Entrevista a Stefano
Fontana, director del Observatorio.
El Observatorio
Cardenal Van Thuân, presidido por el Arzobispo Giampaolo Crepaldi y dirigido
por Stefano Fontana, ha publicado un "Llamamiento político a los
italianos", con el título "Un país perdido y la esperanza de un
pueblo" (Cantagalli, Siena 2014). Se trata de una propuesta integral y
orgánica para el renacimiento de Italia, realizada por católicos y dirigida a
todos, pero no hecha a la medida de todos. Este documento presenta opciones
claras, propuestas incisivas, y también señala cambios radicales y a
contracorriente. El Llamamiento se inscribe en la historia de los esfuerzos
que, en momentos de dificultades, los católicos siempre han hecho en el pasado
para ayudar a revitalizar a su nación.
Un Llamamiento… En
una época de dispersión como la nuestra, escribir un Llamamiento requiere
cierto coraje. Se trata de una síntesis, pero ahora prevalecen los fragmentos.
También se trata de mirar hacia adelante con confianza, mientras que hoy
prevalece la fatiga. Preguntamos a Stefano Fontana, director del Observatorio,
dónde se encontró la voluntad de hacerlo.
Se ha encontrado en
dos elementos. El primero es la convicción y la confianza que de la fe católica
proviene un impulso intelectual y moral para la construcción de la comunidad
humana, sobre todo en los momentos difíciles. El segundo es el legado de todo
el trabajo de análisis y estudio que el Observatorio ha hecho en estos sus
primeros diez años de vida. Este bagaje ahora nos ha permitido hacer esta
propuesta.
Más que una
propuesta… Un Llamamiento es una convocatoria en vista de un proyecto común. En
el pasado este tipo de Llamamientos siempre han precedido el nacimiento de
partidos. ¿Es también su caso?
Nuestro Llamamiento
surge también de la decepción sobre cómo han ido las cosas en los últimos años.
Me refiero a la dispersión de los católicos en la política. Sin embargo nuestro
Observatorio no es un partido, ni un movimiento, es un cuerpo de investigación
y estudio dedicado a la
Doctrina social de la Iglesia. Nuestro
Llamamiento es una propuesta, otros sujetos y otros intermediarios podrían
eventualmente encargarse del plano político, no nosotros.
El título hace
referencia a un País perdido. ¿Qué quiere decir?
Italia está en grave
crisis de identidad, esto lo vemos todos. No son sólo las dificultades
económicas. Todo el tejido está herido y no se sabe por dónde empezar su
recomposición. Es difícil de entender que la crisis es moral y espiritual, y
que los ataques a la vida y a la familia tienen consecuencias para la economía
y el desarrollo. No existe un sector en Italia, que no deba ser reformado, pero
hace falta un mirada de conjunto para poder hacerlo, porque los horizontes son
estrechos, el entusiasmo se ha debilitado y los espíritus están interiormente
heridos. El Llamamiento se hace cargo de todos los aspectos de esta pérdida y
responde recuperando una perspectiva de la totalidad. Esto, por otra parte, es
la política, desde los tiempos de Platón.
En el título se habla
también de "la esperanza de un pueblo”. ¿Pueblo en qué sentido?
¿En Italia aún existe
un pueblo, o ahora solo hay una masa? ¿En la Iglesia católica todavía existe un pueblo?
Nosotros creemos que todavía son un pueblo, pero que necesita ser despertado y
animado, aunque muchos se afanan en aplastarlo. Un pueblo se mantiene unido por
algo más grande que sí mismo, por su pasado, por la esperanza en su propio
futuro, por su alma nacional, su fe religiosa, por los valores fundamentales
como el de la familia. Si estos valores son expropiados, si la nación es
aplastada entre lo global y lo local, si la burocracia apaga la subsidiariedad
solidaria, si las familias son terreno de conquista del mercado y de los nuevos
deseos transformados en derechos, el pueblo pierde sus lazos y se convierten en
una masa. ¿Cómo puede haber un futuro para Italia sin un sujeto comunitario que
se haga responsable?
Desde hace años todos
hablan de reformas. También el gobierno actual está allí para hacer reformas.
¿No bastaba eso? ¿Por qué consideran que su Llamamiento es necesario?
Porque las reformas
necesitan de un alma, para que no sean sólo reformas sino una reconstrucción.
El motivo por el que hasta ahora no se hicieron no es la falta de conocimientos
técnicos sobre cómo hacerlas, sino la falta de un alma, de un impulso moral e
intelectual de carácter popular. En nuestro Llamamiento, por ejemplo, hablamos
de un nuevo pacto constitucional sustancial. ¿Cuántos discursos hemos oído
sobre reforma de la Constitución ?
Pero mientras se intenta reformar el mandato constitucional está fallando la
cohesión de los italianos sobre el pacto pre-constitucional (la constitución
sustancial precisamente) que desgarra la convivencia. De ello se desprende que
también la Constitución
y las mismas reformas constitucionales sean aprovechadas ideológicamente o por
intereses. En nuestro Llamamiento hay cosas por hacer, pero existe también el
espíritu con que hacerlas.
Se acusa a los
católicos de concentrarse casi solo en la vida y la familia. Sin embargo, me
parece que en este Llamamiento también está presente lo demás.
Vida, familia,
libertad de educación no son solamente valores sino principios arquitectónicos
de la vida social. En nuestro Llamamiento ellos están en esta calidad. Ni por
sí solos, como si se acabaran los problemas sociales, ni tampoco como valores
puestos en el mismo plano de otros valores. Luego abarcamos todo lo demás:
escuela y trabajo, reforma del Estado y de la Constitución ,
partidos y ley electoral, relaciones con Europa, inmigración y reforma de la
justicia y así sucesivamente. El principio de subsidiariedad cumple una función
principal, ya que él articula un conjunto de imperiosas necesidades de vital
importancia para nuestro país, que necesita energías responsables y no
centrífugas. Energías sepultadas durante demasiado tiempo debajo de las
corporaciones, las burocracias, las normas camisa-de-fuerza, el estatismo
ideológico que se ha transferido también a las instituciones regionales y locales.
¿Cómo ve el futuro de
este Llamamiento?
Su difusión depende
de nosotros, pero no sólo de nosotros. Vamos a hacer presentaciones públicas y
trataremos de suscitar reflexiones y debates sobre las ideas que hemos
expuesto. Agradezco desde ahora a aquellos que lo examinarán y se dejarán
interpelar por él, y todos aquellos, individuos, movimientos y asociaciones,
que lo asumirán, no de forma pasiva, sino para estudiarlo, debatirlo,
promoverlo.
Giuseppe Tires
Osservatorio Internazionale Cardinale Van Thuân, 7-5-14