Jorge Augusto Cardoso
La cuestión planteada
por las Fuerzas de Seguridad ha dejado al descubierto el desorden general en
las retribuciones que otorga el Estado; un supervisor en el escalafón de la AFIP cobra $ 26.000; 8.000
pesos más que un Teniente General, la máxima jerarquía a la que un militar
pudiera aspirar a alcanzar con 40 años de servicio, exigencias crecientes y
comprobadas en capacitación continua, el ejercicio del mando y la
administración. También mucho más que un director de escuela o un médico de un
hospital; en tanto un Gendarme cobra menos que un preso integrante del
recientemente creado “vatayón militante”.
En comparación con
los empleados de Subterráneos, los de Aerolíneas Argentinas y los
pertenecientes a la AFIP ,
los integrantes de las Fuerzas Armadas y de Seguridad, los profesionales de la
salud y docentes, entre otras estructuras del Estado, se encuentran
injustamente relegadas.
Ordenar
jerárquicamente las estructuras de la
Nación y retribuir sus tareas en relación a la preparación
académica y específica que éstas requieren; a la función que cumplen para el
sostenimiento, desarrollo de la sociedad y presencia a nivel internacional, es
tarea insoslayable del gobernante, que no puede quedar librada a las contingencias
de una política partidaria o de la lucha gremial exclusivamente.
Informador Público,
7-10-12