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Nueva disputa con Uruguay por los controles en Botnia





Por Nelson Fernández 

La pastera UPM (ex Botnia) volvió a ser centro de batalla entre Uruguay y la Argentina, con duras acusaciones públicas cruzadas acerca de los controles ambientales conjuntos que ordenó la Corte Internacional de Justicia de La Haya.

En Uruguay, donde por decisión política del presidente José Mujica se extreman los cuidados en la relación bilateral, esta vez no se ocultó el malestar generado por las palabras del vicepresidente de la delegación argentina ante la Comisión Administradora del Río Uruguay (CARU), Héctor Rodríguez, que en Gualeguaychú abrió sospechas de contaminación por la pastera.

Rodríguez dijo que el gobierno uruguayo está "violando" el mandato del Tribunal de La Haya en torno del control compartido de la pastera UPM, ya que ha modificado "unilateralmente" las reglas que debe cumplir la empresa. El delegado del gobierno de Cristina Kirchner ante la CARU dijo que "hay una actitud muy tozuda desde el Uruguay".

El Ministerio de Relaciones Exteriores de Uruguay respondió anoche con un comunicado que lleva la firma de la delegación uruguaya ante la CARU y se preocupó por aclarar que su actitud ha sido siempre de "transparencia" en los datos de controles ambientales. También resaltó que la Argentina obstaculizó la divulgación de esos estudios y que la fábrica de UPM no genera contaminación.

Rodríguez había acusado a Uruguay de haber cambiado unilateralmente "el parámetro de temperatura de agua en sus efluentes" y que eso fue "para favorecer a (la ex) Botnia". Añadió que eso se hace "en violación del mandato de la sentencia" internacional de la Corte de La Haya. "Tan a favor de Botnia es que no se modifica el parámetro de temperatura de agua para todo el curso del río Uruguay, sino solamente y exclusivamente para los efluentes de Botnia-UPM", subrayó Rodríguez. El representante argentino dijo que el gobierno de Mujica aplica "una continuación en la estrategia de los hechos consumados".

Estas palabras cayeron mal en Montevideo y se evaluó que correspondía "una respuesta firme y contundente", según dijeron a LA NACION fuentes del gobierno oriental.

Para mostrar la voluntad de divulgación de los controles ambientales, Uruguay divulgó un tramo del acta de la reunión del 16 de septiembre de 2011, que sostuvo: "Para la delegación uruguaya los tiempos previstos ya están cumplidos y sobrepasados, por lo cual entiende que, cumpliendo con los procedimientos establecidos, las conclusiones sobre los respectivos monitoreos deben hacerse de público conocimiento, sin más dilaciones". El comunicado oficial agregó que ante ese planteo "la delegación argentina no prestó su conformidad".

Sobre la posibilidad de que la ex Botnia genere impacto negativo en el ambiente, el comunicado fue contundente: "No existe ningún dato serio y consistente que demuestre esa presunta contaminación, como tampoco existió durante el diferendo iniciado por la Argentina ante la Corte Internacional".

Para que no quedaran dudas de la postura uruguaya, la declaración determinó que "luego de cinco años de funcionamiento de la planta todos los controles que realiza la autoridad nacional competente siguen demostrando que los parámetros medioambientales se ajustan a los límites autorizados"..

La Nación, 6-6-12