Ángel PINTADO, político
Llevan muchos años tratando de imponernos la
denominada ideología de género y lo van consiguiendo. Se trata de una agenda de
carácter internacional muy bien llevada, gestionada y manipulada para que
aparezca como cabal.
¿Cuál es la fuerza de este movimiento al que sucumben
gobiernos nacionales, instituciones y organismos internacionales, parlamentos,
cámaras de representación internacional? Se diría que pueden con todo y con
todos. Ideología de género que afecta al modo de entender la vida, la familia,
el matrimonio, la muerte… Todo bañado con el edulcorado recurso a los derechos
humanos y la culpable negligencia, cuando no acción descarada, de gobiernos e
instituciones internacionales que deberían velar por el bien común de sus ciudadanos
en lugar de promover políticas que no tienen el aval científico y que están
empezando a crear problemas de convivencia y de reducción de libertades.
La ideología de género es un instrumento de
destrucción. No aporta nada positivo al ser humano. Su propuesta de crear una
agenda de discriminación positiva sobre las personas LGTB se vuelve en contra
de ellas. Confunde, conscientemente, la biología con la antropología, los
derechos del hombre y la naturaleza de la persona en su sentido racional y animal.
Pretenden obligarnos a aceptar que la diferencia de sexos es una construcción
social, que la elección y cambio de sexo no corresponde a la naturaleza de la
persona sino a su voluntad. ¿Qué pretende esta ideología?
Lo primero, destruir
a la familia. Posteriormente, una vez destruida la familia como institución
social –esperemos que no lo consigan–, tener individuos aislados que ante su
soledad queden a merced del Estado, creando una dependencia absoluta del mismo
y perdiendo con ello su libertad individual.
Desde la American College of Pediatricians (Colegio de
Pediatras de EE.UU.) subrayan que “nadie nace con un género: todos nacen con un
sexo biológico”. El género, la percepción de sentirse como hembra o varón, es
un concepto psicológico y sociológico, no un concepto biológico objetivo.
Los profesores Lawrence y Mayer acaban de publicar un
Informe sobre las consecuencias que está teniendo estas políticas, que nos
aportan interesantes y, a la vez, preocupantes datos.
Mientras tanto, en nuestro país (España) vamos aprobando leyes,
en el ámbito de las Comunidades Autónomas, que persiguen toda manifestación
contraria a los postulados de la ideología de género. Ya se ha dado algún caso
denuncia (el de Elena Lorenzo, coach profesional, por ejemplo). Parece que hay
que hilar muy fino para no herir la sensibilidad de algunos. Seremos testigos
de más casos. Aquel grito que inundó nuestras calles al comienzo de la
democracia: "Libertad, libertad" va camino de volver al exilio. Son
los demócratas de nuevo cuño.
Una nueva dictadura, en toda regla. Hablamos
continuamente de libertad, de derechos y se intenta, a través de los defensores
de esta ideología, crear mordazas utilizando las leyes de reciente cuño.
Posiblemente estemos ante uno de los mayores atentados a la libertad del hombre
que se haya producido en la historia. Hay que detenerse a considerar, tal como
reflejamos al inicio de este artículo, quiénes son sus más feroces defensores
(la ONU, el gobierno americano, el Parlamento Europeo…).
Las presiones son máximas
y, o se tiene la suficiente fortaleza y las ideas claras, o lo fácil es
sucumbir. Ese es el caso de nuestros gobiernos, que prefieren estar al lado del
malo pero fuerte, en vez de liderar posiciones claras, nítidas y ajustadas a la
dignidad del hombre, aunque sea a riesgo de no recibir tantos parabienes. Luego
nos lamentamos de que exista una desafección con la política, gobiernos e
instituciones internacionales.
El ejemplo más próximo y claro lo tenemos en el
Brexit. ¿Cuántas nuevas salidas veremos los próximos años? Hay países que
desean permanecer en la Unión Europea, pero reclaman recuperar soberanía.
Tengamos los ojos abiertos y veamos lo que ocurre.