Por no poder pagar,
50.000 familias perdieron sus viviendas
Los bancos españoles,
que han recibido cuantiosas inyecciones de dinero en ayudas pero continúan sin
dar créditos, se quedaron con casi 50.000 viviendas pertenecientes a familias
que han sido desahuciadas por no pagar la hipoteca. Se trata de una cifra
escandalosa que ha aumentado un 11% respecto al 2012, según informó ayer el
Banco de España. Los desahuciados arrojados de sus viviendas a la calle
provocaron una extraordinaria movilización de apoyo. Lo más grave es que en los
casos más desesperantes se produjo una ola de más de una docena de suicidios
que tuvieron un dramático impacto en la opinión pública.
El estallido de la
burbuja inmobiliaria multiplicó las situaciones más graves de la crisis social,
que ha arrasado con la economía española desde 2008. Decenas de miles de
personas que habían tomado créditos a bajo interés en períodos que llegaron a
alcanzar 50 años de plazo se encontraron de pronto sin trabajo.
Muchos trataron de
continuar con los pagos hasta que la realidad los llevó a tener que dejar de
pagar una deuda que en ese momento valía mucho más por la acumulación de
intereses y penalidades. Los inmigrantes y las parejas jóvenes fueron los más
afectados. En este momento hay dos millones de familias en España en las que
ninguno de sus integrantes en edad de trabajar puede hacerlo.
Los subsidios de pago
se han ido agotando y también las cantidades que destina el Estado para pagar
el seguro de desempleo, que ahora sólo protege al 40% de los casi 6.000.000 de
desocupados, más del 25% de la población activa.
Los bancos españoles,
que recibieron una ayuda cercana a los 40.000 millones de euros en 2012 tras el
estallido de la crisis financiera en el país, se quedaron con 49.694 viviendas
en 2013. En 21.521 casos, las llaves de las viviendas fueron entregadas
voluntariamente, según el Banco de España. Pero en 28.173 embargos debieron
recurrir a la justicia y sólo en 147 casos las fuerzas policiales debieron
intervenir.
Lo cierto es que los
ladrillos inundaron los balances de la banca pese a que los precios han
descendido en picada. En 2010, el Banco de España calculó que la banca contaba
con 70.000 millones en activos adjudicados. Tras traspasar 11.400 millones de
ellos a cuentas especiales creados por los bancos para limpiar de “créditos
tóxicos” el sistema –el llamado “banco malo”–, a la banca aún le quedan 80.711
millones en propiedades de los que deshacerse. Las 15 mayores entidades
acumulan este lastre, según un reciente estudio del Area de Estudios y Análisis
Económico de La Caixa.
La mayor partida de
estos activos es también la más problemática, pues está compuesta por 30.566
millones en solares. El segundo gran grupo de activos que pesa en los balances
de la banca, prácticamente al mismo nivel que el de los suelos, es el de las
viviendas. Las entidades albergan 30.437 millones de euros en inmuebles
residenciales terminados, de los que más de la mitad, valorados en 16.407
millones, corresponden a viviendas embargadas a particulares que no pudieron
hacer frente a sus hipotecas y 14.030 millones a pisos de promotores
inmobiliarios. En paralelo, las entidades cuentan con otros 6.123 millones en
otros activos inmobiliarios culminados por promotores. Con un grado de
provisión menor, del 37,80% en el caso de inmuebles de particulares y del 50%
en el de promotores, este tipo de activos encuentran mayor cabida en el
mercado. Entre las seis mayores entidades han logrado comercializar 180.000
inmuebles en 2012 y 2013.
Clarín, 20-5-14