DON BOSCO

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"BUENOS CRISTIANOS Y HONRADOS CIUDADANOS"

EN TORNO A UN ARTÍCULO DEL SENADOR CALCAGNO

SOBRE LA DEUDA PÚBLICA ARGENTINA.

Por Héctor GIULIANO (25.9.2013).


Con referencia al contenido del artículo del senador Eric Calcagno del 12.9 pasado sobre “Actualidad y composición de la deuda pública argentina” cabe formular algunas observaciones en lo relativo a los números y conceptos allí consignados acerca de la gestión de la Deuda bajo la administración Kirchner.


a)        El gran aumento de la Deuda Pública Argentina no es sólo cosa del pasado sino también del presente: al momento del default - Diciembre de 2001 - el stock de la deuda era de 145.000 MD . Esta deuda habría ascendido aproximadamente a 176.000 MD cuando se produce el Megacanje Kirchner-Lavagna de 2005  y actualmente suma 209.000 MD, tomando siempre como base la información del Ministerio de Economía (MECON) . Por ende, la deuda no se redujo sino que sigue aumentando bajo la administración Kirchner.

b)        El gobierno del Proceso tomó el poder con una Deuda Externa de 8.500 MD y terminó con 44.000 MD. La administración Alfonsín elevó esa deuda a 62.000 MD y la de Menem la duplicó, a unos 122.000 MD (sin contar con las privatizaciones de Empresas del Estado, que no bajaron la deuda). El gobierno De la Rúa elevó el stock a 145.000 MD, Duhalde a unos 176.000 y la administración Kirchner la llevó a los actuales 209.000 MD. Esto significa que la actual es la tercera etapa de gran endeudamiento del Estado Argentino (después del Proceso y de la década menemista de la Convertibilidad).

c)         El stock de la deuda no bajó realmente a 126.000 MD en 2005 porque en ese importe no estaban contados los 20.000 MD de holdouts que no entraron en el canje (exactamente 19.500 MD), con lo que el stock real habría quedado teóricamente en el mismo nivel que a fin de 2001, 146.000 MD.

d)        La quita del Megacanje 2005 no fue de 65.000 MD sino de 27.000 MD, producto de 62.000 MD de bonos viejos rescatados contra unos 35.000 MD de nuevos bonos emitidos (una reducción el 43.5 % y no del 66 % que cita el artículo).

e)        La quita real, empero, fue cero (no hubo quita) porque en la cuenta oficial del punto anterior no se consideraban los pagos de cupones ligados al PBI, que compensaban íntegramente esa quita del orden del 44 %.

f)          El stock actual de la Deuda Pública (a fin de 2012) oficialmente es de  209.000 MD, que considera sólo la deuda por capital; es decir, que no toma en cuenta la existencia de 72.000 MD de intereses a pagar hasta el 2089 (última fecha del perfil de vencimientos actual, que en realidad se escalona hasta el 2045), ni la capitalización de intereses (hoy un remanente de 2.500 MD) ni el pago faltante de los cupones PBI (que se estima en unos 16.000 MD). Si se suman estos tres conceptos de deuda no registrada, el stock real de la deuda del Estado Central se eleva a unos 300.000 MD.

g)        La cifra del punto anterior se refiere sólo a la Deuda Pública en cabeza del Estado Central: no incluye la deuda consolidada de las Provincias (unos 20.000 MD netos), Municipios (sin datos), Empresas del Estado, Organismos Nacionales y Fondos Fiduciarios (también sin datos, pese a su importancia y gravitación por avales del Gobierno), Deuda cuasi-fiscal del Banco Central (BCRA) por Lebac/Nobac (22.500 MD) y juicios contra el Estado con sentencia en firme (dato no informado). De modo que el total de la Deuda Pública Nacional es información desconocida pero conlleva una suma muy alta aunque imposible de cuantificar por falta de datos oficiales.  

h)         El coeficiente Deuda/PBI es engañoso porque mezcla un numerador (la Deuda) que es una magnitud financiera cierta, con un denominador (el Producto), que es una magnitud económica estimada. Además, no considera a los fines del cálculo la Deuda no Registrada ni la Deuda Pública Nacional. Solamente tomando como base la deuda real de 300.000 MD – del punto f) – el ratio Deuda/PBI sería del 67 %, aunque su valor sigue siendo muy relativo.

i)          Con respecto al 13.7 % del PBI el artículo contiene probablemente un error: no se refiere al porcentaje de la “deuda externa bruta del sector público nacional no financiero” sino al de la deuda con el sector privado.

j)          La nota de referencia omite comentar la importantísima participación de la Deuda intra-Estado dentro de la Deuda Total - un 58 % - lo que significa que los 173.000 MD que la presidenta informara que se pagó durante le década kirchnerista no bajaron el stock de la deuda (126.000-146.000 MD después del Megacanje 2005 contra 209.000 MD actual) sino que la totalidad de esos pagos se hicieron con nuevas deudas: pagando privilegiadamente a Organismos Financieros Internacionales y Acreedores Privados con pasivos que se contrajeron, en forma creciente, con agencias del Sector Público (principalmente ANSES, BCRA y BNA) y que no tienen capacidad de repago demostrada.

k)         Es importante resaltar la seriedad de esta elevada Deuda intra-Sector Público y la falta de solvencia fiscal para poder cumplirla - sin tener que seguir refinanciándola permanentemente – porque este tipo de deuda, que estaría llegando hoy al tope de las posibilidades fiscales, implica un desfinanciamiento del Sistema Previsional, una descapitalización del BCRA y una suerte de “desvío” de fondos públicos de sus destinos específicos (caso créditos del BNA y préstamos de AFIP, Lotería/Casinos, FFRE, PAMI, etc.).

l)          Las políticas de endeudamiento público no las coordina solamente el FMI sino que son decisiones de los gobiernos locales que pueden darse con o sin la intervención del Fondo, como es el caso argentino. El pago total y por anticipado de toda la deuda pendiente con el FMI a principios de 2006 (9.530 MD) y la consiguiente omisión de cargos contra el principal organismo responsable del sobre-endeudamiento argentino no sólo no fue utilizado para desafiliarse del mismo sino que nuestro país se ha mantenido como miembro hasta el presente. Este punto es muy importante porque así le alcanzan a la Argentina todas las obligaciones estatutarias como país integrante del Fondo, que es el ente de control del Grupo de los 20 – del que también forma parte nuestro país – y le llegan asimismo los compromisos de aumento de cuotas (por las que el BCRA asume las obligaciones de pagarlas a crédito).

m)       La idea de “disolver la deuda externa” no parece muy feliz en el caso argentino: i) la deuda en pesos indexada por inflación (equivalente a unos 36.500 MD) sufre una fuerte licuación parcial porque se ajusta por el coeficiente CER, que replica el IPC oficial, pero los efectos lo sufren los jubilados porque la totalidad de ese tipo de deuda se encuentra hoy dentro del Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la ANSES, ii) la misma manipulación bajista de los indicadores del INDEC que perjudica la indexación de los bonos en pesos amplifica el cálculo del PBI – que se toma a pesos corrientes – de modo que ello beneficia a los acreedores tenedores de cupones PBI porque sobrevalua el Producto, y iii) la supuesta quita del 66 % de la deuda del Megacanje 2005, según lo explicado en los puntos d) y e), directamente no es cierta.

n)         Tampoco es válido el razonamiento de que el pago al FMI suponga una “desvinculación” del Organismo – por lo explicado en el punto l) -  y que ello configure uno de “los dos actos fundamentales” de la política de “disolución” de la deuda externa ya que el objetivo de la Hoja de Ruta Boudou es (después de liquidar el problema de los holdouts y arreglar la deuda con el Club de París) volver al Mercado Internacional de Capitales, precisamente para colocar más deuda (cosa que, por otra parte, fue el objetivo buscado con el Megacanje 2005-2010).

Aunque la finalidad del autor de esta nota no es entrar en polémicas técnicas a nivel personal, en este caso cabe una excepción dado que quien escribe la nota de referencia es un senador y economista entendido en la materia y que su posición está totalmente en línea con lo sostenido oficialmente por el gobierno nacional.

Las presentes aclaraciones son importantes no sólo para corregir manifestaciones erróneas o engañosas, sino también para demostrar la falacia de que el país se esté desendeudando y que la deuda es una cosa del Pasado y no también del Presente.-