Stefano Gennarini, J.D.
9 de mayo2014, (C-FAM)
El Vaticano tuvo
fuertes expresiones para los expertos de la ONU que acusaron a la Iglesia Católica
de tortura debido a su enseñanza sobre el aborto.
«La Santa Sede condena la
tortura de cualquier persona, incluso de aquellos que son torturados y
asesinados antes de nacer», dijo monseñor Silvano Tomasi, Nuncio Apostólico
ante las Naciones Unidas en Ginebra.
Por segunda vez este
año, una delegación vaticana estuvo en Ginebra para tratar las obligaciones de la Santa Sede conforme al
derecho internacional con expertos de la
ONU , y es la segunda oportunidad en la que la doctrina
católica sobre el aborto fue objeto de debate, lo cual atrajo la atención de
los medios y críticas de los comités de la ONU principalmente oscuros.
Tomasi daba parte de
la implementación que el Vaticano hace del tratado de la ONU contra la tortura, el cual
ratificó en 2002. Los expertos del comité de la ONU contra la tortura insinuaron que la enseñanza
de la Iglesia
sobre la inviolable dignidad de la vida humana es una forma de tortura.
«El aborto en fase
avanzada constituye una forma de tortura», dijo Tomasi en respuesta a las
preguntas de Felice Gaer, experta estadounidense.
Acusó a Canadá y al
Reino Unido de ser culpables de tortura al permitir el aborto en fases
avanzadas del embarazo, en el que se deja morir a los niños sin atención médica
alguna después de nacer vivos.
El Arzobispo dijo que
el Vaticano no tiene poder de imponer su doctrina, pero que los católicos de
todo el mundo brindan atención médica materna, ofrecen alternativas al aborto y
ayudan a las mujeres física y espiritualmente tras haber abortado. Advirtió que
no se interfiriera en el ejercicio de la libertad religiosa.
Tomasi asimismo
previno sobre los ataques «ideológicos» contra la Iglesia Católica
en una entrevista concedida a Radio Vaticano la semana pasada. Dijo que el
comité se desacreditaría si mostrara parcialidad.
Algunos expertos
asumieron un tono conciliador tras los comentarios de Tomasi.
«Todos conocemos la
postura de la Santa Sede
sobre el aborto», dijo George Tugushi, del país de Georgia. Al comité le
interesaban los casos en los que las mujeres son estigmatizadas tras someterse
a un aborto, afirmó, y no la doctrina eclesiástica.
El Presidente del Comité, Claudio Grossman,
asimismo fue pacificador. También negó tener un conflicto de intereses después
de que artículos periodísticos dijeron que su imparcialidad se veía comprometida
debido a que apoyaba el matrimonio entre personas del mismo sexo y defendía el
aborto.
Felice Gaer no fue
conciliadora. La
Vicepresidente del Comité dijo que la postura moral de la Iglesia respecto del
aborto era una «preocupación».
«Las mujeres deberían
tener derecho legal a optar por el aborto», sostuvo. Sus preguntas fueron
extraídas de un comunicado del Centro de Derechos Reproductivos, agrupación que
defiende el aborto tardío y que ha cuestionado prohibiciones al aborto por nacimiento
parcial en tribunales estadounidenses.
El comité de la ONU contra la tortura dijo en
varias ocasiones a los países que las restricciones al aborto en casos de
violación son una forma de tortura. Esto
obedece a un plan para que se interpreten
los tratados de derechos humanos de modo tal que incluyan el derecho al aborto,
en lo que el Centro de Derechos Reproductivos participa activamente. En este
momento, el aborto no es un derecho humano.
Gaer, que no es
abogada, dijo que el comité se atiene al «estricto sentido de la convención
[sobre la tortura]».
Aunque la convención
define la tortura en términos generales, requiere que la tortura sea practicada
o condonada por un estado o autoridades estatales para que sus disposiciones se
apliquen. De manera polémica, el comité se deshizo de ese requisito en ciertos
casos de abuso sexual.
Algunos quieren
ampliar aun más la definición de tortura.
El comité formuló
preguntas basadas en información presentada por abogados que representaban a
víctimas de abusos sexuales perpetrados por miembros del clero. El periódico
Los Angeles Times informó que los abogados quieren que el abuso sexual por
clérigos se incluya en la definición de tortura para sortear leyes estatales de
prescripción. En un determinado momento, Gaer preguntó cuánto dinero tenía
disponible el Vaticano para compensar a las víctimas de abuso sexual cometidos
por miembros del clero.
Tomasi expuso en
detalle la respuesta del Vaticano ante el escándalo de abusos sexuales y sus
permanentes esfuerzos por proteger a los niños. Insistió en que el Vaticano no
es culpable de tortura en este sentido.
El comité publicará
observaciones por escrito sobre el informe del Vaticano para fines de mayo.
Dichas observaciones no son vinculantes ni perentorias.