Ali Badrán (Imán,
integrante del Comipaz)
Hemos visto
recientemente las distintas reacciones que ocasionó la divulgación de un video
en el que se ofende al profeta Muhammad (Mahoma), y que provocó el enojo de los
musulmanes en el mundo entero.
El uso irresponsable
de la libertad de expresión, como la que practica el autor de esa película, es
un obstáculo para el respeto y el entendimiento mutuo.
Estos actos implican
una irrupción violenta en la esfera de la moral, la resquebrajan y ponen en
tela de juicio las numerosas propuestas de diálogo entre personas de diferentes
culturas y creencias.
El derecho
irrenunciable a la libertad de expresión no debe realizarse a costa de ofender
al otro, porque de lo contrario genera esta clase de reacciones violentas, que
a veces constituyen una respuesta desproporcionada en relación con el objeto
que las provocó.
Eludir el conflicto.
El islam se apoya en los principios de solidaridad y ayuda mutua. Es preciso un
acercamiento real y crear puentes que superen la estrategia destructiva de los
enfrentamientos y garanticen el diálogo entre todos en igualdad de condiciones.
Hay mucha gente en el
mundo interesada en el choque de civilizaciones; por eso, se aprovechan de estas
publicaciones para manipular a la población y generar una reacción fuera de
escala y totalmente contraria a los valores del islam.
Si bien el propio
profeta fue objeto de toda clase de burlas en su tiempo, cuando recién empezaba
con su apostolado, nos dio el mejor ejemplo de cómo responder a las
provocaciones. Rechazó siempre la censura y explicó que no valía la pena entrar
en polémicas absurdas. Nunca perdió la calma e incluso llegó a pedir a Dios que
perdonara a aquellos que lo habían insultado.
En el sagrado Corán
está reflejado este comportamiento, que sirve como modelo para todos los
creyentes: “Los siervos del Misericordioso son los que van por la Tierra humildemente y que
cuando los ignorantes los increpan les dicen ¡Paz! (25:63).
Valores sagrados
Siempre debemos
mantener la serenidad que nos da la práctica espiritual, llamando a la calma y
al encuentro entre las personas, cualquiera sea el sexo, la raza o la religión.
Defender la libertad
de expresión es defender al Profeta del islam, a todos los mensajeros de Dios
que hicieron de la palabra un vehículo de liberación, devolviendo al lenguaje
su verdadero sentido.
Resulta repudiable el
uso de la violencia y nada justifica el atropello a los derechos fundamentales
de los seres humanos. Esto es compartido en forma generalizada por todas las
religiones. Una vez pasada la tormenta, sólo nos queda la posibilidad de
interpretar lo ocurrido como un suceso pasajero.
La libertad de
expresión siempre tiene un límite, que es el respeto al otro. Casi todas las legislaciones
contemplan una limitación para la libertad de expresión, esa libertad que es
como un valor religioso, casi como un valor sagrado.
La práctica de
cualquier religión tiene entre sus objetivos superar el mundo de las
dualidades, reconocer que los seres humanos somos todos iguales ante Dios, que
cada ser creado vive de distintos modos y circunstancias, pero sujeto siempre a
las mismas condiciones eternas de la vida y teniendo en cuenta que la paz es un
estado interior que las personas conscientes debemos cultivar.
Uassalamu alaicum (la
paz sea con todos).