Por Gabriel Osman
Diario Alfil,
2014-09-23
Autoridades del
Conicet evitaron expedirse nuevamente sobre el tema pero ratificaron las
declaraciones de Cecilia Wedemeyer, encargada de relaciones institucionales del
organismo sobre la existencia de una encuesta con vecinos de Malvinas
Argentinas, en la que mayoritariamente se rechazaba la radicación de una planta
procesadora de semillas de maíz de Monsanto en esa localidad.
Las expresiones de
Cecilia Wedemeyer reproducidas por el diario Hoy Día Córdoba niegan que el
Conicet haya encargado encuesta alguna sobre la controvertida radicación, y
aclaró: “La llevó a cabo un investigador asistente del Conicet que trabaja en la Facultad de Ciencias
Políticas de la
Universidad Católica. Nosotros como institución no podemos
avalar el accionar particular de un investigador, que encima no trabaja en una
unidad ejecutora nuestra”.
El investigador
“asistente” del Conicet que trabaja en la Católica es Víctor Mazzalay, padre de Gastón
Mazzalay, uno de los activistas medioambientales que milita en contra de la
radicación de Monsanto. Es decir, no se trata de una encuesta con el sello de
calidad que supone el nombre Conicet y los juicios sobre la controversia pueden
estar teñidos perfectamente de parcialidad.
La discusión sobre la
radicación o no de Monsanto en Malvinas Argentinas parece estar signada por la
falta de calidad y racionalidad involucrando, para colmo, al principal centro
de producción y enseñanza de la ciencia en la provincia como es la UNC. Incluso en estos
estándares pareció moverse la audiencia que el jueves pasado concedió Tamarit a
un grupo de vecinos.
La reunión se
concretó en el despacho de Tamarit con la presencia de la vicerrectora (Silvia
Barei), del secretario de Ciencia y Técnica (Joaquín Navarro) y de siete
vecinos de la organización Si Malvinas, que habían solicitado la audiencia y
que debieron asistir con cláusulas muy claras fijadas por el rector: no más de
siete personas, con bajo perfil público y, por supuesto, sin que se sacaran
fotos del encuentro.
Para los vecinos la
reunión fue “frustrante” e incluso uno de ellos se retiró antes por sentirse
destratado. El Rectorado no informó sobre la reunión en sus órganos de difusión
pero los vecinos se encargaron de ello. Dijeron que Tamarit invocó una
investigación del Conicet que daba claros resultados en contra la radicación y
criticó con severidad a Marcelo Conrero, el decano de Ciencias Agropecuarias
que propicia darle un tono racional y científico a un debate repleto de
preconceptos e ideología.
La conversación fue
larga y monocorde, con Tamarit dando claras muestras de estar en contra de la
radicación y ninguna disposición a recibir a directivos de Monsanto para que
expongan las características de la radicación.
Siguiendo siempre el
testimonio de los vecinos presentes en el despacho de Tamarit, éste habría
denostado con severas palabras a Conrero y al intendente de Malvinas
Argentinas, Daniel Arzani. “El decano de Agronomía es un caradura y el
intendente de Malvinas Argentinas, un sinvergüenza”, habrían sido las palabras
proferidas este físico egresado de Famaf y dedicado a sofisticados estudios
sobre “inteligencia artificial”.
La reunión comenzó
mal (con condiciones) y terminó peor (vecinos destratados), siempre ciñéndonos
al relato de los integrantes de Si Malvinas. Pero al margen de la precisión de este
relato sobre la audiencia, los vecinos autoconvocados han tirado la toalla en
cuanto a esperar una “asistencia científica” del Rectorado y están resueltos a
enderezar sus pasos hacia la
Facultad de Agronomía.
Es improbable que las
autoridades de la UNC
modifiquen una postura militante ya exhibida públicamente y expresada, incluso,
en resoluciones del Consejo Superior.
Mientras, seguro que
ven con un guiño de asentimiento demostraciones de repudio –y de dinero- como
la movilización del sábado pasado a Malvinas Argentinas de cerca de 2.000
militantes de La Cámpora ,
que decidieron pasar el 21 de septiembre en la plaza principal del pueblo con
la consigna movilizante de “Primavera sin Monsanto”.