Alejandro Ezcurra
Naón.
Escritor de Tradición
y Acción (Perú).
Hasta no hace mucho, la Revolución (*) que
devasta el Occidente cristiano avanzaba con suma cautela, evitando cuanto
posible reacciones en la población que escapasen a su control, y pudiesen
comprometer el éxito de su marcha hacia la utopía igualitaria y anárquica.
Pero ahora, esa
cautela parece haber quedado atrás: a medida que una marea conservadora se
afianza por todas partes, las fuerzas revolucionarias parecen haber optado por
atropellar sin miramientos a la opinión pública, buscando imponerse por la vía
de los hechos consumados.
Es lo que vemos en
países como Venezuela, Argentina, Brasil, Colombia o Uruguay, donde gobiernos y
parlamentos implementan leyes y políticas anticristianas cada vez más
despóticas, sobre todo en materia de familia —blanco central de la actual
revolución cultural—, pero también en terrenos como el cercenamiento a la
propiedad privada, las “negociaciones de paz” con las FARC en Colombia, etc. Y
lo hacen pasando por encima del sentir de las mayorías y del propio estado de
derecho.
Socialistas, los
“victoriosos”... vencidos
El caso más resonante
de ese atropello se dio a fines de abril en Francia, al aprobarse un proyecto
legislativo de “matrimonio” entre personas del mismo sexo, impulsado por el
gobierno socialista. Las encuestas revelaban que una mayoría de franceses
rechaza esa absurda parodia matrimonial. Y las impresionantes movilizaciones de
protesta realizadas en París el 13 de enero y el 24 de marzo pasados (esta
última sumó 1,4 millón de personas, y fue la mayor manifestación pública de la
historia de Francia) y en muchas otras ciudades, fueron la imagen visible de
esa tendencia.
Conscientes de su
falta de apoyo ciudadano, y para evitar que el rechazo popular al proyecto
creciera hasta volverse incontenible, el gobierno socialista y la Asamblea Nacional
(Parlamento) dominada por la izquierda optaron cínicamente por adelantar en un
mes la votación parlamentaria, prevista para fines de mayo. Así, el día 23 de
abril el proyecto fue votado y aprobado, ante la protesta de una multitud
calculada en 200 mil personas.
Mientras los
parlamentarios de la izquierda festejaban la votación gritando frenéticamente
“¡igualdad! ¡igualdad!” con aplausos rítmicos, desde las galerías un grupo de
jóvenes interrumpió el sabbat revolucionario desplegando una bandera blanca con
la palabra “Referéndum”. Entonces el Presidente de la Asamblea , el socialista
Claude Bartolone, fuera de sí ordenó a gritos: “¡Saquen de aquí a esos enemigos
de la democracia (sic!), ellos no tienen derecho de estar aquí!” [1]. Como se
ve, la “democracia” socialista consiste en acallar a los que piden democracia
de verdad.
Esta bofetada al
sentimiento popular, por pura y ciega obstinación ideológica, le costó caro a
la izquierda. Los socialistas salen de su “victoria”... vencidos. La aprobación
al gobierno Hollande se desploma de manera “inexorable”: en abril cayó hasta el
25%, “el índice más bajo jamás alcanzado por un presidente en la V República ”, mientras
el rechazo a su gestión trepó hasta el 74% [2] [3].
Un nuevo e histórico
fenómeno de opinión
Esos números no
indican apenas una coyuntura política. Ellos corresponden a un nuevo y
extraordinario fenómeno de opinión, que toca en el fondo de los espíritus y se
extiende por toda Francia. Es un estado de resistencia activa a la ofensiva
revolucionaria, presentando cuatro notas inéditas: 1) una raíz
idelológico-religiosa; 2) sus protagonistas son jóvenes, tanto matrimonios como
solteros de ambos sexos; 3) su estrategia es innovadora y eficiente; 4) tiene
carácter irreversible.
En las semanas
previas a la aprobación del proyecto, multitudinarias manifestaciones de
rechazo ocurrieron en ciudades de toda Francia, siendo las más importantes las
ya mencionadas en París. La próxima será el 26 de mayo, Día de la Madre en Francia, y
posiblemente congregará aún más gente.
A la par de esas
demostraciones, las calles de París y las principales ciudades del interior
eran escenario de constantes manifestaciones-relámpago de grupos reducidos, que
desconcertaban a la policía. La estrategia consistía en que, en puntos
diferentes de la ciudad, bloques de una veintena de jóvenes interrumpieran el
tráfico durante algunos minutos, coreando alegremente dichos chispeantes como
uno dirigido al presidente Hollande: “Touche pas au mariage,/ occupes toi du
chômage”, (“no toques al matrimonio, ocúpate del desempleo”). Al llegar la
policía se dispersaban velozmente y reaparecían de inmediato en otro punto,
combinado sobre la marcha por celular-internet. Algunos de esos grupos eran de
ciclistas, que convergían en un lugar predeterminado —por ejemplo el puente de
Los Inválidos—, se sentaban en la pista formando una barrera con sus
bicicletas, lanzaban sus proclamas y cánticos y partían enseguida, a veces
aplaudidos por los automovilistas.
Con la policía
desbordada por este “juego de escondidas” de varios grupos actuando
simultáneamente en París, el ministro de Interior Manuel Valls ordenó
dispersarlos con gas lacrimógeno a destajo. Represalia inútil: rápidamente su
orden fue ridiculizada, y se pasó a llamarlo “Manuel Gas”.
En materia de
estrategias novedosas, cabe destacar los bien organizados “comités de
recepción” al presidente Hollande y sus ministros. En todos los actos públicos
a que estos asistían, eran recibidos por grupos de jóvenes con cánticos,
abucheos y eslóganes muy bien escogidos —la graciosa y fulgurante chispa
francesa no podía estar ausente—, al punto que el mandatario y sus ministros,
humillados y atemorizados, se vieron obligados a cancelar varias apariciones
públicas.
También se realizan
“sit-in” de protesta nocturnos: vigilias con velas, cánticos religiosos o
patrióticos y rezo del Rosario, realizados durante algunas horas en lugares
simbólicos como los jardines de Luxembourg o del Louvre. Tales acciones
continúan hasta hoy, aunque en muchos casos son duramente reprimidas por la CRS (tropa de asalto). El
saldo de esa represión ha sido cientos de manifestantes arrestados diariamente,
varios de ellos heridos (incluso sacerdotes y niños), sólo por protestar
pacíficamente. Indignado por ese abuso, Tugdual Derville, uno de los principales
voceros de las protestas, desafió: “¿Cuántos autos incendiados? ¡Cuántos
vidrios rotos? ¡Ninguno!”. La propia policía comenzó a expresar su malestar:
algunos efectivos incluso se animaron a felicitar a los estudiantes por su
valentía, lamentaban arrestarlos, y se quejaban de estar siendo utilizados
políticamente: “Sentimos vergüenza de hacer lo que estamos haciendo” [4].
Otra estrategia
publicitaria es el llamado “balcón para todos”, aplicado en varias ciudades: en
los balcones de las residencias penden una multitud de fajas y banderas iguales
a las que los manifestantes llevan por las calles Ver por ejemplo: [5],
formando un vistoso espectáculo.
Sería largo referir
el extraordinario ímpetu de una población que se siente maltratada por un poder
político que, a menos de un año de haber asumido, se ha divorciado tan rápida y
drásticamente de los ciudadanos, ignorando sus expectativas y reclamos. Un buen
“sismógrafo” para medir ese estado de resistencia es el hecho de que 15 mil
alcaldes (¡¡sí, como se lee – 15 mil!!) ya han declarado su negativa formal a
celebrar en sus jurisdicciones “matrimonios” civiles entre personas del mismo
sexo. El propio diario “Le Monde”, afín al gobierno, comenta que a quien quiera
conocer hacia dónde va el país le basta poner en un buscador de Internet dos
palabras: “Hollande dimisión” [6]. El comentario más difundido es: la izquierda
perdió la juventud, perdió la calle, perdió al pueblo... y perdió la brújula.
Los católicos, a la
cabeza de la “derechización” de la sociedad
Aunque la ley nefanda
ya fue aprobada, la población no se da por vencida y las protestas redoblan.
Incluso ahora, cuando los estudiantes veillants (participantes de las vigilias
de protesta) han entrado en período de exámenes, sus propias madres los sustituyen
en la protesta. Son las llamadas “mères veilleuses” (madres en vigilia), que
por un juego de palabras el público convierte en “merveilleuses” (maravillosas)
[7].
La participación de
familias en las protestas indica que la sociedad como un todo se siente
involucrada en ellas, y que el francés medio se ha desplazado del centro hacia
la derecha: estamos ante “la emergencia de una generación conservadora
orgullosa de sus valores, que está encantada difundiéndolos ruidosamente, en la
calle ... Abundan los grupos de familias jóvenes, católicas en su mayoría,
acompañadas de bandas de jóvenes encantados de protestar” [8]. Son sectores que
nunca antes fueron contestatarios pero que ahora “descubren el perfume
particular de la insurrección” [9].
En este frente, la
presencia católica es determinante. Y esto tiene un alcance incalculable. El
sitio “Boulevard Voltaire” traza el perfil de los contestatarios: “Estos
resistentes son... ¡católicos! ...Ellos comienzan a comprender el fracaso de un
liberalismo que ha enloquecido; ellos buscan crear otra cosa, y no cristianizar
el socialismo. Se trata de familias, y sobre todo de jóvenes” que “han salido a
la calle para decir «basta» a los destructores de la sociedad” [10]. Otro sitio
completa: son personas “de alto nivel espiritual y dogmático, seguros de su fe
y de su sangre por la cual corren 1500 años de Francia, y conscientes de los
deberes que esta herencia contiene” [11]. Uno de los jóvenes “en vigilia”
explica por qué están allí: “somos la luz y la sal del mundo: somos católicos
franceses y nada nos podrá hacer vacilar” [12].
La revista del
Episcopado francés, “La Croix ”
—que ha tomado una posición ambigua y concesiva en el caso— se alarma por la
polarización creada: explica que para la izquierda, “retroceder es imposible,
sería renegar de sí misma”; y como los católicos conforman la “mayoría hostil
al proyecto”, el vigor de su resistencia hace que se hable incluso de “amenaza
de una «guerra civil»”. Comentario impensable hasta muy poco tiempo atrás [13].
Un “despertar”
contrarrevolucionario, tal vez irreversible.
En artículos
posteriores mostraremos otros aspectos de este apasionante fenómeno de opinión,
que tiene su punta de lanza en Francia (y que los medios peruanos de
desinformación esconden cuanto pueden). Así lo define el conocido periodista
Ivan Rioufol:
“La izquierda se
frota los ojos. ¡Ella fue despojada de lo que le era más querido!. Ella no vio
venir, en efecto, la nueva indignación popular. Ella, que tanto ha adulado a la
juventud, descubre, estupefacta, estos indignados que le dan las espaldas:
miles de jóvenes desafían el poder establecido, rechazando su proyecto de
“matrimonio” y de adopción para los homosexuales. (...)
“Por otro lado, la
izquierda no comprende nada” de lo que pasa: “Ella sólo ve en los manifestantes
a «extremistas», «ultras», «exaltados», «homófobos» (...) Esta grosera
demonización deja de lado lo esencial: lo que está llegando es el despertar de
una juventud ... que sigue un sentido opuesto a la herencia de la vieja
sociedad que toca a su fin: la de los adeptos de mayo de 1968, y de su
ideología relativista de lo «políticamente correcto»”.
De aquel legado
revolucionario, estos jóvenes “rechazan todo, comenzando por su desprecio por
la familia, la nación, la cultura. Hace ya varios años que los sondeos de
opinión han identificado ese nuevo perfil de la juventud, que se inscribe en
una reacción a 40 años de desastres ideológicos: ella quiere, de ahora en
adelante, escribir una nueva Historia” [14].
El ciclo de la Revolución Francesa
se agotó, y la “nueva historia” que comienza a escribirse parece ser un
acontecimiento exactamente opuesto, el nacimiento de una Contra-Revolución
Francesa, con un potencial de propagación formidable debido a la irradiación
cultural que Francia conserva hasta hoy.
Si esos resistentes
actúan con convicción y perseverancia, puede esperarse de este movimiento
aquello que señala Plinio Corrêa de Oliveira: “Cuando los hombres resuelven
cooperar con la gracia de Dios, son las maravillas de la Historia que así se operan:
es la conversión del Imperio Romano, es la formación de la Edad Media , es la
reconquista de España a partir de Covadonga, son todos esos acontecimientos que
se dan como fruto de las grandes resurrecciones de alma de que los pueblos son
también susceptibles. Resurrecciones invencibles, porque no hay nada que
derrote a un pueblo virtuoso y que verdaderamente ame a Dios.” [15].
(*) Empleamos el
término “Revolución” en el sentido que le da el Prof. Plinio Corrêa de Oliveira
en su ensayo Revolución y Contra-Revolución, de proceso histórico de
destrucción del Occidente cristiano - Ver
http://www.pliniocorreadeoliveira.info/RevolucionyContra-Revolucion_2005.pdf
[1]
www.lifesitenews.com/news/france-passes-gay-marriage
[2]
www.lexpress.fr/actualite/politique/la-cote-de-popularite-de-hollande-poursuit-son-inexorable-chute_1232729.html
[3]
www.franceinfo.fr/politique/francois-hollande-au-plus-bas-dans-les-sondages-960481-2013-04-21
[4]
www.nonaumariagehomo.fr/spip.php?article124
[5]
www.facebook.com/pages/Balcon-Pour-Tous/573556362675102?ref=stream
[6]
www.lemonde.fr/politique/article/2013/03/30/le-web-se-dechaine-contre-hollandouille-ier_3150860_823448.html
[7]
www.lamanifpourtous.fr/fr/toutes-les-actualites/248-merveilleuses-meres-veilleuses
[8]
www.abc.es/internacional/20130421/abci-manifestacion-anti-matrimonio-gay-francia-201304211856.html
[9]
www.mairespourlenfance.fr/les-meres-veilleuses-une-merveille-saluee-par-les-maires-pour-lenfance
[10]
www.bvoltaire.fr/francoisteutsch/le-peuple-catholique-sest-leve-et-il-a-de-beaux-restes,18934
[11]
www.gloria.tv/?media=428401&postings
[12]
www.ndf.fr/poing-de-vue/19-04-2013/une-soiree-en-hollandie
[13] BRUNO FRAPPAT, Sommes-nous devenus fous? (“¿Nos hemos vuelto locos?”), “La Croix ” 19-4-2013
[14]
http://video.lefigaro.fr/figaro/video/rioufol-la-jeunesse-veut-ecrire-une-nouvelle-histoire/2310117112001/
[15] PLINIO CORRÊA DE
OLIVEIRA, Revolución y Contra Revolución, Ed. Tradición y Acción por un Perú
Mayor, Lima 2005, Parte II, Cap. IX,