DON BOSCO

DON BOSCO
"BUENOS CRISTIANOS Y HONRADOS CIUDADANOS"

Arancedo reiteró el rechazo a la despenalización de la droga



 



De la redacción de El Litoral


El arzobispo de Santa Fe, y titular de la Comisión Episcopal Argentina, José María Arancedo, reiteró la postura de la Iglesia en contra de la despenalización del consumo de droga, y negó que esa medida sea eficaz en orden a combatir el narcotráfico. “La droga en nuestros barrios, como dice la gente que trabaja en ellos, está de hecho despenalizada. La despenalización por ley sólo agregaría la idea de que la droga no hace tanto daño, es decir, agravaría el problema y no daría una solución”, argumentó.
A partir de la polémica suscitada sobre la extensión del tráfico de sustancias ilícitas en territorio santafesino, con su correlato de violencia, y de las expresiones del gobernador Antonio Bonfatti favorables a discutir la posibilidad de la despenalización de alguna droga “blanda”, como la marihuana, Arancedo trajo a colación la postura sustentada por el arzobispado a mediados del año pasado, y subrayó que “estamos ante una cuestión que no pertenece a la esfera sólo de lo privado, sino que hace al bien público de la sociedad”.

En ese sentido, expresó que “se maneja con mucha ligereza en estos casos el concepto de drogas blandas y drogas duras, como queriendo disminuir su nocividad o asimilarlas a otras adicciones”, cuando el potencial dañino en todos los casos es sostenido por la evidencia científica y la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito.
“Cuando hablamos del consumo de drogas no hablamos de las adicciones en general, por ejemplo al tabaco, aunque sabemos que es perjudicial. Desconocer, o minimizar, las consecuencias irreparables que su uso implica, es un modo de complicidad pasiva con su consumo. No se trata de criminalizar al adicto, a quién hay que ayudar y prevenir frente al daño que ello implica, sino de definir un juicio y una actitud llamada a tener consecuencias para el bien de la sociedad”, añadió.

“Un baño de realidad”
Remiténdose al documento de hace seis meses, el arzobispo hizo notar que “la población más vulnerable son los jóvenes en general, en especial la de los barrios carecientes; estos últimos no tienen la capacidad de discernir y de asumir una actitud de rechazo, aunque aparentemente sean libres. La droga viene a ocupar un lugar, un vacío en sus vidas del cual, desgraciadamente, no se vuelve. Ellos son las primeras víctimas. Al no plantear las verdaderas causas del camino a la droga, parecería que la sociedad no asume el problema ni siente el compromiso de una respuesta.

“Hay que escuchar a los familiares de los drogadictos para recibir un baño de realidad en estos temas. No debemos olvidar ni minimizar, por otra parte, el sentido pedagógico que tiene la ley. ¿Qué significaría, para ese universo de actuales y posibles adictos, decirles que la droga tiene un reconocimiento legal? ¿Es correcto que, en defensa de un pretendido derecho privado o subjetivo, se llegue a provocar un daño público?”, agregó.

Arancedo reiteró que “frente a la gravedad del hecho de la droga el desafío es cultural. Es necesario, por ello, apostar a una educación integral que dé sentido a la vida del niño y del joven; fortalecer tanto los lazos familiares como presentar proyectos de vida que vayan despertando y definiendo su futuro, y no temer poner límites frente a lo que los daña y termina degradando. Hay, lamentablemente, una urgencia en sacar rápido estos temas que no ayuda a plantear el problema y buscar soluciones de fondo. Es imprescindible, y siempre estamos en falta, redoblar los esfuerzos para combatir las redes mafiosas de los ‘mercaderes de la muerte’. Para ello es necesaria la presencia de un Estado, que en el ejercicio de sus poderes constitucionales, asuma una actitud clara, sin claudicaciones y ejemplar”.