AICA, 14-7-14
Monseñor Guillermo
Leaden SDB, decano del episcopado argentino, murió hoy pocos días antes de
cumplir 101 años, con 82 años de profesión religiosa salesiana, 72 de sacerdote
y 38 de obispo.
Los restos del
prelado, uno de los pocos obispos argentinos en alcanzar esa edad, serán
velados desde esta tarde en la catedral de Buenos Aires.
La misa exequial será
presidida mañana a las 11 por el arzobispo de Buenos Aires, cardenal Mario
Aurelio Poli, tras la cual los restos de monseñor Leaden serán inhumados en la
cripta de la catedral porteña, donde también descansan otros cardenales y
obispos de Buenos Aires.
Misa por los 20 años
del atentado a la AMIA
El rector de la
catedral, presbítero Alejandro Russo, confirmó que la oración interreligiosa
por los 20 años del atentado a la
AMIA , prevista para hoy a las 19, no se suspende.
"Es un raro
designio de Dios, ya que por varios años monseñor Leaden fue responsable del
diálogo judeo-cristiano", dijo en declaraciones a AICA.
El recuerdo de AICA
A modo de recuerdo,
reproducimos una semblanza de su vida que el mismo monseñor Leaden escribió
para AICA con motivo de sus bodas de plata episcopales y que esta agencia
publicó en julio de 2000.
Un camino ya
recorrido…
“Nací en Buenos Aires
el 20 de julio de 1913 en una tradicional familia irlandesa de honda vocación
religiosa. Mis padres eran Patricio José y Brígida Ussher. Los hermanos de mi
madre alcanzaron relevancia eclesiástica: monseñor Santiago M. Ussher, el
salesiano padre Tomás Ussher y las hermanas de María Auxiliadora: sor María
Juana, que por 30 años ejerció su apostolado en las Islas Malvinas, Catalina y
Ana Ussher.
“Tuve siete hermanos,
entre los cuales, Alfredo, fue sacerdote y provincial de la Sociedad del Apostolado
Católico (Padres Palotinos) que en tiempos difíciles junto con tres miembros de
su Congregación en la parroquia San Patricio, de Belgrano, llegaron a dar la
vida por su compromiso profético en 1976.
“Fui bautizado en la
parroquia San Carlos Borromeo de Buenos Aires el 2 de agosto de 1913. Hice la
primera comunión en la iglesia de Jesús Sacramentado (Av. Corrientes 4441) de
la misma ciudad, el 25 de diciembre de 1920.
“Mi vocación
religiosa despertó en el Colegio Pío IX, en donde cursé mis primeros estudios.
Ingresé al Aspirantado de Bernal en 1928. Allí hice el noviciado con la primera
profesión de salesianos que fue el 26 de enero de 1932 y luego culminé mis
estudios del Magisterio. En 1935 hice el trienio en el Colegio Domingo Savio,
de Santa Rosa (La Pampa )
y el 29 de enero de 1938 mi Profesión Perpetua en Bernal. Realicé los estudios
de Teología en el Instituto Villada (Córdoba) y fui ordenado presbítero por
monseñor Fermín Emilio Lafitte, arzobispo de Córdoba, el 23 de noviembre de
1941.
Cronología
1942. Por ocho años
fui profesor y catequista en los colegios Don Bosco y San Francisco de Sales,
de Buenos Aires.
1951. Me desempeñé
como director de los colegios San Antonio (México 4050), San Francisco de Sales
(Hipólito Yrigoyen 3900) y Santa Catalina (Piedras 1527) de Capital Federal.
1963. El arzobispo de
Buenos Aires, cardenal Antonio Caggiano, me nombró párroco de San Carlos Borromeo
(Basílica María Auxiliadora).
1967. El cardenal
Caggiano me designó miembro de la Comisión Arquidiocesana
de Liturgia.
1969. El arzobispo
coadjutor, a cargo del gobierno pastoral de la arquidiócesis de Buenos Aires,
monseñor Juan Carlos Aramburu, me nombró Vicario Episcopal de la Zona de Belgrano.
El 28 de mayo de
1975, el papa Pablo VI me eligió obispo titular de Theudalis y auxiliar de
Buenos Aires.
El 8 de agosto de
1975 fui consagrado obispo en la catedral de Buenos Aires por monseñor Juan
Carlos Aramburu, arzobispo de Buenos Aires, siendo co-consagrantes los obispos
Miguel Raspanti SDB, de Morón, y Miguel Ángel Alemán SDB, de Río Gallegos.
Hasta aquí la breve
autobiografía, que completamos con otros datos:
Después de su
renuncia
Monseñor Leaden fue
vicario episcopal de la zona Belgrano de la arquidiócesis de Buenos Aires
durante 22 años. En 1988, al cumplir 75 años de edad y de acuerdo con la
normativa canónica que así lo indica, presentó su renuncia al oficio de
auxiliar de la arquidiócesis porteña, renuncia que Juan Pablo II le aceptó
cuatro años después, el 10 de abril de 1992. Desde esa fecha reside en la
comunidad salesiana de Almagro (Don Bosco 4002, Buenos Aires), donde por un
tiempo prolongado siguió dedicado a tareas pastorales. Pese a sus altos años
nunca dejó de celebrar su misa diaria, a veces solo y otras con la asistencia
de amigos.
También continuó
siendo presidente de la Asociación Eclesiástica de San Pedro (Mutual del
Clero) que presidió y animó por muchos años, hasta que fue elegido su
reemplazante.
Monseñor Leaden fue
también asesor nacional de la
Confederación de Uniones de Padres de Familia de los Colegios
Católicos (CUPFRA); asesor arquidiocesano de la Acción Católica
Argentina y asesor de la
Fundación de Educación para la Paz (FEDEPAZ), entre otros cargos pastorales.
La placidez de su
temperamento, iluminado por una suave y cautivante sonrisa, y su delicada
actividad de consejero paternal para cuantos se acercaron a él en busca de paz
y sosiego para sus almas, lo convirtieron en un bondadoso y amable patriarca,
que el próximo sábado 20, al cumplir sus frescos 100 años y en plena lucidez,
recibirá los calurosos saludos de cuantos fueron testigos de su virtuosa vida
al servicio de la Iglesia ,
de su congregación salesiana y del Pueblo de Dios.
Actitud humana,
cristiana y sacerdotal de un hombre íntegro
El 20 de julio de
1988, en la misa de los 75 años de vida de monseñor Leaden, celebrada en la
parroquia San Martín de Porres, de Buenos Aires, la homilía fue pronunciada por
su secretario particular en la
Vicaría de Belgrano, monseñor Gustavo Enrique Podestá, quien,
entre otros conceptos dijo:
"El ministerio
sacerdotal excede a la persona que la ejerce, y aun el más indigno y pecador e
ignorante sacerdote puede efectuar, lo mismo, actos sobrenaturalmente eficaces
en orden a la santificación de los fieles. Pero también es cierto que la plena
trasparencia del signo sacerdotal solo se da en aquellos que, más allá del ‘sello’
de su ordenación y de los gestos rituales, se identifican con Cristo en el
amor, acompañan su oficio con su ejemplo y con su palabra docente de sabiduría
bebida en estudio y oración".
"Y, cuando esa
identificación, ese testimonio y esa sabiduría no es el vano impulso de un día,
el relumbrón piadoso del neopresbítero, las palabras nuevas aprendidas en el
seminario, la pose o el fogonazo del ímpetu pasajero, sino la actitud humana,
cristiana y sacerdotal, serena, prolongada en el tiempo, perseverante,
salesiana, añeja, eficaz en el llano y en el gobierno, como estudiante y como
novicio, de director y de párroco, de sacerdote y obispo, de médico de almas y
de asesor de instituciones, estamos hablando, entonces, del buen pan y del
cáliz brillante que hace a la dignidad de la Eucaristía , del agua
limpia que hace al significado del Bautismo, de la pulcritud del templo que
hace al decoro de los sacramentos, del hombre íntegro que hace a la prez del
sacerdocio".+