¿La vida humana es
un producto?
¿Cuáles son los
límites de la ciencia?
Por Carlos Álvarez
Cozzi (•)
Las agencias de
noticias internacionales,
hace unos días,
informaban que una chica de nombre Aldana es una de las cincuenta personas en
el mundo que tiene “tres padres” biológicos.
La joven es producto
del reemplazo mitocondrial, una terapia experimental que estuvo vigente por muy
poco tiempo.
Alana Saarinen es
una de las pocas personas en el mundo que tiene ADN de tres personas. Para ser
exactos es una de las entre 30 y 50 personas en todo el mundo que tienen
mitocondrias –y por lo tanto ADN– de una tercera persona.
Ella fue concebida
mediante un tratamiento de fertilidad pionero en Estados Unidos que luego fue
prohibido.
"Mucha gente
dice que tengo los rasgos de mi madre, mis ojos se parecen a los de mi papá…
Tengo algunas características de ellos y mi personalidad es la misma
también", declaró Alana a BBC.
"También tengo
ADN de una tercera mujer. Pero no la consideraría un tercer padre, sólo tengo
algo de su mitocondria", agrega la joven.
Por lo demás es una
chica normal: le gusta jugar al golf y tocar el piano, escuchar música y salir
con sus amigos.
Según BBC, a las
mitocondrias se las llama las fábricas de las células. Son las partes que crean
la energía que todas nuestras células necesitan para funcionar y mantener el
cuerpo vivo. Pero también contienen un poco de ADN.
Pronto podría haber
más personas como Alana, con tres padres genéticos, porque el Reino Unido está
pensando en legalizar una nueva técnica similar que usaría mitocondrias de una
donante para eliminar enfermedades genéticas.
Se denomina reemplazo
mitocondrial, y si el Parlamento británico vota a favor, Reino Unido se
convertirá en el único país del mundo que permite el nacimiento de bebés con
ADN de tres personas.
Su madre, Sharon
Saarinen, había estado intentado tener un bebé durante diez años a través de
varios procedimientos de fertilización asistida (FIV).
El investigador
clínico experto en embriología Jacques Cohen y su equipo del Instituto Saint
Barnabus de Nueva Jersey, EE.UU., fueron pioneros en la transferencia
citoplasmática a finales de los años 90.
"Pensamos que
había una posibilidad de que algún elemento, alguna estructura en el
citoplasma, no estuviera funcionando óptimamente. "
El científico
transfirió un poco del citoplasma de una donante que contenía mitocondrias a un
óvulo de Sharon Saarinen. Luego, éste fue fertilizado con el esperma de su
marido.
Gracias a estas
mitocondrias, un poco del ADN de la donante estuvo presente en el embrión.
En la clínica de
Cohen nacieron 17 bebés como resultado de la transferencia citoplasmática, y
ellos pueden tener ADN de tres personas.
"Hubo sólo un
aborto natural, considerando que hubo doce embarazos ese es un número
esperable" dice Cohen.
La reflexión que
corresponde hacer ante estos casos es si el fin justifica los medios. Y sabemos
muy bien la respuesta: NO. Si la vida humana es un “don” o si se ha convertido
en un “producto”. Porque que un ser humano tenga material genético de tres
personas, que por tanto son sus progenitores, desnuda nuevamente el tema de
cuales son los límites de la ciencia. No debemos olvidar que cuando un
espermatozoide penetra en un óvulo, se forma un nuevo ser, un nuevo individuo
de la especia humana, como reza el art. 21 del Código Civil uruguayo, con
código genético propio, diferente al de sus progenitores. Los cromosomas de
varón o de mujer estarán en el nuevo ser humano concebido. Pero ello era así
tanto en la fecundación natural como en la asistida sin embargo ahora nos
enfrentamos a otra situación, en la que el nuevo ser recibe material genético
de tres personas.
Por tanto puede
afirmarse que tanto Aldana como los demás casos, se trata de seres humanos que
a diferencia de la aplastante mayoría de la humanidad, en lugar de recibir
genes de un padre y una madre, los recibe de tres personas. Jurídicamente,
deberán ser reconocidos los tres como progenitores?. Esto trastoca la
naturaleza pero además también el Derecho de Familia.
Creemos que si la
clonación humana está prohibida por los tratados internacionales, alguna
regulación debería de darse a la situación descripta vivida por Aldana y otras
49 personas concebidas que recibieron material genético de más de dos personas,
padre y madre.
En estos casos cabe
recordar lo que San Juan Pablo II decía siempre. El avance de la ciencia y la
tecnología si no respeta límites éticos y bioéticos, en vez de ser un progreso
se transforma en un ataque a la dignidad humana. Adviértase, volviendo a lo jurídico,
que si a un joven se le dice que tiene tres progenitores, como podrá ello
afectar su psiquis y su equilibro emocional?.
Todo lo que trasvase
lo humano y no se ajuste a límites bioéticos en lugar de ser un progreso para
la humanidad pasa a ser un lastre y un antivalor. Estamos aún a tiempo de
evitar que se repitan estos hechos, -aparentemente esta técnica no se practica
más- regulando por ley y en tratados internacionales que no se podrá engendrar
a ningún ser humano con material genético de más de dos personas, el padre y la
madre.
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(•) Catedrático
universitario de Derecho