El autor de El
Exorcista lidera las protestas contra la deriva progre de los jesuitas de
Georgetown
Pablo J. Ginés/Forum Libertas
El padre Karras lo
habría pasado mal hoy en la Universidad "dicen-que-católica" de
Georgetown. Y al anciano padre Merrin no le habrían dejado ni entrar, no fuese
a expulsar algunos demonios. Pero al creador de ambos exorcistas de ficción, el
novelista William Peter Blatty, no le pueden impedir la entrada, porque es uno
de sus ex-alumnos más populares.
Blatty lidera a un
grupo de ex-alumnos y estudiantes que van a recurrir al derecho canónico para
que la archidiócesis de Washington y el Vaticano pongan remedio a la rebeldía
doctrinal de la universidad jesuita, "incluyendo la posible eliminación
del derecho de Georgetown a denominarse católica o jesuita en su documentación
para recaudar fondos o para presentarse".
William Peter Blatty
tiene ya 81 años, está casado y ha criado 7 hijos. Hace 40 años publicó su
novela "El exorcista", de la que vendió 13 millones de copias en
EEUU. La novela y la película de 1973 (por la que Blatty consiguió un Oscar al
mejor guión adaptado) siguen dando mucho miedo. Pero Blatty no quería asustar
sino hacer pensar y suscitar fe: "Cuando oí hablar por primera vez en 1949
de un caso real de posesión demoníaca y de un exorcismo cerca, mientras
estudiaba en la Universidad de Georgetown, recuerdo que pensé: alguien, algún
día, tiene que escribir sobre esto, porque si una investigación demostrase que
la posesión es real, ¡qué ayuda sería para la fe titubeante de, quizá,
millones!, porque si hay demonios, ¿por qué no ángeles? ¿Por qué no
Dios?".
Norteamericano hijo
de libaneses, Blatty ostenta además premios como el de la Academia de Ciencia
Ficción, Fantasía y Terror por "La novena configuración" (1980) y el
premio Gabriel de la National Association of Catholic Broadcasters por un
capítulo de la serie televisiva "Insight" ("Watts Made Out of
Thread"). Y la Universidad de Georgetown, donde todo empezó, le dio la
Medalla John Carroll para alumnos exitosos.
Pero a Blatty le
empieza a dar vergüenza decir que estudió en Georgetown y probablemente piensa
que la universidad necesita un exorcista, o al menos una desautorización firme
por parte de la Iglesia y por eso lidera la campaña centrada en la web
www.gupetition.org. ¿Qué barrabasadas ha cometido esta universidad contra la
identidad católica? La Cardinal Newman Society, una asociación que denuncia la
pérdida de coherencia católica en universidades supuestamente de la Iglesia,
lleva 19 años documentándolas.
La gota que ha
colmado el vaso fue la invitación a la secretaria de Salud de Obama, la
pseudo-católica pro-aborto Kathleen Sibelius, para que diese un discurso en una
entrega de diplomas. Cuando el cardenal arzobispo Wuerl, de Washington,
protestó, la universidad, en teoría jesuita, ignoró completamente al pastor de
la diócesis.
"Lo que queremos
es que Georgetown tenga la visión y el coraje para ser católica, pero
claramente la aproximación pastoral lenta no ha funcionado. Georgetown está
siendo deshonesta. Juntos tenemos que pararlo", proclama Blatty, apoyando
las acciones canónicas contra la universidad de la asociación Father King
(www.fatherkingsociety.org).
"Muchos creen
que hacer que Georgetown sea católica de verdad es volver atrás las manecillas
del reloj y limitar su misma naturaleza como universidad, como si las nociones
de universidad y católica fuesen inherentemente contrarias. Pero en realidad,
hacer que Georgetown sea católica es adelantar el reloj; es mejorar la
universidad. Claro que siempre habrá quien tenga miedo al cambio: los que
carecen de visión. Puede que necesiten hacerse a un lado", escribe Blatty.
Después, el popular
escritor denuncia que "generaciones de ex alumnos han sido seducidos para
consentir con cenas, medallas y asientos en gabinetes. Todos hemos sido
negligentes demasiado tiempo: los laicos, el clero y también los obispos".
En 1991-1992
Georgetown fue llevada al Vaticano cuando sus directivos autorizaron y
financiaron un grupo de estudiantes pro-aborto. El proceso canónico se paró
cuando la Universidad dejó de financiar al grupo. Pero no se hizo nada más. Lo
que Blatty, la sociedad Cardinal Newman y la sociedad Father King piden es una
total transformación de una universidad de hace décadas que dejó de ser
católica, excepto para recaudar fondos.