Por Alberto
Bochatey
Obispo Auxiliar de La Plata
Escribir sobre la
renuncia del Papa es algo para lo que nadie está preparado. El Santo Padre
Benedicto XVI nos ha sorprendido con el anuncio de su renuncia al ministerio de
Obispo de Roma, Sucesor de Pedro, Papa de la Iglesia Católica
Apostólica Romana.
Sorprendido porque
nadie lo esperaba ni se sabía que fuera a suceder en estos días. De todas
formas, hay que recordar que en el libro Luz del Mundo. El Papa, la Iglesia y los signos de
los tiempos, el Santo Padre había dicho que no descartaba la posibilidad de la
renuncia cuando viera que no podía ejercer adecuadamente el ministerio petrino.
Nos dice que el mundo
de hoy es muy exigente, sujeto a rápidas transformaciones y está sacudido por
cuestiones de gran importancia para la vida de la fe
Benedicto XVI ha sido
muy valiente, sabio y pastor desde el primer día de su pontificado y culmina su
ministerio con un acto de las mismas características.
Esto deja un mensaje
tácito para los cristianos: debemos estar en este mundo con una fe fuerte y
renovada testimoniando con todo nuestro vigor y energía la Verdad de Jesús.
Se va un Papa muy
especial, de gran inteligencia y profundidad, un firme y cálido pastor, un gran
dialogante con la cultura moderna, preocupado por la unidad, la paz y la
misericordia en las relaciones humanas. Seguro de su vocación, misión y
ministerio, maestro y profesor de generaciones de teólogos y pensadores.
Un hombre capaz de
ver el futuro desde el horizonte de Cristo, un horizonte de esperanza, caridad,
fe y verdad. Un horizonte donde el Reino de Dios y su Justicia progresan y se
proponen como la verdadera ley de la
Ciudad de Dios, la de la Cultura de la Vida y del Amor.
Me toca vivir mi
regreso a la Argentina
desde Roma el mismo día que se hará efectiva la renuncia de Benedicto XVI. Hoy,
como obispo recientemente nombrado por Benedicto XVI, vivo desde la fe y el
afecto la renuncia histórica del querido Santo Padre con quien estaré siempre
especialmente ligado por haberme hecho obispo. Con más fuerza tomo el
'testimonio' de este hombre sabio, santo, valiente y profundamente conocedor
del mundo y de la Iglesia
de nuestros días.