¿En qué medida el crecimiento
económico, la ampliación de derechos sociales y las mejoras en las políticas
públicas promovidas durante la última década impactaron de manera positiva en
el desarrollo humano y en una justa distribución de la riqueza? Esta pregunta
central forma parte de la introducción del informe anual publicado ayer por el
Observatorio de la Deuda
Social Argentina de la Universidad Católica
Argentina (UCA).
El documento, cuyos
datos principales fueron adelantados en los últimos días por La Voz del Interior, arroja
cifras del período 2010-2013 que revelan la magnitud de la deuda social
nacional.
A los índices de
pobreza del 27,5 por ciento y de indigencia del 5,5 por ciento, agrega otros
datos: la inseguridad alimentaria severa (reducción involuntaria de la porción
de comida con registros de hambre) alcanzó en 2013 al 5,2 por ciento de los
hogares, y un 11 por ciento presenta Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI).
Si se tiene en cuenta
que el total de hogares del país asciende a 12.171.675, según el censo 2010,
significa que cerca de 670 mil padecieron inseguridad alimentaria severa el año
pasado, mientras que cerca de 1.339.000 tuvieron algún grado de NBI.
“(Entre 2010 y 2013)
se observa que la persistencia o eventual agravamiento de las condiciones de
subsistencia económica impide a una parte de los hogares superar privaciones
estructurales”, sostiene el informe.
En cuanto al hábitat, se
indica que, por ejemplo, entre 2010 y 2013, aproximadamente el siete por ciento
de la población presentó condiciones de hacinamiento; entre el ocho y el nueve
por ciento, déficit sanitario; cerca del 11 por ciento habitaba una vivienda
precaria, y cerca del 12 por ciento presentaba una tenencia irregular de la
vivienda.
El documento
Con el título “Un
régimen consolidado de bienestar con desigualdades persistentes. Claroscuros en
el desarrollo humano y la integración social (2010-2013)”, el informe se divide
en cinco capítulos. Los dos primeros se refieren a la capacidad de subsistencia
económica de los hogares y a las condiciones del hábitat urbano. Los otros tres
se destinan a derechos laborales y seguridad social, condición y prevención de
la salud, y cultura democrática.
Desde 2004, el
observatorio de la UCA
realiza de manera ininterrumpida la
Encuesta de la Deuda Social Argentina
(Edsa), cuya muestra poblacional, a partir de 2010 (etapa Bicentenario 2010-2016), se amplió a 5.700 hogares (ver ficha técnica).
(Edsa), cuya muestra poblacional, a partir de 2010 (etapa Bicentenario 2010-2016), se amplió a 5.700 hogares (ver ficha técnica).
“Sin dudas, después
de la crisis de 2001-2002, el crecimiento económico tuvo un papel fundamental
en el incremento del empleo formal, la reducción de la pobreza, la
normalización institucional y la cohesión social. También gracias a un
importante esfuerzo en materia de gasto social por parte del Estado”, reconoce
el documento. “Sin embargo –advierte– no todos los sectores sociales lograron
beneficiarse de la misma manera, ni dicha política logró una plena
incorporación de la población ‘sobrante’ al nuevo esquema productivo. En este
contexto (...), la desigualdad no cedió terreno en materia de capacidades de
desarrollo humano”.
Información
“La medición de la
pobreza constituye una medida crucial para evaluar la calidad de vida de la
sociedad, el desempeño del Estado y de los mercados, así como también un
derecho de información a partir del cual los pobres pueden hacer valer su
reclamo de justicia”, advierte el documento en un apartado específico que
dedica a remarcar la importancia de la información pública sobre la pobreza.
“Lamentablemente,
durante los últimos tiempos el problema de la pobreza ha sido minimizado o
quedado circunscripto a una discusión simbólica entre cifras vacías de
contenido”, afirma, al tiempo que advierte que con ese debate se pierde de
vista lo más importante: “La persistencia de un núcleo duro de pobreza que el
crecimiento económico ni las políticas de transferencias de ingresos han podido
fracturar”.
Evolución de las
cifras
Para el período
analizado, el informe muestra que entre 2010 y 2011 se redujeron las tasas de
pobreza e indigencia, para luego
estancarse o crecer entre 2012 y 2013. “A pesar del contexto creciente inflacionario, las tasas de indigencia –tanto a nivel hogares como de población– habrían caído durante el período 2010-2012, para estancarse entre 2012 y 2013, afectando al 5 y 6 por ciento de la población, respectivamente”.
estancarse o crecer entre 2012 y 2013. “A pesar del contexto creciente inflacionario, las tasas de indigencia –tanto a nivel hogares como de población– habrían caído durante el período 2010-2012, para estancarse entre 2012 y 2013, afectando al 5 y 6 por ciento de la población, respectivamente”.
Sobre la pobreza,
destaca: “Las tasas –tanto a nivel hogares como de población– experimentaron
una importante reducción entre 2010 (29,5 por ciento) y 2011 (24,7 por ciento),
para luego crecer en 2012 y 2013 hasta alcanzar a un 26 y 27 por ciento de
individuos, respectivamente”.