DON BOSCO

DON BOSCO
"BUENOS CRISTIANOS Y HONRADOS CIUDADANOS"

ALIMENTOS APTOS, A LA BASURA



Clarín, Editorial, 7-9-14

Uno de los Objetivos del Milenio para 2015 era erradicar la pobreza extrema y el hambre. Huelga decir que no se ha cumplido en manera alguna. Este dato es corroborado por otro: en el mundo se pierden o van a la basura 1300 millones de toneladas de alimentos aptos para el consumo. De poco han valido las campañas internacionales para modificar esa situación. En el caso de nuestra región, el 6% de las pérdidas señaladas se dan en América latina y el Caribe: aquí, mientras eso sucede, el hambre continúa afectando a casi el 8% de la población regional.

Lo que más preocupa en los organismos internacionales es que mucho de lo que se desecha son productos con defectos muy leves (etiquetado, errores de peso, abolladuras en el caso de latas, tamaño irregular o fecha de vencimiento) que podrían ser perfectamente consumidos, pero son los que quedan de lado en la larga cadena que va de la producción al consumo. En proporción, de la producción total de cada alimento que se desperdicia en el mundo, las frutas y hortalizas ocupan el primer lugar, con un 45%.

En la Argentina, el panorama no es mejor. Según el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), algunos porcentajes en las pérdidas son mayores que los promedios dados. En frutas y hortalizas, las pérdidas superan el 50%, y en cereales y pescados, llegan al 30%. En nuestro caso, son la falta de infraestructura de transporte, el desconocimiento en la implementación de nuevas tecnologías de aprovechamiento, y las enormes distancias entre zonas de producción y de comercialización algunos de los factores que están en la base del problema.

Esta escandalosa realidad no es desconocida para la Red Argentina de Bancos de Alimentos que, con 17 bancos, distribuye 7 millones de alimentos donados entre 1300 organizaciones que asisten hoy a más de 200.000 personas. Debemos recordar que existe una ley, aprobada por unanimidad en el Congreso, la ley Donal (llamada también "del buen samaritano"), cuyo artículo 9 fue vetado en 2005 por el entonces presidente Kirchner; precisamente se refería a la responsabilidad civil de los donantes, con lo cual los dejó sin respaldo legal frente a posibles demandas judiciales. Tras este criminal veto, la norma quedó en un limbo jurídico.

Cuando se oye decir al jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, en Diputados, que "la Argentina ha erradicado los niveles de indigencia y hambre", no se puede reaccionar más que con estupor e indignación. Diversas fuentes coinciden en que hay más de dos millones de personas por debajo de la línea de indigencia, es decir, que no alcanzan a comprar los alimentos básicos, según los últimos informes de la Universidad Católica Argentina.


Los argentinos hemos sido y seguimos siendo muy desaprensivos a la hora de administrar las compras, evitar desperdicios innecesarios y aprender el buen ejercicio de la donación. Ahora, por responsabilidad social y solidaridad con los que carecen hasta de lo más elemental, como son los alimentos, los funcionarios deben dar respuesta a la acuciante realidad, y los ciudadanos contribuir con nuestra ayuda generosa.