Preocupación por la imposición de la “ideología de
género"
Aica, 26 Oct
2018
Texto de la declaración
Últimamente escuchamos hablar reiteradamente de la
“cuestión de género”, tal vez sin entender mucho de qué se trata. Por eso, debemos
detenernos en este tema y hacer las distinciones del caso. Les ofrecemos estas
líneas de reflexión, sustentadas en la enseñanza cristiana, sobre un tema de
gran importancia y actualidad.
Lo primero que tenemos que decir es que se puede
distinguir sin separar, el sexo biológico del papel sociocultural del sexo, es
decir, del género1. Sexo y género son realidades profundamente conectadas, pero
no son exactamente lo mismo. La experiencia cristiana nos ayuda a cuidar y
armonizar las diversas dimensiones de la persona. Y lo segundo que necesitamos
precisar es que la llamada “ideología género” distingue sexo y género, sin
embargo, los separa impidiendo la integración armónica de todos los aspectos de
la persona humana.
Perspectiva de género
Los estudios de género pueden ofrecer una herramienta
de análisis que nos permita ver cómo se han vivido en las diversas culturas las
diferencias sexuales entre varones y mujeres, e indagar si esta interpretación
establece relaciones de poder y cómo las establece. No se vive igual la
condición masculina o femenina hoy, que hace cien años. Ni es igual en
Argentina que en el Tibet. El Papa lo advierte al afirmar que “la historia
lleva las huellas de culturas patriarcales” que no reconocen la igual dignidad
de varones y mujeres y que es posible emprender caminos para un cambio.
Para dar un ejemplo simple y cotidiano: el hecho de
vestir a los niños de un color y a las niñas de otro, son modalidades
culturales que cambian con las épocas y lugares y en nada afectan la condición
de varones de unos y de mujeres de las otras. No es el color del vestido que
los hace mujer o varón, sino que por ser mujer o varón se les atribuyó un
determinado color. Este ejemplo puede referirse a otros niveles y ámbitos:
mujeres que estudian en la universidad hoy y antes no lo hacían, varones que en
este tiempo cambian los pañales a los bebés, siendo un hábito del todo
infrecuente un par de generaciones atrás. Ninguna de estas acciones altera la
sexualidad ni de ellas ni de ellos, aunque podamos distinguir un cambio en los
roles de género. No es la actividad la que hace a la mujer y al varón ser lo
que son, sino que la mujer y el varón siendo lo que cada uno es, pueden variar
de actividad de acuerdo a las circunstancias y las épocas.
En este sentido, “género” es una categoría útil de
análisis cultural, un modo de comprender la realidad. Mirar la sociedad
teniendo en cuenta los roles, las representaciones, los derechos y deberes de
las personas de acuerdo a su género, es adoptar una perspectiva de género.
Situación que es necesaria para ver que todas las personas sean tratadas según
su igual dignidad.
La ideología de género
El magisterio de la Iglesia advierte en la actualidad
sobre el riesgo de ciertas posturas ideológicas, que pretenden imponerse como
un pensamiento único. Entre ellas la denominada “ideología de género”, donde el
género es pensado como una actuación multivalente, fluida y autoconstruida
independientemente de la biología, por lo que la identidad propia podría
diseñarse de acuerdo al deseo autónomo de cada persona.
El Papa describe bien el tema en Amoris laetitia 56:
“Otro desafío surge de diversas formas de una ideología, genéricamente llamada
gender, que “niega la diferencia y la reciprocidad natural de hombre y de
mujer. Esta presenta una sociedad sin diferencias de sexo, y vacía el
fundamento antropológico de la familia. Esta ideología lleva a proyectos
educativos y directrices legislativas que promueven una identidad personal y
una intimidad afectiva radicalmente desvinculadas de la diversidad biológica
entre hombre y mujer. La identidad humana viene determinada por una opción
individualista, que también cambia con el tiempo (…) No hay que ignorar que el
sexo biológico (sex) y el papel sociocultural del sexo (gender), se pueden distinguir,
pero no separar”.
Entendida así, desde nuestra cosmovisión cristiana
rechazamos la ‘ideología de género’, pero no podemos negar que la perspectiva
de género es una categoría útil para analizar la realidad. Por ello, preocupa
que “se pretenda imponer la ‘ideología de género’ al proyecto de educación,
desconociendo la libertad que asiste a los padres y a las instituciones
educativas a educar de acuerdo a sus idearios propios.
Estamos convencidos de que la antropología cristiana
posee un potencial de humanidad sumamente valioso para iluminar la búsqueda de
verdad y felicidad que anhela todo corazón humano. Y es precisamente ese caudal
de experiencia y pensamiento humanizador, que deseamos compartir con todos los
que están dispuestos al diálogo abierto, sincero y apasionado en torno a las
preguntas que hoy inquietan la vida humana, y configuran el futuro inmediato de
las generaciones que nos suceden.
Comisión Episcopal de Laicos y Familia
Comisión Episcopal de Catequesis
Comisión Episcopal de Pastoral de la Salud