Ley Antidiscriminatoria la no discriminación por orientación sexual e identidad de género.

Como los mismos activistas remarcan, Argentina ha hecho un camino distinto al de otros países en la consecución de esos objetivos. Lo usual es que primero consigan incorporar la no discriminación por género u orientación sexual y que de allí se desgaje todo lo demás, pero en nuestro país ya lograron “matrimonio igualitario”, “identidad de género” y un largo etcétera al que le añadieron la semana pasada la adhesión de la provincia de Tucumán a la Ley Micaela que obliga a capacitarse en género a los miembros de los tres poderes del Estado. La norma rige ahora en todas las provincias.

Aun así, todavía hay docentes que enseñan que la unión de personas del mismo sexo no es un matrimonio, aunque el Ministerio de Educación -so pretexto de la cuarentena- imprima y distribuya los cuadernillos del programa “Seguimos Educando” en las 24 jurisdicciones educativas del país. Hay padres de familia que intentan seguir educando en el pudor, aunque el Ministerio de Salud recomiende reemplazar el sexo ocasional con el consumo de pornografía y la masturbación, para mantener el distanciamiento social.

A la policía del pensamiento único sólo le falta una herramienta de persecución que amedrente y castigue a los que osan disentir. Una ley que les permita -como advertimos desde hace más de 15 años- penalizar, incluso, la enseñanza del catecismo (Vid Notivida 194). Recordemos que más de un obispo argentino ha tenido que explicar ante el INADI que las expresiones por las que lo habían denunciado “no eran otra cosa que la divulgación de la doctrina de la Iglesia Católica”.

Dice Catalfamo en los fundamentos de su proyecto:

“Cuando la Federación Argentina LGBT (FALGBT) lanzó la campaña por el matrimonio igualitario lo que se puso sobre la mesa no era, apenas, una disputa por el derecho a casarse, sino la oportunidad de producir un cambio radical en la percepción social sobre la homosexualidad y otras diversidades de índole sexual; un cambio cultural que también transformaría, como consecuencia, las relaciones sociales…”.
“Tal es así, que dos años después se sancionó la ley 26743 garantizando el derecho a la igualdad de género. Fue tal la batalla cultural que, finalmente, se obtuvo como resultado que el mundo pudiera ver la imagen de la entonces presidenta, Dra. Cristina Fernández de Kirchner, entregando a un grupo de travestis y transexuales sus nuevos documentos de identidad en la Casa de Gobierno de la Nación y pidiendo perdón en nombre del Estado Argentino”.

“En ese mismo orden de ideas, el pasado 4 marzo del corriente año, el presidente de la Nación, Dr. Alberto A. Fernández, encabezó un acto de apertura por la Semana de la Mujer Trabajadora en el Centro Cultural Kirchner y en su alocución expresó”:

“¡Qué locura esta sociedad! Hacerle padecer a la gente del género que es. ¿Por qué hicimos padecer ese daño a tanta gente? Por qué pensar que hay solo dos géneros definidos si la realidad dice otra cosa”.
“¡Qué sociedad tan injusta que fuimos! Porque a cuántas, cuántos y cuántes hicimos padecer inútilmente…Eso es lo que no nos debemos perdonar.”

LA IDEOLOGÍA DE GÉNERO SIGUE HACIENDO ESTRAGOS



En Argentina se hace lugar al “cambio de sexo” de una niña de tan sólo 5 años de edad.
Por Carlos Alvarez Cozzi
De internet obtenemos este link:
“Princesa no, caballero”: una niña de 5 años legalizó su cambio de género (https://www.lacontra.tv/una-nina-de-apenas-5-anos-se-ha-convertido-en-la-persona-trans-mas-joven-de-argentina)
Con esta frase, una niña, cuyo nombre no ha sido revelado, adelantaba las supuestas inquietudes que según sus padres sentía desde los dos años. Fue así como a la inmadura edad de 5 años, acabó convirtiéndose en la “persona trans” más joven de Argentina, consiguiendo incluso cambiar su nombre por el de “Tito”.
La pequeña asistía junto a sus padres a charlas sobre identidad de género con asesoramiento jurídico y psicológico.
Jorge Visca, el psicólogo que la atendió, declaraba: “Tuve que dejar muchas cosas que había estudiado de lado y empaparme de otras ideas y conocimientos. La historia de Tito fue también para mí un antes y un después”.
Por su parte, la abogada Claudia Vega opinó: “No tenemos por qué cuestionar estas identidades. Ese sentir es el que el Estado debe acompañar”.
Realmente un espanto. Vivimos en una sociedad de ética líquida donde cualquier mero deseo, aún de una pequeña niña, debe ser respetado como un “derecho”. Pero además propiamente el cambio de sexo no existe porque los cromosomas con los que se nace son imposibles de ser cambiados.
Es obvio además que cualquier mero deseo no constituye un derecho humano. 
Esto que está sucediendo es producto del relativismo ético que busca instaurar una reingeniería social antinatural como parte del ataque a la familia constituida por mujer y varón, siguiendo los dictados del nuevo orden mundial. (https://www.es.catholic.net/op/articulos/55217/cat/605/la-familia-en-riesgo-ante-la-reingenieria-social-antinatural.html).
Lo primero es tomar conciencia del tema. Lo segundo es denunciarlo fuertemente. El problema es que hay organismos internacionales que financian todo esto.


BENEDICTO XVI



 ocho años fundamentales para la Doctrina social de la Iglesia.


Por Stefano Fontana
Observatorio Van Thuan, 23 aprile 2020

El 19 de abril marcaba el aniversario de la elección de Benedicto XVI como Sumo Pontífice (19 de abril de 2005). Un pontificado lleno de gran riqueza, también para la Doctrina social de la Iglesia, y con una característica especial: la importancia de su aportación a la Doctrina social se debe, no tanto a las enseñanzas directas en este ámbito, sino de manera más general a la aclaración sobre los cimientos de la enseñanza social de la Iglesia. Me gustaría aclarar este punto que, habitualmente, no se resalta lo suficiente.

La encíclica Deus Caritas est (2005) contiene un párrafo largo, el n. 48, que podemos considerar una pequeña encíclica social. La Caritas in veritate (2009) es una encíclica plenamente social, con la que se conmemora la Populorum progressio de Pablo VI. Los Mensajes para la Jornada mundial de la Paz de los ocho años de pontificado contienen importantes enseñanzas sociales. También hay algunos discursos memorables, como por ejemplo, el que pronunció ante el Parlamento alemán en 2011, cuyos temas fundamentales eran el poder y el derecho natural. Sin embargo, y sin quitar nada a la importancia de estas intervenciones, el mayor mérito del papa Benedicto ha sido el de haber ahondado, como ninguno de sus predecesores, en los principios que hacen que la Doctrina social de la Iglesia no sólo sea posible, sino también necesaria. Me gustaría intentar ilustrar aquí, brevemente, por lo menos tres de estos principios, que considero muy relevantes.

El primero de ellos consiste en haber afirmado de nuevo, con una gran profundidad filosófica y teológica, la relación entre la naturaleza y lo sobrenatural, siguiendo los pasos de la insuperable tradición cristiana. Pensemos, por ejemplo, en el discurso en el Colegio de los Bernardinos, en París (2008). En él explica que buscar a Dios (Quaerere Deum) debe ser el primer gran deber de la Iglesia, como lo era para los monjes medievales, puesto que de ello deriva la justa organización del mundo: ocuparse de las almas asilvestradas permite, además, bonificar las ciénagas y cultivar la tierra. Enseñanzas de este tipo -y el magisterio de Benedicto XVI tiene una gran riqueza en este sentido- tienen gran importancia para la Doctrina social de la Iglesia. 

En el discurso en los Bernardinos se ratificaba, con la típica levedad y el buen gusto intelectual que caracterizan al papa Benedicto, que sin las cosas últimas tampoco hay las penúltimas, que sin Dios no hay hombre y que si la Doctrina social de la Iglesia deja de ser evangelización tampoco será promoción humana. El primado de Dios, confirmado en este discurso, implicaba también un lugar en el mundo para Dios, también en la escena pública, porque si toda la ciudad no busca a Dios, la política no alcanza sus propios fines. Era el gran tema del primado de la gracia sobre la naturaleza a fin de evitar cualquier forma de pelagianismo y de naturalismo político.

El segundo principio de gran importancia estructural es el tema de la verdad, que permite unir entre ellas a la razón y la fe. El catolicismo es la religio vera que entra en relación con la razón en virtud de esta verdad y que hace que la razón misma sea verdadera, mientras que las otras religiones no son capaces de plantearle a la razón el problema de su verdad y de exigirla, puesto que no tienen una exigencia plena de verdad, como tiene, en cambio, la religión “de rostro humano”, es decir, el catolicismo. Esta es la religión del Logos y no del mito; por lo tanto, es la religión que hace libres. Dado que el más no proviene del menos, no es posible que el orden y la inteligencia humanas hayan nacido de la casualidad o del determinismo, sino que se derivan de la Sabiduría ordenadora de Dios. Benedicto XVI confirmaba, así, la importancia de la ley moral natural y del derecho natural, temas a los que ha dedicado muchísimas de sus enseñanzas, autónomas en su ámbito y, al mismo tiempo, necesitadas de la religio vera, sin la cual la inteligencia humana pierde la confianza en sí misma.

El tercer principio de gran relevancia es la enseñanza sobre el concepto correcto de laicidad, también este un tema fundamental para la Doctrina social de la Iglesia, porque define las relaciones entre política y religión. Benedicto XVI ha afirmado en numerosas ocasiones que en Occidente ha nacido, por primera vez, una cultura no sólo independiente, sino también contraria a la religión. Esto sucedió sobre todo con la Ilustración. Dado que es imposible pensar en una laicidad como zona neutra de las religiones, esta laicidad pronto se transforma en antirreligiosa. Es como decir que es imposible una laicidad moderada o abierta, y que la laicidad moderna siempre es también laicismo. De aquí la conclusión más importante de este discurso: un mundo sin Dios es un mundo contra Dios. Y de aquí también la famosa provocación a los laicos de vivir como si Dios no existiera. Por último, de aquí parte también la idea de que cuando la razón política expulsa a Dios de la escena pública, ella misma se transforma en una nueva religión, en Dios.

Los tres principios que he resaltado de manera resumida son base suficiente para releer y corregir muchos recorridos de la teología católica que se han salido del camino correcto, muchas teorías católicas de la política y muchos comportamientos prácticos de los católicos en la escena pública. Por todo esto, el magisterio de Benedicto XVI sigue teniendo una importancia fundamental para la Doctrina social, por lo que no hay que olvidarlo en absoluto, aunque nos impidieran de muchas maneras recordarlo.

CUARENTENA ECLESIAL




Monseñor Héctor Aguer

Infocatólica, – 13/05/20

Estamos en cuarentena. El diccionario de la Real Academia Española (RAE) define: «Aislamiento preventivo a que se somete durante un período de tiempo, por razones sanitarias a personas o animales». Todos estamos «cuarentenados», y oficialmente también la Iglesia: los templos cerrados, sin funciones litúrgicas; los fieles, sin posibilidad de recibir los sacramentos, deben contentarse con misas por internet. Muchos piensan que se ha incurrido en una exageración. En la Argentina el Estado muestra siempre una inclinación al autoritarismo, por no decir un gusto apenas reprimido por el totalitarismo, cualquiera sea el signo político del gobierno de turno. El avance actual sobre la Iglesia, justificado en la argumentación oficial -gubernativa y eclesiástica- en razón de la pandemia del Covid - 19, ha sido tolerado con una benevolencia que no pocos consideran excesiva; es una mala señal. ¿Qué pasará después?. Algunos sacerdotes, haciendo uso del sentido común y la libertad cristiana, encontraron la manera de zafar parcialmente de la encerrona con beneplácito de los fieles, y sin descuidar las precauciones necesarias para evitar los posibles contagios.

Pero la palabra cuarentena registra otro sentido, figurado este y familiar: «Suspensión del asenso a una noticia o hecho, por algún espacio de tiempo, para asegurarse de su certidumbre». De acuerdo con este significado, se podría esquivar el claro rigor de la verdad, porque se duda de ella; se la pone en cuarentena. Podemos asumir este sentido del término para interpretar algunos fenómenos eclesiales; solo que tendríamos que poner entre paréntesis, o sencillamente omitir, aquello de «por algún espacio de tiempo».

La definición cabe entonces para designar al relativismo, para los intentos de descartar con subterfugios una tradición que presuntamente debería probar su pertinencia según los criterios predominantes en la cultura mundana. Se ha difundido una hermenéutica de la ruptura, sobre la afirmación de que el Concilio Vaticano II fue una revolución. A veces se intenta aliviar la gravedad de esa sentencia añadiendo «en cierto modo», pero la grieta que se abre con ella manifiesta igualmente su efecto conflictivo. También se repite en algunos ambientes que el Evangelio debe ser releído a la luz de la cultura contemporánea. ¿Qué significa esta proposición?. Estimo que denota una concepción evolucionista de la historia; esta se encontraría siempre en progreso hacia lo mejor. En tal contexto historicista es difícil sostener que la religión católica -sin negar valores que pueden hallarse en otros sistemas religiosos- es la única que posee la Verdad total, y que es una religión universal. Además, asistimos a una especie de redivinización del orden temporal, deslizamiento que hace tiempo ya observó el filósofo Augusto del Noce.

Que la Iglesia es una fuerza capital de civilización, y que en el desarrollo de su vida crea cultura, y al cristianizar humaniza, es una doctrina tradicional. Sin embargo, para algunos círculos eclesiales, esta función parece reducirse a promover, en paridad con las otras religiones, la fraternidad universal. Existen instituciones, de orden mundial, que se atribuyen la facultad de convocar a las diversas religiones y expresiones culturales -como si estuvieran por encima de estas- a realizar el ideal antedicho. Ahora bien, aunque lo que me siento compelido a decir parezca una antigualla, tal ha sido el ideal clásico de la Masonería (¡Yo no creo en las brujas, pero que las hay, las hay!). En 1884, en su encíclica Humanum genus, el Papa León XIII advertía que la Masonería siempre ha contado con instituciones afines (n. 10). Hoy en día nadie habla de estas cosas, «se deja cancha libre».

Podemos afirmar, sin duda, que la fraternidad universal es una finalidad de la misión de la Iglesia, pero otra fraternidad que la masónica, unida indisolublemente al mandato de anunciar el Evangelio, y comunicar la gracia que este contiene como Novedad absoluta: hacer que todos los hombres de todos los tiempos sean hijos de Dios, y hermanos entre sí, unidos por el suave vínculo del amor; es la unión de los hombres en Cristo, por la fe en Él. Dios envió a su Hijo, que se hizo hombre, para que recibamos la hyothesía, la filiación adoptiva, como enseña San Pablo (Gál 4, 5). En la economía de la plenitud de los tiempos, Dios ha recapitulado todo en Cristo, y eso debe ir realizando la Iglesia en cada época, conduciéndola al plēroma de su auténtica realización. «Recapitular», anakephalaiōsasthai : poner bajo una sola cabeza, un solo jefe (Ef 1, 10). La Iglesia está comprometida con la verificación incesante de esta realidad en las cosas terrenas: tà epí tes ges. ¿Sería legítimo poner en cuarentena esta aspiración, cuando se la ha enviado a predicar el Evangelio a toda la creación (páse te ktísei, Mc 16, 15 s); a todas las naciones (pánta tà éthnē , Mt 18, 19?). Procurando, con respeto hacia todos los que viven en otras culturas y practican otras religiones, que Cristo sea conocido, aceptado y amado, la Iglesia está trabajando por la fraternidad universal. Según leemos en el Catecismo de la Iglesia Católica, «el que cree en Cristo es hecho hijo de Dios» (1709); se trata de una transformación (cf. ib.) de la que surge una nueva fraternidad; es la que procede del cumplimiento apostólico del mandato del Señor.

Tampoco es posible, en una visión de fe, someter a cuarentena el encargo de procurar que todos los pueblos cumplan los mandatos de Cristo. Cumplir, en el texto griego de Mt 28, 20, se dice terûm: observar, conservar, guardar, practicar. Por su libertad, el hombre es un sujeto moral, que debe buscar en el bien su realización. Esta afirmación elemental implica que existen normas objetivas de moralidad, en las que se enuncia el orden racional del bien y del mal. El Concilio Vaticano II enseñaba: «En lo más profundo de su conciencia el hombre descubre una ley que él no se da a sí mismo, sino a la que debe obedecer y cuya voz resuena, cuando es necesario, en los oídos de su corazón» (Gaudium et spes, 16). El drama de la cultura vigente, que se extiende arrasándolo todo, es que esa voz ya no resuena en muchos de nuestros contemporáneos, que han perdido el sentido objetivo del bien y del mal; se imponen sus pasiones o sus intereses.

Una de las áreas de moralidad más expuesta a la deformación es la del amor, la sexualidad y su ejercicio; consiguientemente el matrimonio y la familia. Estas realidades son manoseadas diariamente por la televisión, por no hablar del universo incontrolable de «las redes». Los escritos apostólicos del Nuevo Testamento son claros acerca de los vicios paganos que asediaban a las primeras comunidades cristianas, y se filtraban en ellas. San Pablo habla de los «enemigos de la cruz de Cristo, cuyo fin es la perdición, su Dios es el vientre (koilía, el bajo vientre), y su gloria está en aquello que los cubre de vergüenza»; no aprecian sino «las cosas de la tierra» (Flp 3, 19). Es el materialismo práctico. Denuncia también el Apóstol los deseos de la carne (epithymía sarkós), y sus excesos, contrarios al Espíritu (Gál 5, 16 ss). En la Primera carta a los Corintios hace una lista de esas desviaciones que cierran la entrada al Reino de Dios: inmorales (pórnoi, se refiere a la fornicación y a la prostitución), adúlteros (moijói), afeminados (malakói), pervertidos (arsenokóitai, literalmente: varones que tienen coito entre ellos), borrachos (méthysoi). Una denuncia análoga se encuentra en la Carta a los Romanos (1, 21-32), donde se refieren también otros vicios. No es difícil calcular el daño que provoca el mundo de la farándula y sus desvergonzadas confesiones, y comentarios, que se deslizan hacia la curiosa opinión general; se ha ido perdiendo el pudor más elemental, y con él el sentido objetivo del bien y del mal en ese ámbito tan sensible de la conducta humana.

Un gran poeta del siglo XX, Paul Claudel, escribió en una carta dirigida a Jacques Rivière: «Es por la Virtud que se es hombre. La castidad lo hará vigoroso, pronto, alerta, penetrante, claro como un golpe de trompeta y espléndido como el sol de la mañana. La vida le parecerá plena de sabor y de seriedad, el mundo de sentido y de belleza». ¡Magnífica descripción antropológica!; algo de ello podría desearse de la predicación, que calla absolutamente estos temas.

Con ocasión de la encerrona debida a la pandemia, el Ministro de Salud de la Nación, que en una gestión anterior del mismo cargo fue un entusiasta promotor de condones, promueve ahora el sexting, intercambio de fotos y mensajes eróticos por medios digitales, para evitar el aburrimiento, y lo hace con apoyo presidencial. ¡Irrisorio!. Es una práctica habitual entre mucha gente, jóvenes especialmente; no hacía falta el estímulo del Estado. Este disparate evoca el carácter perverso de una actitud oficial más amplia, que se manifiesta en los programas de Educación Sexual impuesto en los colegios. En la Provincia de Buenos Aires se proclama el derecho de niños y adolescentes a recibir ese servicio estatal, una intromisión abusiva fundada en la Ley 14.744, que es inconstitucional, contraria a las libertades de educación y de conciencia, sancionada sin la amplitud de consultas y debates que la importancia del tema merecía, y que favorece la corrupción de menores, al inducir desde la primera infancia a conductas reñidas con el orden natural. En su momento he protestado por todos los medios contra semejante arbitrariedad.

Señalo otro elemento: una marca muy conocida de dentífrico hace propaganda por televisión de la sonrisa que supuestamente se obtendría mediante su uso; aparecen: un chico con síndrome de down, una mujer que juega al fútbol, otra que rompe los cánones estandarizados de belleza, todos sonriendo, y finalmente una pareja gay, que dice: «Cuando me preguntan por mi novia, yo sonrío». Así se intenta hacer pasar por normal la nueva versión del amor. Recientemente, el Papa emérito Benedicto XVI comentó en una entrevista: «Hace cien años a todo el mundo le hubiera parecido absurdo hablar de matrimonio homosexual. Hoy todo el que se oponga a él queda excomulgado socialmente». Y añade: «La sociedad moderna está formulando un credo del anticristo, y el que se opone a él es castigado con la excomunión social...». Se trata de «una dictadura mundial de ideologías aparentemente humanistas».

El desarreglo de la función sexual tiene consecuencias en el equilibrio pleno de la personalidad, sin excluir la dimensión religiosa, y el orden debido en la sociedad a través del protagonismo de la familia. El pecado contra el orden del espíritu en la sexualidad, no es el peor de los pecados, pero ¿cómo puede compaginarse con él el afianzamiento y crecimiento de un amor verdaderamente humano?. La entrega a ese comportamiento desordenado impone al alma, absorbida en sus funciones inferiores, esclavizada por la materia, la dificultad para elevarse hacia Dios; su espiritualidad queda cercenada en el ejercicio de sus funciones superiores. No es de extrañar, entonces, que en una sociedad en la que se alienta la separación del sexo del amor de amistad, Dios desaparezca del horizonte cultural.

El uso desordenado del sexo es una fuerza destructiva, de las peores que pueden afectar a una comunidad. Se naturaliza la idea de que el matrimonio -entre hombre y mujer- ya no es el ámbito que corresponde a aquella relación íntima; ahora se lo remplaza por la «pareja», hasta el lenguaje cotidiano registra el cambio. La sexual revolution, con origen en Estados Unidos, ha ganado sociedades enteras, en las que el sexo es el centro del interés; en su versión oficializada de la ideología de género arrasa las convicciones naturales de los jóvenes, y del común de las personas honestas, que justifican el comportamiento desordenado en virtud de un subjetivismo egoísta que los medios de comunicación difunden como si fuera la inspiración normal de la conducta humana. El cuerpo y los placeres gozan de todos los derechos; el orden objetivo y la naturaleza que lo establece no son espontáneamente reconocidos y aceptados como principios de conducta.

La antropología cristiana incluye una enseñanza amplia, positiva y bella sobre el cuerpo, el sexo, y el amor. Juan Pablo II ha dedicado dos años a catequesis semanales sobre esa temática. Pero, indudablemente, no es fácil convertirla en experiencia vivida en una sociedad pansexualizada y erotizada artificialmente. Peor aún, por temor a quedar desubicados, los pastores de la Iglesia no asumen esas verdades en la predicación y la formación permanente de los fieles. No advierten la necesidad y la urgencia de desarrollar una contracultura, difundiendo los valores naturales y cristianos, y prestando su apoyo a los grupos que se empeñan en hacerlo.

Parece que todo eso ha entrado en cuarentena.


Mons. Héctor Aguer, Arzobispo emérito de La Plata

Académico de Número de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas.

Académico Correspondiente de la Academia de Ciencias y Artes de San Isidro.

Académico Honorario de la Pontificia Academia de Santo Tomás de Aquino (Roma).

900 LÍDERES DE AMÉRICA LATINA



se comprometen a enfrentar desafíos de la región

Radio Vaticano, 2020.05.16


La Academia Latinoamericana de Líderes Católicos es un centro de formación, cuya misión es formar líderes desde una perspectiva católica, arraigados en la fe de la Iglesia, para transformar el mundo social, político y económico a la luz de la Doctrina Social de la Iglesia. El 18 de mayo concluirá el I Seminario Internacional de Liderazgo Católico con una conferencia magistral que será dictada desde México y la ciudad de Roma.

Este lunes 18 de mayo, concluye el I Seminario Internacional de Liderazgo Católico ‘Latinoamérica frente a la crisis mundial’, con la conferencia magistral que dictarán desde Roma y México, Guzmán Carriquiry Lecour, Vicepresidente emérito de la Pontificia Comisión para América Latina y Luis Felipe Bravo Mena, Ex Embajador de México ante la Santa Sede; quienes presentarán un diagnóstico sobre la situación de la región y sus desafíos después de la pandemia.

El uruguayo Guzmán Carriquiry, es uno de los referentes del laicado latinoamericano en los últimos pontificados. Primer laico en ser nombrado jefe de sección en el Vaticano en tiempos de San Paulo VI, primero en ser subsecretario con San Juan Pablo II, primer laico designado como secretario de un dicasterio por Benedicto XVI, y primer laico Vicepresidente en el Vaticano, en tiempos del Papa Francisco, con quien lo une una larga y profunda amistad. Y Luis Felipe Bravo Mena, uno de los laicos más representativos que ha asumido responsabilidades políticas en México. Ha sido diputado local, federal, senador, secretario general, presidente y referente moral de uno de los partidos políticos más importantes en México. Se desempeñó como embajador ante la Santa Sede en tiempos del Papa Benedicto XVI.

En el Seminario se gradúan 900 líderes de 24 países de América y Europa que concluyen exitosamente su formación después de un mes de preparación. Entre los graduados se encuentran obispos de México, Costa Rica, Colombia, Chile, Venezuela, Ecuador y Guatemala; así como dirigentes políticos de toda la región como la excandidata presidencial de México Margarita Zavala, el diputado radical de Argentina Horacio Goicoechea, la concejal chilena Natalia Pérez, el diputado socialista de Brasil Cleiton Oliveira; o dirigentes sociales como Ricardo Casanova Vicerrector de la Universidad Católica del Táchira-Venezuela, el presidente de la Comisión Nacional Justicia y Paz de Argentina Emilio Inzaurraga, el Vicepresidente del Consejo Nacional de laicos de Colombia Ilich Ruiz-Réynel, entre otros.

En el marco de esta conferencia, los 900 participantes del Seminario formalmente asumirán un compromiso para reconstruir la región después de la pandemia, desde un discernimiento evangélico de la realidad, con una mirada de esperanza, una cultura de encuentro para un nuevo modelo de desarrollo, cuyo centro sean los más pobres y descartados.

Los participantes en este seminario respaldado por las universidades Católica Lumen Gentium de ciudad de México, Católica de Costa Rica, Universidad de Monserrate de Bogota y Finis Terrae de Chile; han tenido clases y diálogos con el Cardenal Carlos Aguiar, arzobispo primado de México; la Hna. Liliana Franco, presidenta de todos los religiosos en América Latina; Miguel Ángel Rodríguez, ex Presidente de Costa Rica; entre otros.  El Seminario concluye con esta conferencia magistral abierta al público este lunes 18 de mayo que se transmitirá desde el sitio http://liderescatolicos.net/seminario/

La Academia Latinoamericana de Líderes Católicos es un centro de formación internacional con presencia en 7 países de América Latina cuya misión es formar líderes desde una perspectiva católica, arraigados en la fe de la Iglesia, para transformar el mundo social, político y económico a la luz de la Doctrina Social de la Iglesia.

URUGUAY



en qué consiste la “política de desestímulo de los abortos” que anunció Luis Lacalle Pou

Por Claudia Peiró
Infobae, 13 de mayo de 2020


 “Sin perjuicio de la filosofía de cada uno [y de] lo que hayan votado o acompañado en su momento, todos entendemos que Uruguay tiene que tener una fuerte protección a los niños por nacer, que hay que tener una política de desestimulo de los abortos, que el Uruguay en su Constitución y de acuerdo a los pactos ratificados entiende que hay vida desde la concepción y en ese sentido, un niño que no ha nacido tiene derechos”, dijo recientemente el presidente del Uruguay, Luis Lacalle Pou, ante la pregunta de un periodista durante una videoconferencia de prensa.


“Lo que el Presidente plantea es una reafirmación lo que ha dicho en la campaña. Siempre recordó que él no había votado la ley de legalización del aborto y reiteró su defensa de una agenda pro vida”, dijo el diputado Rodrigo Goñi, del Partido Nacional, ante la consulta de Infobae.

“En todas esas declaraciones, más allá de su posición en defensa de la vida, también había dicho que, si le tocaba ser presidente, no iba a derogar la ley del aborto sino buscar mecanismos positivos para disuadir esa práctica”.

El Uruguay aprobó en 2012, la ley nº 18.987 de interrupción voluntaria del embarazo, durante la presidencia de José Mujica.


El actual presidente, Luis Lacalle Pou, ha presentado una Ley de urgente consideración, que propone cambios en muchos aspectos de la normativa uruguaya, desde reformas al Código Penal hasta cambios que hacen a la eficiencia del Estado, pasando por las políticas sociales, la emergencia habitacional, aspectos empresariales y agropecuarios, entre otras. Contiene también propuestas relacionadas con esta reafirmación del presidente de su aspiración a desalentar la práctica del aborto.

 “Uno de los capítulos de esta Ley de urgente consideración es la mejora del sistema de adopción, facilitando la acogida de los niños en nuevas familias y la situación de la mujer que no desea tener al niño, para que no lo aborte”, explicó Goñi.

“La ley busca darle mayores apoyos a la madre embarazada, pone más énfasis en la protección de la maternidad, agrega el legislador uruguayo. Hasta ahora hemos venido con políticas que se han centrado en el ‘derecho’ al aborto. Se trata de cambiar ese enfoque”.

“Otro aspecto contemplado es mejorar el acceso a la vivienda para la pareja joven, ya que mucha veces las condiciones de vida inciden en la decisión de tener hijos”, dijo Goñi, aludiendo al espíritu de la iniciativa oficial, que es el estímulo a la natalidad.

En la conferencia de prensa, Lacalle Pou había aclarado: “Sin perjuicio de eso [N. de la R: que la legalización del aborto está vigente en Uruguay], nosotros tenemos una agenda provida, que estoy seguro que todos los que estamos acá la compartimos, sin perjuicio de lo que hayamos votado en la ley conocida como la interrupción voluntaria del embarazo. Hay ejemplos muy buenos a nivel internacional y a nivel nacional que hacen al acompañamiento, a la protección de la madre que no desea serlo, y en ese sentido vinculado [con] la adopción, tenemos que tener un Estado presente para que eventualmente esa madre que está por tener un niño que no desea, y esos padres que desean serlo a través de la adopción, tengan una cercanía y una institucionalidad más presente en ese momento tan difícil.”

También recordó el Presidente que “que la masificación de los anticonceptivos” constituye “una buena cosa que debe ir acompañada de una educación sexual para que desde temprana edad sepan a qué atenerse”, cuando inicien su vida sexual.

En agosto de 2019, durante la campaña, Lacalle Pou ya había dicho, en un acto en Colonia, que su gestión tendría una “agenda de provida”. "Voy a hacer lo imposible para que no haya abortos”, fueron sus palabras.

Por otra parte, como lo recuerda el diario El País de Uruguay, el programa del Partido Nacional proponía ya modificaciones al régimen de adopciones, con el objetivo de “agilizar drásticamente los tiempos, garantizando los debidos procesos”.

Rodrigo Goñi señaló además que es firmante de un proyecto “para que se otorgue a los padres el derecho a participar de la educación sexual de los hijos” y se dijo favorable a “una Educación sexua que no ponga el énfasis en lo que se ha llamado derechos sexuales sino en una concepción humanista que promueva una vida sexual responsable”.

En cuanto al aborto, recordó que hasta ahora “a nivel político se puso mucho énfasis en el derecho de la madre”, mientras que su gobierno quiere poner el acento en “las ayudas a la pareja joven, a la madre sola, al adopción y a la educación sexual integral”.

También resaltó un aspecto que contrasta curiosamente con el caso de Argentina, donde el aborto no es legal, pero hay una continua promoción de su práctica desde el Estado, tanto nacional como en algunos distritos. Baste si no, ver el cartel con el cual reciben al público en uno de los centros de vacunación habilitados por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires para la campaña antigripal.

 “No hay una promoción del aborto -dijo Rodrigo Goñi-. La ley se aplica naturalmente, sin énfasis ni para un lado ni para el otro”.

En la Argentina, en contraste, tenemos polémicas como la del Hospital Piñero, donde la misma Justicia porteña hizo tapiar un mural porque representaba a un feto en el vientre de su madre -un niño en avanzada gestación, vale aclarar, ¡y pintado en la fachada de una maternidad!- por considerarlo “violencia simbólica” hacia la mujer que decidió abortar…

En plena cuarentena, además, con operaciones y otras prácticas médicas importantes suspendidas, hubo una catarata de mensajes avisando que el protocolo de aborto no punible -que es una legalización disfrazada- seguía vigente.

Y, más todavía, el propio presidente Alberto Fernández afirmando que lamenta que la cuarentena le haya impedido enviar al Congreso su proyecto de legalización del aborto…

De ahí la importancia del mensaje de Lacalle Pou, porque en esta materia existe la ley por un lado, pero también la política, el mensaje que se envía desde la autoridad. Los promotores de la legalización de esta práctica en la Argentina se cansan de proclamar que “nadie quiere el aborto”, pero eso no se refleja en su discurso ni en su espíritu, que es de continua promoción y, sobre todo, de minimización de lo que significa: negar que hay vida hasta no se sabe qué semana, asimilar el feto a una “larva” o un amasijo de células; además de presentar proyectos de ley en los que se veta todo intento de disuasión del aborto. La única charla previa que se puede sostener con la mujer que quiere abortar es explicarle cómo son los métodos. Punto.

En cuanto a las cifras de aborto en Uruguay, Goñi dice que “el número actual no se sabe contra qué compararlo”. Es lógico, ya que no existen cifras ciertas de abortos clandestinos. En efecto, otro caballito de batalla de los promotores del aborto es que su legalización disminuye los abortos. Por eso difunden cifras gigantescas, incomprobables, pero evidentemente poco creíbles desde el punto de vista del sentido común, que también indica que difícilmente algo que es clandestino y caro, disminuye al volverse legal y gratuito. No tiene la menor lógica.

En Uruguay, la cifra de abortos ronda los 10.000 por año. Pensemos que en Argentina, se tiran cifras de medio millón y, aunque Uruguay tiene una población muy inferior a la nuestra (3,5 millones de habitantes), la comparación hace evidente la mentira; mentira deliberada para luego poder decir que hubo una drástica disminución. Aplicando una regla de tres simple, nos daría unos 120.000, muy lejos del medio millón imaginado por la Campaña pro aborto y refrendado incluso por Salud...

 A la pregunta de para qué queremos más gente, la respuesta de Lacalle Pou es que la natalidad es muy beneficiosa para el país
“El Presidente ha sido muy claro y muy franco. A la pregunta de para qué queremos más gente, la respuesta es que la natalidad es muy beneficiosa para el país. lo mismo sucede con la inmigración”, dijo Rodrigo Goñi, aludiendo al discurso natalista del nuevo gobierno uruguayo.

El contraste entre la Ley uruguaya y los proyectos presentados aquí, incluido el que se rechazó en 2018, es flagrante.

En Uruguay, el aborto es legal solo durante las 12 primeras semanas de gestación (aquí se pretendía que fueran 14). La Ley aclara de entrada que “la interrupción voluntaria del embarazo (...) no constituye un instrumento de control de los nacimientos.”

Lo más destacable son las instancias de disuasión y reflexión que prevé la ley uruguaya: la mujer debe poner en “conocimiento del médico las circunstancias derivadas de las condiciones en que ha sobrevenido la concepción, situaciones de penuria económica, sociales o familiares o etarias que a su criterio le impiden continuar con el embarazo en curso”. Pensemos que en Argentina existen asociaciones de militantes que practican embarazos con misoprostol sin la menor supervisión médica y sin que la justicia se mosquee.

El siguiente paso que prevé la ley uruguaya es “la consulta con un equipo interdisciplinario” que se integra con 3 profesionales, uno debe ser “médico ginecólogo, otro deberá tener especialización en el área de la salud psíquica y el restante en el área social”.

Este equipo no sólo informa de los métodos, como planteaban los proyectos locales, sino de "los riesgos inherentes a esta práctica” y “sobre las alternativas al aborto provocado incluyendo los programas disponibles de apoyo social y económico, así como respecto a la posibilidad de dar su hijo en adopción”.

Nada de eso estaba contemplado en los proyectos de quienes afirman que “nadie quiere el aborto”.

“En particular -dice la ley uruguaya-, el equipo interdisciplinario deberá constituirse en un ámbito de apoyo psicológico y social a la mujer, para contribuir a superar las causas que puedan inducirla a la interrupción del embarazo y garantizar que disponga de la información para la toma de una decisión consciente y responsable.”

Le sigue “un período de reflexión mínimo de cinco días”. Recién entonces, si la mujer ratifica su decisión, se practica el aborto.

En ese lapso, el equipo interdisciplinario puede incluso, “con consentimiento expreso" de la mujer, “entrevistarse con el progenitor”, el gran convidado de piedra de los proyectos argentinos.

Otro item que contrasta con el espíritu local es que el aborto puede practicarse más allá de las 12 semanas sólo en caso de que “la gravidez implique un grave riesgo para la salud de la mujer”, cuando “se verifique un proceso patológico (del feto), que provoque malformaciones incompatibles con la vida extrauterina” o cuando el embarazo “fuera producto de una violación acreditada con la constancia de la denuncia judicial, dentro de las catorce semanas de gestación”.

El protocolo de aborto no punible que sin la menor transparencia se aplica en la Argentina -donde esta practica no es legal- no fija ningún límite de tiempo de gestación al aborto en caso de violación ni exige más que una declaración jurada, no es necesaria la denuncia policial.

Se ha llegado incluso al colmo de una condena penal a un médico que se negó a practicar un aborto a una embarazada de 5 (cinco) meses, en lo que constituyó un claro acto de revanchismo por el rechazo parlamentario a la ley en el año 2018.