Aica, 16 Jul 2014
Luego de que el
Ministerio de Salud de la
Nación anunciara la llegada de un dispositivo anticonceptivo
subdérmico promovido para el uso de las adolescentes, el obispo auxiliar de
Santiago del Estero, monseñor Ariel Torrado Mosconi, advirtió que “todos los
métodos anticonceptivos son contrarios a la misma naturaleza”, y afirmó que la
vida “no es una amenaza de la cual debamos defendernos, sino un don maravilloso
de Dios”.
En tal sentido, el
prelado consideró que el embarazo adolescente “es un mal muy grave y extendido
en nuestra sociedad, con los perjuicios que esto implica en el riesgo de la
salud de las jóvenes, los problemas sociales que trae aparejado y las
frecuentes condiciones de precariedad e irresponsabilidad ante la vida que
conlleva”. Pero al mismo tiempo, consideró que “es ilusorio buscar la solución
más fácil a través del uso de anticonceptivos”.
“Es preocupante que
no se diga nada de un tema muy delicado –añadió-. Me refiero a la necesidad de
una autorización de los padres para que adolescentes puedan ser sometidas a
esta intervención. De esta manera el Estado está interfiriendo en una
responsabilidad que le compete exclusivamente a los padres de las menores”.
El prelado consideró
que las relaciones extramatrimoniales “son siempre gravemente desordenadas; y
que por tanto se debe llevar a una verdadera educación en el amor que prevea
una educación en la castidad para evitar los embarazos precoces”.
“Aunque sea un
término que parece pasado de moda, hay que educar en la castidad, una virtud
que rige la sexualidad humana según el orden natural. Esta educación se debe
impartir especialmente a los niños, adolescentes y jóvenes que están más
expuestos e indefensos a un uso indebido de su sexualidad”, propuso el obispo.
Monseñor Torrado
Mosconi afirmó que el nuevo método anticonceptivo subcutáneo “es un modo de
agresión a su organismo”, de igual carácter que cualquier otra sustancia que
produce graves alteraciones hormonales en la mujer. Además, consideró que
estimularía las relaciones sexuales de las adolescentes exponiéndolas a otras
graves enfermedades de transmisión sexual.
El obispo auxiliar de
Santaigo del Estero expresó que la mujer santiagueña “es generosa en el dar
vida, en el concebirla y cuidarla con amor y sacrificio”. Destacó la “valentía”
de las madres solteras que llevan adelante el embarazo, y exhortó a toda la
sociedad a acompañar a estas mamás con medidas efectivas de índole médica,
psicológica, social y espiritual.
Monseñor Torrado
enfatizó que la fecundidad del matrimonio “es un don” y que el amor conyugal
tiende a ser fecundo, según consignó El Liberal: “La Iglesia está a favor de la
vida por eso enseña que todo acto matrimonial debe quedar abierto a la vida. El
significado unitivo y procreativo debe estar siempre unido en el acto conyugal.
Los esposos participan del poder creador y de la paternidad de Dios. Transmitir
la vida es una importantísima misión del matrimonio”.
“Esta paternidad
responsable permite, en ciertas condiciones, la regulación de la natalidad. Por
razones justificadas, los esposos pueden querer espaciar los nacimientos de los
hijos. En este caso deben cerciorarse de que su deseo no nazca del egoísmo,
sino de esa paternidad responsable. En estos casos es bueno reflexionar que si
nuestros padres no hubieran sido generosos, muchos de nosotros no hubiéramos
tenido nunca la oportunidad de nacer y de vivir la aventura maravillosa de esta
vida terrena y estar llamados a la eterna”, concluyó.+