José Barros Guede
Ecclesia, 18
septiembre, 2014
Hoy día, nos
encontramos con diversos tipos de familia, desde la familia clásica religiosa o
civil, formada por la unión consensual de un hombre y de una mujer, a las
constituidas por cónyuges del mismo sexo (homosexuales y lesbianas) que en
España están legalizadas, a las rehechas formadas por cónyuges separados o
divorciados que se han vuelto a casar civilmente con otras personas, a las
monoparentales integradas por un solo padre o madre con hijos y a las
constituidas por las uniones de hecho entre personas de distinto sexo o del
mismo sexo.
No obstante, llama la
atención la gran cantidad de separaciones y divorcios que van en aumento, la
extinción de las familias numerosas, el
aumento de las familias sin hijos o bien
con uno o con dos, la soledad y abandono en que se encuentran los abuelos, la
existencia de relaciones problemáticas entre padres e hijos y la violencia y
agresividad de género entre los cónyuges hasta dar lugar a lesiones y muertes.
Sus causas suelen económicas, morales y
culturales. Económicas: por el desempleo de sus miembros, por el hábitat
hipotecado y por la dispersión de los miembros por razones de trabajo. Morales:
por el egoísmo materialista reinante en las familias, por la infidelidad, celos
y frivolidad de los cónyuges. Culturales: por la diversidad de edad, cultura,
educación, profesión y religión de los
cónyuges.
Es, pues, necesario que la sociedad y el
Estado, protejan a la familia, facilitándole empleo a sus miembros y viviendas
sanas y baratas en arriendo o en propiedad, garantizándole una sanidad
gratuita, un salario familiar suficiente, subsidios sociales y deducciones fiscales
y fortaleciendo la convivencia y fidelidad de los cónyuges y la educación,
cultura, ética y religión de los padres y de los hijos a fin de que la familia
sea una verdadera comunidad de vida y
amor.
José Barros Guede
A Coruña, 17 de
septiembre de 2014