Stefano Fontana
Osservatorio Internazionale Cardinale Van Thuan, 06/11/2015
[traducción defectuosa, realizada por Internet]
No me gustaría que el Sínodo sobre la familia para
pasar sin una reflexión seria está estudiando la forma de sus documentos y la
Relatio finalis en particular. Por lo tanto, no estoy haciendo referencia al
método de las actuaciones reales, pero el método utilizado en los documentos de
redacción.
El informe final se inicia con una parte dedicada a
"La Iglesia de escuchar a las familias", seguida de una segunda parte
titulada "La familia en el plan de Dios". El documento no comienza a
partir de los designios de Dios respecto a la familia, sino desde el contexto
actual. De hecho, se presenta en la primera parte es un cuadro de la situación:
se examinaron los "-culturales antropológicos", "contextos
económicos en socio" y "sociales" en ese orden. Este es un viaje
en la fenomenología de hoy. Se hace referencia a casi todo, al igual que un
inventario: desde viudas a los niños, las mujeres migrantes, las políticas
familiares a la pobreza, la ecología a las personas con necesidades especiales.
Es una carrera tratando de mantenerse al día con las situaciones actuales sin
tener éxito, porque mientras tanto todo ha cambiado. Es un esfuerzo para
construir marcos sinópticos sin saber qué tan confiables son. Una vez que este
análisis exhaustivo de "ser" ha tenido lugar, la atención se centra
en el "deber-a-ser", de cómo están las cosas en el plan de Dios. Una
vez hecho esto, los documentos normalmente mirar hacia adelante en términos de
cosas por hacer.
Este es el método que se ha seguido durante décadas en
los documentos finales de los foros eclesial, y Gaudium
et spes del Vaticano II es el prototipo de este enfoque. El documento de
Medellín, la primera conferencia Episcopal Latinoamericano (1969), la hacía
concreta por primera vez, mientras que la famosa regla de oro
"ver-juzgar-actuar" de Juan XXIII Mater et Magistra consagrado como
una teoría formal.
Esto se llama comúnmente el método inductivo, y es considerado
la antítesis del método deductivo, que sería todo lo contrario. Si los finalis
Relatio habían comenzado con "la familia en el plan de Dios", y luego
se trasladó a "la Iglesia de escuchar a las familias", habría sido
acusado de ser deductivo. Sobre la base de dicho criterio, todas las encíclicas
sociales previas al Consejo, incluyendo Rerum novarum, fueron acusados de ser
deductiva, y abandonados a su propio destino.
Como yo lo veo, después de muchos años, sería hora de
cambiar el patrón y despedirnos de esta oposición inane entre inductivo y
deductivo.
En primer lugar, tenemos que tomar en cuenta que, como
lo dijimos claramente por Karl Popper, con el que podemos estar de acuerdo en
este punto, no existe el método inductivo y no era más que una ilusión errónea
y peligrosa del positivismo.
En segundo lugar, es fácil de plantear la siguiente
pregunta a los redactores de Relatio finalis del Sínodo: fue el análisis social
se realiza bajo la luz derramada por la Palabra de Dios, o sobre la base de las
ciencias sociales? En el primer caso no es inductiva, y en el segundo caso, no
tiene ningún significado para la fe. Tomado por su cuenta (si esto es posible)
todos los datos son más que absurdo.
En tercer lugar, este método asigna un papel primordial
a las ciencias sociales que, pobrecitos, están designado para realizar una
tarea muy superior a sus propias fuerzas. En función de ellos sería la
filosofía, la teología y el Verbo mismo de Dios.
En cuarto lugar, a partir de la Palabra de Dios, y en
este caso específico de "la familia en el plan de Dios", de ninguna
manera significa la adopción de un método deductivo. De hecho, la Palabra de
Dios no es un conjunto de axiomas o postulados de la cual conclusiones lógicas
deben ser deducido como se hace en la geometría. Hoy en día, la doctrina por
desgracia, la gente piensa revelados, o la ley, son conceptos abstractos, y que
deducir indicaciones prácticas de ellos equivaldría a ejercer la violencia
sobre la experiencia y las necesidades concretas de las personas, de los
cuales, por el contrario, sería necesario empezar. Pero esta es una visión
errónea de la doctrina y la ley cristiana. Se trata de nociones de fe que
expresan una realidad, y que son, sobre todo, proactivo, creativo, indicativo,
inspirador y capaz de satisfacer nuestras necesidades, ya que arrojan luz sobre
ellos y ayudarnos a distinguir entre las necesidades reales y los falsos.
Haciendo uso de este método ya se va un largo camino
para abrazar la idea generalizada hoy en día, y que fuertemente surgió durante
el Sínodo sobre la familia, la que existe entre la doctrina y de la vida
situaciones hay una distancia que tiene que ser llenado por el compromiso de
conciencia, discernimiento, o en una base de caso por caso, que son las
consignas que tendrán que hacer frente en un futuro próximo. Kasper también
había traído la sabiduría, la prudencia y epicheia en la imagen. La ley de
Dios, sin embargo, no es una premisa de un silogismo, es decir algo abstracto y
vacío. Es la vida misma, y por esta razón ilumina la vida.
Ha llegado el momento de cambiar el método y una vez
más dar el plan de Dios su lugar: el primer lugar. Es necesario liberarse de
las tenazas inductivo-deductivo.
También porque cuando se mira de cerca, este trastorno
es el fruto de una teología específica que ha influido en la vida de la Iglesia
en un grado tal que imponer también el uso de un nuevo método en los
documentos. Según esta teología, la acogida de la Palabra de Dios en el mundo
es parte del mensaje. Ahora añade a la inteligencia de la fe debe ser la
inteligencia en las necesidades. A partir de nuestras necesidades sería una
parte esencial del mensaje de Dios. Como podemos ver, se avecina aquí hay
grandes peligros, pero este no es el momento para hablar de ellos. No obstante,
estas breves consideraciones bastan para ayudarnos a entender que el método
inductivo no es neutral, como su nombre podría hacernos creer, sino más bien la
expresión de una teología que no se puede compartir, ya que toma la primacía de
Dios fuera de Él.