DON BOSCO

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DESNUTRICIÓN EN LA ARGENTINA DE LAS COSECHAS RÉCORD



La inseguridad alimentaria en la Argentina es, de acuerdo al Barómetro de la Deuda Social de la Universidad Católica, del 11,7%. Unos cuatro millones y medio de argentinos experimentaron en el último año una reducción en la porción de alimentos que consumía o algún evento de hambre por razones económicas. Esto, mientras se producía una cosecha récord para el período 2012/2013 de 105,4 millones de toneladas de cereales, mejorando, incluso la cifra alcanzada en el 2011 que fue de 104,3 millones de toneladas. En Argentina también se da el fenómeno global de contar con alimentos suficientes para todos y, a pesar de eso, hay una porción importante de la población que padece hambre crónica.

La FAO dio a conocer esta semana que de acuerdo a los datos oficiales emanados del gobierno “Argentina logró erradicar el hambre” junto a Chile, México, Venezuela, Barbados, Cuba, Dominica y las Granadinas “con una prevalencia de personas hambrientas menor al 5%”. “Argentina es uno de los países a nivel mundial que ha mostrado buenas cifras en términos de subalimentación o hambre desde que comenzó su medición en 1990 y el último trienio no ha sido la excepción”, comentó Adoniram Sanches de la FAO. 

La coordinadora del Barómetro de la UCA, Ianina Tuñón, incluye otro matiz en su explicación: “Sin dudas, políticas como la Asignación Universal por Hijo han permitido sostener los niveles de consumo alimentarios de sectores sociales en extrema pobreza que de no haber accedido a estas transferencias monetarias habría experimentado graves privaciones como efecto del proceso inflacionario. Sin embargo, aún hay sectores sociales que no acceden a los alimentos en cantidad y calidad adecuada. Esto supone claros problemas de distribución de las ayudas alimentarias directas a poblaciones en situación de vulnerabilidad social extrema”.

“Sí, en términos estadísticos podemos estar cerca del hambre cero pero en cuanto a seguridad alimentaria estamos en una línea muy delgada. Prevalece la desnutrición crónica infantil que es del 8% y la aguda del 1,3%. Puede haber comida pero es muy mala o no llega”, dice desde Entre Ríos Sergio Britos del Centro de Estudios sobre Políticas y Economía de la Alimentación. 

Y el doctor Abel Albino de la Fundación Conin aporta otro dato desde la ciudad de Mendoza: “la mortalidad infantil es un indicador indirecto de desnutrición. Si tenemos tasas de mortalidad infantil que van del 4.8 por 1.000 en Tierra del Fuego al 20 por 1.000 en Formosa, ese es el abanico dentro del cual nos movemos”. Y agrega: “ calmar el hambre es muy sencillo, le das un plato de fideos, una sopa al chico y se le va el hambre pero no significa que esté bien nutrido, bien alimentado.


La Nación, 8-12-13