desafía a los Estados Miembros en materia de derechos reproductivos y
LGBT
Por Stefano
Gennarini, J.D.
El Secretario General
de la ONU, Ban ki-Moon, desató la polémica la semana pasada cuando dijo a las
naciones que forman parte del Consejo de Derechos Humanos que situaran los
derechos reproductivos y de las personas lesbianas, gais, bisexuales y
transexuales a la cabeza de la agenda de derechos humanos de las Naciones
Unidas.
Ban Ki-moon se
dirigió a las delegaciones de la ONU en la apertura del vigésimo primer período
regular de sesiones del Consejo de Derechos Humanos, elogió la labor del
Consejo en 2012 y dijo que «[e]n particular, recibo con agrado el primer y revolucionario
debate intergubernamental realizado en marzo de este año, sobre discriminación
y violencia basadas en la orientación sexual y la identidad de género».
El Secretario General
se refería a una mesa redonda sumamente controvertida sobre los derechos LGBT
que tuvo lugar durante el último período regular de sesiones del Consejo de
Derechos Humanos. Diecisiete de los cuarenta y siete estados miembros de este
organizaron una retirada del panel de expertos.
En aquella ocasión,
Saeed Sarwar (delegado que habló en representación de la Organización para la
Cooperación Islámica, la cual representa a cincuenta y siete países de África,
Asia y el Oriente Medio) solicitó que el Consejo de Derechos Humanos dejara de
considerar completamente la cuestión.
Pero Ban ki-Moon dijo
la semana pasada al Consejo que el panel de debate de marzo «no debería ser por
única vez». Añadió: «les pido encarecidamente que profundicen su compromiso con
este tema de tal manera que la protección y la dignidad verdaderamente lleguen
a todos los miembros de la familia humana».
Desde la década del
noventa, los defensores de los derechos LGBT han intentado, hasta ahora sin
éxito, convertir la orientación sexual y la identidad de género en categorías
de no discriminación en el derecho internacional, afirmando que las
protecciones de derechos humanos existentes, que se aplican de igual modo a
todos los individuos, son insuficientes.
Cada vez se presiona
más a los países que consideran desviada la conducta homosexual y otras
prácticas sexuales. La promoción de los derechos LGBT por parte del Secretario
General es más frecuente e insistente desde que comenzó su segundo mandato,
hace poco más de un año. La presión se ejerce no sólo desde la burocracia de la
ONU, sino también desde el Departamento de Estado estadounidense, el Ministerio
de Asuntos Exteriores del Reino Unido y varios países europeos que promueven
los Derechos LGBT en la comunidad internacional.
La insistencia de Ban
ki-Moon en que «[D]ebemos pelear por los derechos de la mujer, que abarcan sus
derechos reproductivos» también pareció ser un puñetazo directo a las naciones
cuyas sociedades tradicionales resisten la coacción de los estados occidentales
y del personal de la ONU para que liberalicen las políticas sociales.
El término «derechos
reproductivos» fue rechazado categóricamente por los estados miembros de la ONU
durante las negociaciones del último documento político dotado de autoridad y
emanado de las Naciones Unidas en la Conferencia de la ONU sobre desarrollo
sostenible, precisamente porque el término se ha extendido al punto de que se
lo asocia estrechamente con el aborto.
La Asamblea General
de la ONU constituyó el Consejo de Derechos Humanos en 2006 en reemplazo de la
Comisión de Derechos Humanos. La Comisión, dependiente del Consejo Económico y
Social, fue desacreditada por no denunciar amplios abusos a los derechos
humanos y ser alardeada por naciones consideradas como violadoras de derechos.
GINEBRA, 21 de
septiembre (C-FAM)