El día en que no haya un cura para cada parroquia parece estar muy cerca. Los datos que aporta el Arzobispado de Córdoba muestran que la cantidad de sacerdotes apenas alcanza para cumplir con la misión pastoral en la diócesis.
Sobre esta cuestión, Pablo Nasif, vicario para la ciudad de Córdoba del Arzobispado, dice: “Estamos justos”. Y aunque relativiza la información sobre que hay curas que deben atender varios templos, admite que algunas bajas puntuales han obligado a una “reorganización” de sacerdotes.
“Cada parroquia implica una configuración territorial, en la que hay un templo principal y varias capillas satélites. Esta concepción data de hace 50 años, pero hoy existe otra realidad. Actualmente, cada parroquia tiene su cura, pero en cada territorio hay muchos más templos, dos, tres o 10 capillas y no en todas hay misas los fines de semana”, señala.
Nasif explica que con la posibilidad de los fieles de movilizarse, sumado a la variedad de horarios y a la afinidad con ciertos sacerdotes, no hace falta sostener un esquema fijo. “Incluso, en algunos lugares, no se celebra misa de noche por cuestiones de seguridad”, añade el vicario.
La Diócesis de Córdoba tiene un radio de 150 kilómetros a partir de la Capital. Esto involucra desde La Falda hasta Villa del Dique. Nasif señala que hay unos 120 curas diocesanos, más otros 100 sacerdotes de congregaciones, colegios y de la Universidad Católica que dan mano en las parroquias.
A esta coyuntura, hay que sumar los casos de curas que cada año dejan los hábitos. El último y más notorio fue el de Nicolás Alessio, el cura de la parroquia de San Cayetano. Aunque, en realidad, fue la Iglesia quien le prohibió seguir haciendo celebraciones públicas.
Y mañana, el cura Pedro Torres dejará su puesto en la parroquia de barrio Urca para trasladarse a La Cripta, en reemplazo de Víctor Acha, quien se jubiló.
Crisis de vocaciones. La falta de vocaciones sacerdotales no es nueva. El recambio de sacerdotes preocupa a la Iglesia cordobesa. Los curas de entre 40 y 60 años es el grupo mayoritario: unos 70. Los más jóvenes, entre 25 y 40 años, suman unos 30.
Para colmo, cada vez hay menos aspirantes al Seminario Mayor de Córdoba: en los últimos cinco años ingresaron 23 seminaristas. Y en ese mismo período se ordenaron 15 curas.
Los números son preocupantes si se considera que 24 años atrás, había 225 aspirantes para ser cura.
Daniel Blanco, rector del Seminario Mayor, hace una reflexión sobre esta cuestión: “Veo la realidad del escaso número de seminaristas como un desafío para toda la Iglesia. Una oportunidad de conversión, de profunda renovación, de mayor fidelidad a Jesucristo. El Evangelio sigue siendo vigente, actual y convocante. Como Iglesia no buscamos el éxito, sino la fidelidad. En la medida en que, como Iglesia, sepamos ofrecer al mundo de hoy un testimonio claro y creíble de los valores evangélicos, seguramente muchos y muchas los reconocerán y les ofrecerán su adhesión. De entre ellos, ciertamente, algunos sentirán el llamado a servir a sus hermanos por el camino de una especial consagración, en el sacerdocio o en la vida religiosa, misionera o contemplativa”.
Por otra parte, Nasif plantea una alternativa: “Vivimos una realidad compleja, que hace difícil una elección definitiva como la de ser cura. Eso nos anima a repensar la figura del cura, porque han surgido otras prioridades: curas en las cárceles o en otras tareas de carácter social, no sólo para estar en una parroquia”.
En cambio, para Adrián Vitali, cura casado y referente de ese grupo, si la Iglesia no revisa sus dogmas habrá más sacerdotes que abandonen el ministerio. “La Iglesia tiene que mirar lo que pasa en realidad. Todos los años tenemos deserciones porque, como está planteada, la opción del sacerdocio es muy difícil de sostener. Y no sólo hablamos del celibato, sino de un cambio de paradigma”.
Polémica en La Cripta
Mañana a las 20, Pedro Torres asumirá como nuevo cura de la parroquia Nuestra Señora del Valle (más conocida como La Cripta), en Villa Belgrano. En la ceremonia también participará el arzobispo de Córdoba, Carlos Ñáñez. Un grupo de feligreses de La Cripta manifestó su desacuerdo con el nombramiento del Arzobispado, por considerar que no fue una decisión consensuada. Ellos plantean que el cura debe reunir un perfil especial, siguiendo la línea dejada por “Quito” Mariani.
La Voz del Interior, 30-4-11