Jorge Scala
[Artículo enviado a La Voz del Interior, que no lo publicó]
Mucho se ha debatido
en estos días sobre los tres sustantivos que titulan esta nota. Como Tesorero y
apoderado de “Portal de Belén” quisiera hacer un breve aporte a esas tres
palabras, concatenándolas del mejor modo posible.
En EE.UU. decidieron
investigar seriamente el problema de las violaciones en todos sus aspectos. Se
hizo un protocolo de investigación y se designó al Hospital San Pablo de
Minneapolis para efectuar el estudio. Los trabajos duraron 10 años, durante los
cuales fueron derivados a dicho centro sanitario todas las mujeres violadas de
la región. En total se investigaron más de 3.500 violaciones.
Entre las cuestiones
estudiadas se incluyó la relación entre violación y embarazo. Muy pocas de las
mujeres violadas presentaron embarazos. Todos esos embarazos fueron estudiados,
tanto sea en los casos en que las mujeres abortaron como en los que continuaron
sus embarazos. Se hicieron las pruebas genéticas pertinentes –tanto en los bebés
abortados como en los nacidos-, y se determinó, científicamente, que todos los
embarazos habían sido fruto de relaciones consentidas, con sus esposos o algún
otro varón. En pocas palabras: las 3.500 violaciones no habían causado ningún
embarazo (Reardon, David C., "Aborted Women: Silent No More").
En “Portal de Belén”
tenemos la experiencia de campo, que por la obvia falta de medios no ha podido
verificarse con validez científica. La comparto: entre las muchas mujeres que
hemos ayudado en estos más de 20 años de servicio al bien común, nos hemos
encontrado con algunas mujeres violadas y embarazadas. Vienen a nosotros
mujeres embarazadas en situación de conflicto y, ¿qué duda cabe?, la violación
es uno de los conflictos más penosos que nos ha tocado acompañar.
Desde el comienzo de
nuestra Asociación, intuimos que el mejor modo que tiene una mujer embarazada
para superar su conflicto –cualquiera que sea-, es darle las herramientas que
necesite para poder continuar con su embarazo y, más adelante, para que pueda
criar amorosamente a ese hijo que lleva en su seno. En la generalidad de los
casos esto parece muy obvio. Y lo es.
Ahora bien ¿qué sería
lo mejor para una mujer encinta cuyo conflicto fuera el haber sido víctima de
una violación?. En realidad no lo sabíamos. Ni lo supimos hasta que se nos
fueron presentando los primeros casos. Era evidente que la ayudaríamos a
continuar con su embarazo: a fin de cuentas, ese es nuestro fin asociativo.
Pero lo que no era nada obvio es que criar a ese hijo –en lugar de darlo en
adopción-, fuera la mejor opción para la mujer violada.
Como no podíamos
resolver la duda, pues había tantos y tan buenos argumentos para una u otra
opción, decidimos obrar con esas mujeres igual que con las demás: procurar
ayudarlas a aceptar, amar y criar a ese hijo que venía al mundo de ese modo
trágico. El resultado superó todas nuestras mejores expectativas. Se los
comparto.
En “Portal de Belén”
no solo damos alojamiento y comida, sino también atención médica, jurídica,
psicológica, etc. a las mujeres que lo necesitan. Todas las mujeres violadas
recibieron atención psíquica. Con ese acompañamiento y el nuestro, decidieron
no solo continuar sus embarazos, sino también criar a sus hijos. En todos los
casos, en un tiempo relativamente breve, los informes psicológicos concluyeron
del mismo modo: el acto de amor de haber acogido, amado y criado a ese hijo,
curó completamente las secuelas psíquicas de la violación. Para nosotros fue
una de las sorpresas más hermosas que tuvimos, en estos años de trabajo
silencioso y fecundo.
Ante estas realidades
que nos enseña la ciencia y nos muestra el trabajo de campo con quienes padecen
la problemática, me pregunto: ¿Puede ser razonable matar por las dudas que el
hijo fuera producto de una violación, cuando se sabe que esto casi nunca
sucede? También me pregunto: ¿es bueno para la mujer violada quitarle la
posibilidad de la curación total, del trauma que le produjo esa brutalidad?.
A los caballos que
circulan por la ciudad hay que ponerles anteojeras, para que no vean la
realidad; puesto que si la percibieran se asustarían y provocarían un desastre
movidos por el miedo. Me vuelvo a preguntar: ¿qué clase de “anteojeras” tienen
algunos de nuestros jueces, gobernantes y médicos, que parecen impedirles
reconocer la realidad?.
En un rato se mata a
una persona por nacer. Nosotros preferimos acompañar a sus mamás durante meses,
ayudándolas a crecer y superar por sí mismas todos sus obstáculos. Nos parece
lo mejor para todos, también para nosotros que crecemos en humanidad…