Tomen Nota, las manchas del sol impactan al clima
Por Willie Soon y William M. Briggs
blog de Tim Ball
(se publica sin
gráficos)
Los científicos han
estado estudiando la influencia del sol sobre el clima por más de 5.000 años.
Los astrónomos imperiales chinos mantuvieron un detallado registro de las
manchas solares. Ellos notaron que más manchas en el sol significaba tiempo más
cálido. En 1801 el celebrado astrónomo William Herschel (descubridor del
planeta Urano) observó que cuando había pocas manchas en el sol el precio del
trigo aumentaba mucho. Se dio cuenta de que menos luz y calor desde el sol daba
por resultado en una reducción de las cosechas.
A principios del mes
pasado, el profesor Richard Muller, del Proyecto BEST, de la Universidad de
California-Berkeley, anunció que en el nuevo registro reconstruido de las
temperaturas globales de tierra “ningún componente que responde a la actividad
solar está relacionado son la temperatura”. En vez de eso, Mr. Muller dijo que
el dióxido de carbono controla a la temperaturas.
¿Podría en verdad ser
cierto que la radiación solar –que suministra a la Tierra con la energía que
empuja a nuestro clima y que, cuando ha variado, causó que el clima cambiase a
lo largo de la historia- ya no es la principal influencia en el cambio del
clima?
Esta nueva imagen de
la relación del sol y el clima puede estar diciéndonos que la manera en que
nuestro sol enfría y calienta a la Tierra es, en su mayor parte, a través de la
penetración de la radiación solar a regiones con cielos sin nubes. El reciente
trabajo de los científicos 'Senior' Harry van Loon y Gerald Meehl, del Centro
Nacional para la Investigación Atmosférica, ponen un fuerte énfasis en este
punto físico y argumentan que el uso de las temperaturas máximas diurnas es el
test más apropiado para la hipótesis de la conexión radiación
solar/temperaturas de la superficie. Todos los anteriores estudios del sol/clima
habían incluido a los complicados registros de las temperaturas nocturnas
cuando el sol no está brillando.
Hasta los cambios más
pequeños en la radiación solar pueden tener un fuerte efecto sobre la
temperatura de la Tierra y el clima. En 2005, uno de nosotros demostró una
sorprendente y fuerte correlación entre la radiación solar y las temperaturas
del Ártico durante los últimos 130 años. Desde entonces hemos demostrado
correlaciones similares en todas las regiones que rodean al Ártico, incluyendo
al territorio de Estados Unidos y China. La confirmación de una relación
sol/temperatura usando solamente a los registros de las temperaturas máximas
diurnas de los Estados Unidos ciertamente agrega un fuerte peso científico a la
robustez de esta conexión.
La estrecha
correlación que hemos identificado entre los abruptos descensos y elevaciones
de la actividad solar y las de la temperatura, ocurren localmente en las costas
de Groenlandia, regionalmente en el Pacífico del Ártico y el Atlántico Norte; y
hemisféricamente para todo el circumpolar Ártico sugiriendo que los cambios en
la radiación solar controlan las variaciones de la temperatura en por lo menos
muchas áreas.
Imágenes como estas
no se pueden hacer a partir de las temperaturas y la concentración de CO2. No
hay tal estrecha conexión entre la constante subida del CO2 atmosférico y las
subidas y bajadas, a menudo dramáticas, de las temperaturas de superficie en y
alrededor del Ártico, China y los Estados Unidos.
Aún más
recientemente, en colaboración con el profesor David Legates, de la Universidad
de Delaware, pudimos proveer una explicación autoconsistente para estas
aparentes correlaciones sol/clima observadas, que involucran el intercambio de
calor y humedad entre el ecuador y la región ártica. Además, recientemente
hemos descubierto evidencia directa de que lo cambios en la actividad solar han
influenciado a la circulación lo que se llama la “cinta transportadora” de las
grandes corrientes del Océano Atlántico durante los últimos 240 años. Por ejemplo,
los cambios en la temperatura ocasionados por la actividad solar y el volumen
de la salida de agua dulce desde el Ártico, causan variaciones en la
temperatura de la superficie del mar en el Atlántico tropical de 5 a 20 años
más tarde.
Estos resultados con
revisión de los pares, apareciendo en varias revistas científicas, hacen
difícil seguir afirmando que los cambios en la actividad solar no juegan –o lo
hacen apenas de manera insignificante- en los cambios del clima.
El sello distintivo
de la buena ciencia es la prueba de hipótesis plausibles que son aceptadas o
rechazadas por las evidencias. La evidencia en la misma información de BEST y
en otros conjuntos de datos que hemos analizado es consistente con la hipótesis
de que el sol causa los cambios del clima, especialmente en el Ártico, China y
los Estados Unidos. La información que dispone BEST también invalida de manera
muy clara a la hipótesis de que el CO2 es la causa más importante de los
cambios observados en las temperaturas a los largo de Estados Unidos.
Dado el extendido, y
muchas veces excesivo interés en ligar al dióxido de carbono con el clima, hubo
muy poco trabajo investigando la conexión sol-clima. la comunidad científica ha
demostrado la sabiduría de Ralph Waldo Emerson, quien dijo: “El sol brilla y
nos calienta y alumbra, y no tenemos curiosidad por saber por qué esto es así.”
Willie son ha
investigado la relación de la radiación solar y el clima de la Tierra durante
los pasados 22 años. William M, Briggs es un estadístico entrenado en
meteorología y exeditor asociado del Monthly Weather Review.
Fuente: Mitos y
Fraudes
Estrucplan, 14-9-12