Siempre hemos considerado que no es razonable impulsar a nuestros jóvenes, como reacción a las manifestaciones de mujeres que promueven el aborto y prácticas aberrantes.
En la crónica que reproducimos quedan reflejadas dos enfoques diferentes: la de un Arzobispo a quien le molesta que se rece el rosario frente a la catedral, y la de un sacerdote que cuestiona que se diga que rezar es provocar, y exige el respeto a la fe católica.
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El
arzobispo de Rosario aseguró que no autorizó un "cordón humano"
frente a la catedral
Aica, 11-10-16
El arzobispo de Rosario, monseñor Eduardo Martín,
aseguró que no autorizó el "cordón humano" que un grupo de fieles
realizó el domingo a la noche delante de la catedral Nuestra Señora del
Rosario, cuando pasó por el lugar un grupo de feministas que participaban de la
marcha por el XXXI Encuentro Nacional de Mujeres.
El prelado indicó que había dispuesto la suspensión de
todas las misas del domingo en la catedral, para evitar “roces” entre los
fieles que asistieran a ese templo con los manifestantes que estarían marchando.
La presencia de un grupo de personas rezando en ese
templo "no lo autorizamos, sino al contrario, yo pedí que nadie hiciera
ningún cordón humano", sostuvo en declaraciones a la emisora rosarina
Radio 2.
En cuanto a los incidentes frente a la catedral, donde
un grupo de personas arrojó piedras y botellas y realizó pintadas ofensivas
contra la Iglesia, por lo que fueron reprimidos por la policía, monseñor Martín
expresó: "Creo que era un grupo muy minoritario, no es todo el conjunto de
esa marcha que fue totalmente pacífica".
"Tenemos que seguir caminando hacia un diálogo
más civilizado, no poner el acento en estas cosas", opinó.
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Tras
la marcha feminista, un sacerdote rosarino reflexionó sobre derechos y
libertades
Aica, 11 Oct
2016
El padre Hernán Sevillano Castillo OCD, párroco de
Nuestra Señora del Carmen, en la ciudad de Rosario, reflexionó sobre los
derechos y las libertades a raíz de los incidentes protagonizados por un grupo
de feministas que participaron del XXXI Encuentro Nacional de Mujeres, en la
que cuestionó que se diga que “rezar es provocar” y se preguntó: “¿Destruir
bienes patrimoniales es libertad de expresión?”.
El sacerdote pidió perdón a los feligreses de su
parroquia que vivieron “pánico, angustia y ansiedad” por el paso de la
manifestación frente a ese templo y obligó a celebrar la misa a puertas
cerradas y apagar las luces, para “no provocar a un montón de mujeres que
reclaman sus derechos” que se ubicaron frente a las puertas de la iglesia para
“lanzar improperios, consignas y expresiones vulgares en contra de la Iglesia y
de los ministros ordenados”.
El religioso dijo ser “un convencido de que la
libertad de expresión es un derecho”, pero advirtió que “dicho derecho no puede
atropellar la libertad de expresión de los otros, atentar contra la dignidad de
las personas en su integridad física, psíquica y emocional”.
“El principio de la libertad y del derecho, viene
marcado por el grado de mejora que queremos para conseguir una sociedad más
justa e incluyente”, agregó.
El padre Sevillano Castillo consideró que “el reclamar
lo justo, mis derechos, no me exime de decir la verdad, pues hacer uso de ella
y expresarla no es faltar al respeto. No es falta de respeto expresar que
muchas acciones como las ocurridas ayer a nuestro templo, personas y casa
parroquial, y a otros sitios e inmuebles de la ciudad aniquilan la libertad de
expresión de los otros”.
“Los derechos no se reclaman pisoteando y dañando una
ciudad, sus templos e insultando a sus habitantes. Actuar de esa manera no es
sano para ninguna democracia. ¿De qué sirve reclamar derechos si destruimos la
ciudad? ¿Qué sentido tiene rechazar la violencia con violencia?”, interpeló.
“Considero que todas las personas tienen la misma
dignidad como seres humanos y como tales deben ser tratadas. Las mujeres tienen
el derecho de exigir lo que a su pensar es lo justo para sus fines y
propósitos, pero el reclamo de dichos derechos no debe atropellar la libertad,
la dignidad y el buen nombre de los demás. Pretender reclamar mis derechos
atentando contra otros deja de ser libertad de expresión, para convertirse en
el principio de la tiranía y la desigualdad”, sostuvo.
El sacerdote exigió “con toda firmeza el respeto de la
fe católica”, al afirmar que “nosotros no somos el blanco de la pelea. La
Iglesia no puede seguir siendo el chivo expiatorio de una sociedad que cada vez
que desea reclamar sus derechos la emprende contra nosotros. Como institución
también tenemos derechos que deben ser reconocidos”, y les reclamó a los
gobiernos de turno “las responsabilidades correspondientes por las vías
pacíficas y legales que corresponden al Estado democrático y de derecho, para
seguir construyendo una nación, más justa, en convivencia y libertad”.+