SE PRACTICO SIN
CONOCIMIENTO PREVIO DEL HIJO DE LA
SEÑORA Y PREVIA “DONACION” DE ESTA DE 2.500 EUROS.
Por Carlos ALVAREZ
COZZI (•)
La agencias de noticias nos
informan que Tom Mortier, hijo de Godelieva De Troyer, a quien un médico en
Bélgica le practicó la eutanasia en abril de 2012 aduciendo “depresión
intratable”, ha presentado una demanda ante la Corte Europea de
Derechos Humanos contra la ley de eutanasia que rige en Bélgica y que permite a los médicos “recetar” la muerte de sus pacientes.
A Mortier, a pesar de
ser el hijo de la paciente asesinada, no se le informó sobre el procedimiento
de eutanasia sino hasta un día después de su muerte.
Robert Clarke,
miembro del equipo de litigación de Alliance Defending Freedom (ADF),
organización que presentó la demanda a nombre de Tom Mortier en la Corte Europea de
Derechos Humanos, aseguró que “el gobierno tiene la obligación de proteger la
vida, no de ayudar a promover la muerte”.
“Una persona puede
pretender que a ella se le pueda permitir hacer lo que ella desee, pero eso no
sobrepasa la responsabilidad del gobierno de proteger a los débiles y
vulnerables”, señaló.
Clarke señaló que
“estamos alentando a la
Corte Europea a que defienda este principio, que es
completamente consistente con la Convención Europea de Derechos Humanos”.
El médico, por más de
20 años de Godelieva De Troyer le negó en 2011 su petición de someterse a la
eutanasia, a pesar de que ella había conseguido el consentimiento de tres
médicos que no tenían conocimiento previo de su caso.
Sin embargo, luego de
que la mujer donara 2.500 euros (alrededor de 3.200 dólares) a la organización
Life End Information Forum (Foro de Información del Final de la Vida ), cofundada por el
oncólogo Wim Distelmans, este llevó a cabo su solicitud de eutanasia debido a
la supuesta depresión “intratable”.
Distelmans no tiene
calificación médica como psiquiatra, y ninguno de los médicos involucrados en
el caso tuvo una prolongada relación de médico-paciente con De Troyer.
Además, ha destacado
Alliance Defending Freedom, la comisión que ha creado el gobierno de Bélgica
para supervisar cualquier fallo en la ley de eutanasia ha sido dirigida, desde
el inicio, por Distelmans.
ADF explicó que “las
instituciones del Consejo de Europa han mostrado una consistente oposición a la
legalización del suicidio asistido y la eutanasia. El único deber de un Estado
es el deber positivo de proteger la vida”.
Para Alliance
Defending Freedom, la ley de eutanasia de Bélgica, que ahora permite que los
niños pidan que les maten (o incluso sin que los pidan, si lo decide un médico)
ha llegado muy lejos.
Para Roger Kiska,
consejero Senior de ADF, “las personas que sufren de depresión necesitan
compasión y amor, no una receta de muerte”.
“El Estado tiene un
deber de poner las garantías necesarias para que los pacientes que sufren
reciban el cuidado adecuado de los médicos y una oportunidad para consultar con
los miembros de la familia”, dijo.
Bélgica, que viene de
agregar a la ley de eutanasia de mayores, otra que autoriza la practica sobre
niños que lo soliciten, deberá responder ahora ante la prestigiosa Corte
Europea de Derechos Humanos de Estrasburgo.
Parece claro que,
como se señala en la nota, el primer deber de todo Estado es proteger a los
débiles, según lo preceptúa la Convención Europea de Derechos Humanos.
Advierta el lector
hasta que límites puede llevarse el relativismo ético consagrado en las
legislaciones positivas. El médico, que de acuerdo el juramento hipocrático
debe defender en todo momento el don de la vida, es impelido por esta norma
belga a dar muerte a la persona que se lo solicita, sea mayor o incluso menor
de edad, cuando existan supuestas razones de sufrimiento de parte del paciente.
Siempre el paciente
sufre, en su cuerpo o su mente, pero si se va a responder con la muerte
administrada por quien debe velar por la salud y la vida, se pervierte la
propia relación médico-paciente y todo su entorno y se acaba con estos
desastres legislativos y éticos como está sucediendo en Bélgica y Holanda.
Es tiempo de revisar
esas legislaciones y entretanto, de que la Corte Europea de
Derechos Humanos propine una buena condena a estos Estados que se creen con el
poder de decidir quien debe vivir y quien debe morir.
(•) Catedrático de
Derecho Privado en Uruguay. Experto en Bioderecho.