aprueba el aborto hasta el momento de nacer
Infocatolica, 21/10/18
(Actuall) Este
17 de octubre, después de un
debate de casi 10 horas los 9 magistrados de la corte constitucional emitieron
un fallo dividido de seis votos contra
tres negando la ponencia de la magistrada Cristina Pardo que buscaba limitar la
práctica del aborto hasta las 24 semanas de gestación por considerar que a
partir de esa fecha es medicamente viable la vida del niño por nacer.
La propuesta de Cristina Pardo se originó a raíz de la
revisión de un fallo de tutela en el que un juez ordenó a los servicios de
salud que se practicara el aborto para una mujer de 33 años que gestaba una
niña de 26 semanas argumentando un
diagnóstico de enfermedad genética que le podría causar ceguera. Vale la pena
aclarar que esta sentencia de aborto no cabía dentro de las causales que
despenalizo la corte en el año 2006, pues no era fruto de violación, ni había
peligro para la vida de la madre, ni tampoco existía una grave deformación del
bebe por nacer que hiciera incompatible su viabilidad al nacer.
Ante esta equivocada sentencia la magistrada Pardo
considero fundamental limitar los plazos en que se pueda efectuar el aborto en
las tres causales y dejarlo en 24 semanas.
Sin embargo, esta ponencia fue derrotada y se ratificó
por parte de 6 magistrados de los 9 que integran la sala plena de la Corte que
se puede abortar en Colombia desde el momento de la fecundación hasta un
instante antes de nacer.
Esto en términos médicos modernos es sencillamente
permitir el infanticidio.
La corte de esta manera vuelve a perder la oportunidad
de enmendar el error histórico cometido el 10 de mayo del año 2006 con la
sentencia C355. Los magistrados de aquel año decidieron desconocer la letra y
el espíritu de la Constitución del país que en su artículo 11 es taxativo pues
dice: «La vida humana en Colombia es inviolable, no habrá pena de muerte».
Sin embargo en un farragoso fallo de más de 300
páginas despenalizo el aborto en los 3 casos mencionados argumentando que se
enfrentaban dos derechos el del «feto» y la madre y ante esta colisión la corte
privilegio el derecho de la mujer gestante.
Grave error que colocó a este tribunal en el vagón
final del tren de la historia pues decidió consagrar el enfrentamiento de
derechos en lugar de buscar su armonización que permite superar el conflicto.
Esto a contravía de un país que ama la vida especialmente de los más indefensos
y desprotegidos, a contravía de las ansias de Colombia que está saliendo de un
conflicto que lo ha desangrado por 6 décadas, acudiendo precisamente a la
armonización de las diferencias mediante el
dialogo para superar el enfrentamiento estéril. La Corte no ha entendido
el mensaje y sigue con su visión de enfrentamiento y de privilegiar a unos
sobre otros.
El pueblo de Colombia no ha permanecido indiferente
ante esta situación. Se manifestó en esta semana de manera masiva a favor de la
vida a través de las redes sociales, campañas de firmas, plantones,
intervenciones en los medios de comunicación, etc.
Una manifestación que no es reciente sino que se ha
mantenido desde el año 2006 en especial a través de la Marcha Nacional por la
Vida que ha rechazado de manera permanente el fallo de la corte congregando en
su versión número 12 en mayo de 2018 a
medio millón de personas que salieron a
la calle de manera simultánea en 53
ciudades del país a proclamar su Sí a la vida y su rechazo al aborto. Junto a
estas marchas se han realizado un proyecto de acto legislativo en el año 2011 y un proceso de referendo por
la vida en el 2014 que buscaron blindar la constitución contra el crimen del
aborto.
En esta lucha
se han logrado victorias significativas como la caída del decreto 4444
del ministerio de salud que dejo sin piso la normatividad del aborto y que
ahora se rige por una circular de la Superintendencia de Salud que a todas
luces es profundamente antijurídica.
La batalla continúa y más pronto que tarde Colombia
lograra sacudirse estas sentencias de muerte que le imponen magistrados que le
han dado la espalda al pueblo y se han quedado atados al pasado de muerte.