una empresa estatal que hace negocios millonarios sin
control
POR MARCELO CANTON
AR-SAT nació en 2006
como empresa estatal de satélites. Paulatinamente, el Gobierno le agregó nuevos
rubros: internet, TV digital, telefonía. En ella, todo es grande: en tres años,
gastará más de US$ 2.600 millones. Y todo ese dinero circula sin los controles
habituales del Estado. Tercerización de contratos, cambios de licitaciones a
último momento, comisiones, compras directas, son la norma.
En paralelo, corren
otros sinuosos caminos por donde pasan millones y millones. Un caso es la
compra de decodificadores de TV digital por $ 160 millones a Cirigliano en mayo
de 2010, un mes después de que éste fuera procesado por soborno al secretario de
Transporte. Otro: por la ley de sociedades, la 19.950, AR-SAT no podría regalar
los decodificadores que compra: se armó una figura por la cual son contratistas
del ministerio de Planificación al que cobran comisión por hacerlo. Otro: la
adquisición de insumos para las antenas genera dudas entre los técnicos de la
compañía: “eligieron procesadores de NEC, más caros que los de Harris”, dicen.
Además de problemas puntuales de estabilidad de las antenas (ver pág. 7 ). O
ampliaciones directas de contratos, como la de kits satelitales propuesta por
Bawsey Internacional en enero de 2011, que tenía como particularidad que el 50%
se pagó por adelantado y el resto contra entrega. Cada set vale US$ 300.
En el universo
original de AR-SAT -satélites-, los proveedores son pocos. Así, en la empresa
inventaron una figura, el CEPI (Concurso Específico por Invitación) para
reemplazar las licitaciones cuando los oferentes en el mundo se cuentan con los
dedos de la mano. Pero cuando el objeto de la empresa se fue ampliando, “ el
CEPI se utilizó para evitar compulsas públicas en muchos casos”, señalan
quienes siguen de cerca esas compras. Los contratos son otra especialidad de la
empresa. Algunos recuerdan el que se hizo con Venezuela por TV digital, de
1.500 páginas, que se firmó en 24 horas : Tognetti le reclamó más tiempo para
analizarlo a Roberto Baratta (número 2 de Julio De Vido), pero este le
respondió “Es tiempo suficiente”, en un mail el 20 de marzo pasado a las 13.33
horas. Tognetti insistió a las 13.42 que hacían falta dos semanas de trabajo,
argumentando “sería bueno que el que te alcahuetea lo haga bien”. Baratta no se
amilanó: a las 13,55 le retrucó: “Yo no tengo alcahuetes!!”. Problemas típicos
de una empresa sometida a tironeos por poder y dinero (ver Referentes ...). Esa
tensión se eliminó en otro contrato, firmado con la proveedora satelital
Arianespace, bromea un hombre de AR-SAT: “estaba en inglés, idioma que sólo
hablaba uno de los ejecutivos presentes; se tradujo seis meses después” .
Las licitaciones son
uno de los contratos más interesantes de revisar. Por caso, aquellas por las
que AR-SAT contrató la construcción de 22.000 km de fibra óptica. El día
anterior a la apertura, según fuentes internas de la compañía, apareció una
cláusula nueva , que requería haber construido antes más de 2.000 kilómetros de
fibra. Eso dejó afuera a muchas empresas chicas. “El costo saltó de 14 a 30
dólares el metro, unos US$ 180 millones de diferencia”, estimó uno de los que
participó del negocio. Justo ahí aparecieron las empresas amigas del poder.
Pero eso es otra historia.
Clarín, 21-10-12
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Referentes y amigos en los negocios
POR MARCELO CANTON
Con el volumen de
dinero que maneja, es lógico que AR-SAT esté sujeta a tensiones de tipo
político y económico. Y lo está.
Quienes conocen la
interna de la empresa dicen que hasta ahora hubo dos referentes claros a la
hora de los contratos y las licitaciones. Uno es Roberto Baratta, segundo de
Julio De Vido en el ministerio de Planificación. El otro es José María
Olazagasti, antiguo secretario privado del mismo ministro. Algunos se animan a
decir qué empresas están mas cerca de cada uno, incluso. No vale la pena hacer
esa lista. Pero sí destacar que ese juego se rompió con la llegada de La Cámpora a la compañía
estatal, en enero, a través de la designación de Guillermo Rus, hombre de la
organización juvenil K: ahora todos temen el momento en que termine de revisar
los números y los acuerdos firmados. La situación es especialmente compleja
para el presidente de AR-SAT, Néstor Tognetti (más conocido por su segundo
nombre, Pablo), tironeado por todos esos factores.
El alza de La Cámpora tuvo otro efecto
fuerte sobre AR-SAT. En su diseño, era una empresa de infraestructura de
satélites que se expandió a internet y TV digital. En ese modelo, pensaban que
el dinero resultante de la licitación de la banda de 700 MHZ de celulares
serviría para financiar los más de US$ 600 millones que costará la red de fibra
óptica que tenderán en todo el país. Pero el ascendente Axel Kicillof impulsó
que esa banda de celulares quede para AR-SAT y que esta se transforme ahora en
una empresa de comunicaciones integral, con todos los servicios, que saldrá a
competir con Telefónica y Telecom. Todo un cambio filosófico y de amigos en los
negocios respecto a lo que se venía haciendo.
Clarín, 21-10-12
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De la provisión de servicios satelitales, a la
telefonía celular
POR ALEJANDRO ALFIE
Cuando se creó la
empresa estatal Argentina de Soluciones Satelitales (AR-SAT), en abril de 2006,
pocos podían prever que seis años después iba a tener un presupuesto anual de
$4.650 millones, destinados a proveer televisión digital de aire, conectividad
por fibra óptica, data center y servicios satelitales.
AR-SAT es una
sociedad anónima manejada por el ministro de Planificación Julio de Vido (el
98% de las acciones son de Planificación y el 2% son de Economía).
Originalmente, su objetivo era dar servicios satelitales , como los que venía
dando Nahuelsat, la empresa privada que operaba el satélite Nahuel 1 y que fue
nacionalizada e incorporada en AR-SAT en 2006 -sus accionistas eran el
consorcio europeo EADS y la italiana Finmeccanica-.
El primer año, AR-SAT
tuvo un presupuesto de $50 millones, para contratar capacidad satelital,
reemplazar al Nahuel 1 y proyectar la construcción de tres satélites de comunicaciones.
Al inicio, bajo la
conducción de Rodolfo Gabrielli, AR-SAT definió que la construcción de esos
satélites se haría en la empresa estatal patagónica INVAP y que se pondrían en
órbita a partir de 2012.
Pero el proyecto
insumió $1.411 millones hasta fines de 2011, tiene presupuestados $643 millones
este año y otros $797 millones para 2013, pese a que se postergó para el
segundo semestre de ese año la fecha de lanzamiento del primer satélite
geoestacionario de comunicaciones fabricado en el país.
Otro proyecto
faraónico de AR-SAT es el Plan Argentina Conectada, que construye redes de
fibra óptica en todo el país, con una inversión para este año de $1.329
millones y otros $3.953 millones para 2013. También AR-SAT planea gastar este
año $1.435 millones en la televisión digital de aire, donde hasta el año pasado
gastó $2.256 millones y están previstos otros $862 millones para 2013, según
cifras del Ministerio de Economía.
El mes pasado el
Gobierno le adjudicó a AR-SAT casi un cuarto de todas las frecuencias de
telefonía celular, para que arme su propia infraestructura y comience a brindar
servicios hacia fines del año que viene, con una inversión total que rondará
los $5.000 millones.
AR-SAT concentra los
principales planes del Gobierno en comunicaciones, pero todavía no es muy
conocida y sus proyectos están en plena etapa de ejecución.
Clarín, 21-10-12