Mons. Gallagher denuncia el avance de las posturas
abortistas y eugenésicas en la ONU
(ACI Prensa), 3-10-18
El Jefe de la Delegación de la Santa Sede ante la ONU,
Mons. Paul Gallagher, denunció en la Asamblea General de las Naciones Unidas la
presencia en varios organismos de la institución de la ideología que ignora a
los niños no nacidos, a los enfermos y a los discapacitados, por considerarlos
«prescindibles».
En un discurso sobre cómo hacer relevante a las
Naciones Unidas para la gente, Mons. Gallagher aseguró que «la Santa Sede está
especialmente preocupada por la interpretación cada vez más limitada del
derecho a la vida, tanto a nivel nacional como en los tratados y mecanismos en
defensa de los derechos humanos».
«Esta tendencia se evidencia de forma particular en la
corriente del discurso de derechos humanos que se niega a reconocer el valor
inherente y dignidad de la vida humana en todas las etapas, en su inicio,
desarrollo y fin», explicó.
En este sentido, lamentó que «ese enfoque busca crear
una jerarquía de derechos humanos, relativizando la dignidad humana, asignado
un valor mayor e incluso más derechos a los fuertes y sanos, mientras que se
descarta a los débiles».
Así, denunció que «esa ideología presente,
desafortunadamente, en varios de los organismos del entramado de derechos
humanos de la ONU, conduce a graves desigualdades e injusticias, a menudo
ignorando a los niños que se encuentran en el útero y tratando las vidas de las
personas mayores y con discapacidades como si fueran prescindibles, o como una
carga para la sociedad».
En su discurso, el Jefe de la Delegación de la Santa
Sede ante la ONU subrayó que «el reconocimiento de la dignidad inherente a
todos los seres humanos es la piedra angular de los pilares sobre los que la
ONU se ha cimentado».
«Hablar de la dignidad humana setenta años después de
la adopción de la Declaración Universal de Derechos Humanos significa, sobre
todo, reafirmar la centralidad y el valor intrínseco de la persona humana, y
reafirmar los derechos inherentes compartidos por todos los hombres y mujeres».
Además, destacó que «el mundo necesita recuperar una
visión global de la persona humana, la dignidad humana y los derechos humanos,
ya que cualquier visión reduccionista de la persona humana inevitablemente
deshumaniza y excluye de forma efectiva a determinadas personas de su
permanencia a la raza humana, abriendo así caminos a la desigualdad, a la
injusticia y al daño».
Por ello, advirtió que «es escandaloso comprobar que
los derechos humanos continúan violándose hoy, siete décadas después de la
adopción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos».
En su discurso, Mons. Gallagher también habló de la
necesidad de un pacto global sobre refugiados y migraciones; habló sobre los
conflictos actuales y el terrorismo que amenaza la paz en el mundo; analizó la
situación de las familias, las mujeres y los niños; defendió el compromiso del
desarrollo integral de la persona; y reflexionó sobre los retos medioambientales
a los que se enfrenta el planeta.