Sandro
MAGISTER, periodista
catolicos-on-line,
6-11-15
El
teólogo dominico Thomas Michelet desnuda las ambigüedades del texto sinodal, el
cual no produjo unidad sino que encubrió las divisiones. El conflicto entre
"hermenéutica de la continuidad" y "hermenéutica de la
ruptura". El dilema de Francisco.
A dos
semanas de la conclusión, las lecturas de lo que dijo el sínodo sobre la
familia siguen siendo contradictorias.
Según
algunos, se buscó este resultado incierto. El padre Adolfo Nicolás Pachón, prepósito general de los jesuitas y a quien
el papa Francisco incluyó en la comisión encargada de redactar la
"Relatio" final, lo ha reivindicado abiertamente como un éxito,
apenas finalizó el sínodo:
"En
la mente de todos los miembros de la comisión estaba la idea de preparar un
documento que dejara las puertas abiertas, para que el Papa pudiera entrar y
salir, hacer lo que crea conveniente".
De
hecho, ahora las expectativas están todas dirigidas hacia lo que dirá
Francisco, quien por su parte ya ha anticipado telefónicamente sus intenciones,
el 28 de octubre, al amigo Eugenio Scalfari, ateo confeso y fundador del diario
guía del pensamiento laico italiano, "La Repubblica", que rápidamente
transcribió de este modo las palabras del Papa:
"El
distinto parecer de los obispos forma parte de la modernidad de la Iglesia y de
las distintas sociedades en las que actúa, pero el intento es común y en lo que
se refiere a la admisión de los divorciados [que se han vuelto a casar] a los
sacramentos confirma que ese principio ha sido aceptado por el sínodo. Éste es
el resultado de fondo, las valoraciones están confiadas de hecho a los
confesores, pero al final de trayectos más veloces o más lentos todos los
divorciados que lo pidan serán admitidos".
Pero
el 2 de noviembre el padre Federico Lombardi, interrogado sobre esta cuestión
por el National Catholic Register, dijo que lo informado por Scalfari "no
es verosímil y no puede ser considerado como el pensamiento del Papa".
Pero
aparte del suspenso sobre lo que piensa y que dirá Francisco, queda el
interrogante. ¿En qué medida la lectura del documento final del sínodo – y
sobre todo de sus parágrafos sobre el punto crucial, el de la comunión a los
divorciados que se han vuelto a casar – está fundada como texto
"abierto" a más interpretaciones discordantes?
El que
sigue es el primer análisis profundo en la materia. Lo ha escrito para www.chiesa el teólogo
dominico francés Thomas Michelet, firma de la prestigiosa revista "Nova et
Vetera", de la Facultad Teológica de Friburgo.
Su
conclusión es que si no llega un documento magisterial claro e inequívoco en el
surco de la tradición, las diferentes prácticas pastorales ya existentes
seguirán desarrollándose, unas plenamente conformes a la ortodoxia, las otras
no, con el resultado inevitable de "un cisma de hecho", legitimado
por los unos y por los otros por la doble lectura contradictoria de los
resultados del sínodo.
Pero
veamos como arriba el padre Michelet a esta conclusión.
Con
una premisa. El esquema interpretativo que Michelet adopta en el análisis del
texto sinodal es el mismo aplicado por Benedicto XVI al postconcilio, en el
memorable discurso del 22 de diciembre del 2005, en el que contrapuso la
"hermenéutica de la continuidad" a la "hermenéutica de la
ruptura".