Una Catequesis Social
Incisiva
Alfredo Madrigal
Salas
Director Centro
Nacional de Catequesis,
Costa Rica
Los procesos de
globalización, si bien han traído grandes beneficios a la sociedad, también es
cierto que han propiciado una pésima distribución de la riqueza, han aumentado
el número de los desposeídos y de los excluidos de los bienes destinados para
todos los seres humanos. La
Doctrina Social de la Iglesia es un rico patrimonio para la humanidad y
lamentablemente sigue siendo muy desconocida por un gran número de personas.
El Papa Benedicto XVI
solicitó una catequesis social a los Obispos de la V Conferencia del
Episcopado Latinoamericano y de El caribe, reunidos en Aparecida, Brasil en
mayo del 2007: “En este esfuerzo por conocer el mensaje de Cristo y hacerlo
guía de la propia vida, hay que recordar que la evangelización ha ido unida
siempre a la promoción humana y a la auténtica liberación cristiana. (…) Por lo
mismo será también necesaria una catequesis social y una adecuada formación en
la doctrina social de la
Iglesia , siendo muy útil para ello el Compendio de la Doctrina social de la Iglesia. La vida
cristiana no se expresa solamente en las virtudes personales, sino también en
las virtudes sociales y políticas” (DAp Discurso inaugural de Benedicto XVI
n.3).
Los Obispos en esa
misma V Conferencia en Aparecida respondieron al Papa con el siguiente
compromiso: “La coherencia entre fe y vida en el ámbito político, económico y
social exige la formación de la conciencia, que se traduce en un conocimiento
de la Doctrina
social de la Iglesia.
(…) La V Conferencia
se compromete a llevar a cabo una catequesis social incisiva, porque “la vida
cristiana no se expresa solamente en las virtudes personales, sino también en
las virtudes sociales y políticas” (DAp 505).
Sin embargo, los
responsables de la catequesis en nuestros países latinoamericanos, estamos muy
lejos de hacer efectivo ese compromiso de los Obispos. Nuestra catequesis sigue
girando, normalmente, sobre la preparación a la celebración de los sacramentos,
en la explicación del credo y de los mandamientos de Dios. La iniciación
cristiana está ocupando, en nuestros días, un lugar importante, pero no se hace
énfasis en que la conversión a Jesucristo conlleva el compromiso social de
construir una sociedad más humana, más justa y más solidaria con el desarrollo
integral de los pueblos. Los mismos Obispos en Aparecida, afirmaron: “Son los
laicos de nuestro continente, conscientes de su llamada a la santidad en virtud
de su vocación bautismal, los que tienen que actuar a manera de fermento en la
masa para construir una ciudad temporal que esté de acuerdo con el proyecto de
Dios” (DA 505).
La educación del
compromiso social de los católicos es una tarea urgente en nuestra Iglesia para
edificar un mundo mejor, donde reine la justicia social, los derechos humanos,
la globalización de la solidaridad, la paz y el desarrollo humano integral. Por
eso, la catequesis social se hace también urgente en nuestras comunidades
eclesiales.
¿Qué entendemos por
catequesis social? Es aquella catequesis que hace tomar consciencia a los
catequizandos, especialmente jóvenes y adultos, de la realidad social, a la luz
de la fe, confrontándola con el mensaje del evangelio y la Doctrina social de la Iglesia para educar el compromiso
social de los discípulos misioneros.
En efecto, no podemos
vivir nuestro compromiso de fe cristiana, ignorando o abstraídos de la realidad
de injusticias, pobrezas, marginación y exclusión de tantos hermanos nuestros
de los bienes destinados para todos. No podemos vivir nuestra condición de
discípulos de Jesucristo haciendo a un lado el mensaje evangélico de la
justicia, la paz y el amor. No podemos ignorar la riqueza del mensaje social
contenida en las encíclicas y en la
Doctrina social de la Iglesia. No podemos soslayar nuestro compromiso
social en la construcción de la civilización del amor, en la defensa de los
derechos humanos y en la edificación del Reino de Dios, Reino de justicia,
libertad y vida.
Nuestro compromiso
cristiano no se expresa sólo en el servicio que podamos brindar al interior de
nuestra Iglesia. No podemos continuar con cierta mentalidad clerical en
numerosos agentes de pastoral que los mantiene en meras tareas intraeclesiales
y una deficiente formación social (SD 96) Es preciso que nuestro compromiso se
manifieste también en el mundo, en nuestra sociedad, haciéndonos presentes en
el ámbito de la política, la economía, la educación, el ambiente, entre otros.
Es preciso favorecer, con nuestro ejemplo y palabra, una política como búsqueda
del bien común y una economía que contribuya a una mejor distribución de la
riqueza o comunicación cristiana de bienes.
La catequesis social
facilita a los catequizandos que estén presentes, en el orden temporal con un
sentido de servicio a la persona y a la sociedad, con el lema de la valentía,
la iniciativa y la creatividad intelectual. Es urgente una mayor presencia de
los discípulos en los puestos privilegiados de la cultura, como son el mundo de
la comunicación, la escuela, la universidad, los ambientes de investigación
científica y técnica, los lugares de la creación artística y de la reflexión
humanista. Sin olvidar que el matrimonio y la familia constituyen el primer
campo para el compromiso social de los discípulos de Jesús. Hacer del matrimonio
y la familia un testimonio de amor verdadero, ha de complementarse con un
compromiso social que coadyuve en el establecimiento de la civilización del
amor y el desarrollo humano de los pueblos.
La misión del laico
en la Iglesia
y en el mundo la describió, con nitidez el Episcopado Latinoamericano (1979) en
el Documento de Puebla, al afirmar la identidad del laico de: “hombre de
Iglesia en el corazón del mundo y de hombre del mundo, en el corazón de la Iglesia ” (DP 786).
Una catequesis social
incisiva, tal como se comprometen los Obispos en Aparecida, implica una
superación de la mentalidad y falso espiritualismo que lleva al cristiano a
refugiarse en el área de lo sagrado, huyendo de los compromisos y de las
exigencias éticas de las realidades temporales. Todavía muchos piensan que para
avanzar en el camino de la santidad, hay que alejarse del mundo, al cual
consideran enemigo de Dios. Es preciso que la catequesis, además de otras
tareas valiosas, facilite una verdadera síntesis que le de pleno sentido a la
fe desde el compromiso social animado por esa misma fe.
Fecha de publicación:
22-08-2012