Condicionan préstamos
a que el Perú se avenga a lo solicitado por los mismos.
Por Carlos Álvarez
Cozzi (•)
En el programa “Diálogo de Fe”, el Cardenal
Juan Luis Cipriani, arzobispo de Lima, señaló que “no es cuestión que en
nuestra democracia intervengan democracias de otros países aunque tengan dinero
como Estados Unidos. Podemos hacer sinergias de políticas económicas y migratorias;
pero no puede ser que estos países y organismos internacionales condicionen la
inversión en el Perú si no haces esta ley (guía de aborto o matrimonio
homosexual), eso es chantaje”. “No podemos confundir la autonomía de un país en
temas tan importantes como la defensa de la vida o el matrimonio de un hombre
con una mujer. Estaré en lo mismo hasta la muerte. La vida es un bien absoluto,
no puede estar acondicionada”, señaló.
La valentía del
pastor hablando claro es lo que queremos destacar. Sobre todo cuando hay otros
prelados en el continente que no tienen la misma claridad al momento de
defender la dignidad de la vida humana desde el momento de la concepción.
Indigna ver como los
organismos internacionales de crédito, imbuidos de la falsa ideología de género,
pretenden limitar la pobreza matando a los pobres por la vía del crimen del
aborto. Para lo cual necesitan que éste sea legal. Entonces chantajean a los
gobernantes locales, de los países latinoamericanos, para que sigan las recetas
de la cultura del descarte, de la cultura de la muerte. La dignidad de nuestros
países latinoamericanos y su soberanía no se entregan al bajo precio de la
necesidad. En ese mismo sentido en la 44ª. Asamblea General de la OEA , celebrada hace pocas
semanas en Asunción del Paraguay, presionados los Estados por el lobby de los
grupos LGTB, apoyados por algunos gobiernos, entre ellos el uruguayo, dieron
una gran bofetada a estas iniciativas y la mayoría de los Estados parte se negó
a reformular el concepto de matrimonio a fin de incluir a los homosexuales así
como a declarar el aborto como un “derecho” de la mujer.
Pocos días después, la Comisión de Derechos
Humanos de la ONU
siguió el mismo derrotero, negándose por mayoría del Estados a ampliar el
concepto de matrimonio y así como a considerar al aborto como “un derecho
humano” de la mujer.
Por eso esto debe
festejarse. Ojalá que muchos “Ciprianis” hablan claro en el continente
americano, actualmente asolado por la presión de los grupos de la cultura de la
muerte. Quiera Dios que tanto algunos clérigos como laicos, sobre todo porque
estos temas pasan primero y fundamentalmente por la moral natural, despierten
de su letargo y no sean el brazo cipayo que por silencio o temor, faciliten el
camino de las internacionales de la muerte, en contra de la dignidad y derechos
humanos de nuestros pueblos latinoamericanos.
(•) Jurista uruguayo
e integrante de la ex Comisión Nacional de Referendo contra la ley de aborto.