DON BOSCO

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"BUENOS CRISTIANOS Y HONRADOS CIUDADANOS"

AR-SAT




una empresa estatal que hace negocios millonarios sin control

POR MARCELO CANTON

AR-SAT nació en 2006 como empresa estatal de satélites. Paulatinamente, el Gobierno le agregó nuevos rubros: internet, TV digital, telefonía. En ella, todo es grande: en tres años, gastará más de US$ 2.600 millones. Y todo ese dinero circula sin los controles habituales del Estado. Tercerización de contratos, cambios de licitaciones a último momento, comisiones, compras directas, son la norma.

La TV digital es uno de los mayores desafíos de AR-SAT. Entre el año pasado y este, ya desembolsó en el rubro más de $ 3.000 millones. Por un lado, en la red de un centenar antenas emisoras que deberá cubrir todo el país. Por el otro, los decodificadores que se colocan en cada televisor, que se cuentan por millones. ¿Cómo administra la empresa esos recursos? Los tercerizó: contrató a INVAP, la empresa pública que se define a sí misma como especialista en tecnología nuclear y proyectos espaciales, para que ejecute el sistema de TV. Lo establece el contrato firmado el 20 de enero de 2010, por el cual INVAP se compromete a hacer el “ diseño, construcción y puesta en servicio de una plataforma integrada por los sistemas de transmisión y recepción de señales digitalizadas”. ¿El objeto? Que las compras puedan ser “orientadas” por AR-SAT a través de un Comité Asesor, pero ejecutadas por INVAP, con un menor nivel de control . Un dato: Néstor Pablo Tognetti, presidente de AR-SAT, fue gerente de Proyectos Especiales del INVAP hasta que pidió licencia para pasar a AR-SAT. El Tribunal de Cuentas de Río Negro analizó sus dobles roles empresarios ya en 2007. Tognetti no respondió al ser consultado para este artículo por Clarín : “ No hago declaraciones a la prensa” , dijo.

En paralelo, corren otros sinuosos caminos por donde pasan millones y millones. Un caso es la compra de decodificadores de TV digital por $ 160 millones a Cirigliano en mayo de 2010, un mes después de que éste fuera procesado por soborno al secretario de Transporte. Otro: por la ley de sociedades, la 19.950, AR-SAT no podría regalar los decodificadores que compra: se armó una figura por la cual son contratistas del ministerio de Planificación al que cobran comisión por hacerlo. Otro: la adquisición de insumos para las antenas genera dudas entre los técnicos de la compañía: “eligieron procesadores de NEC, más caros que los de Harris”, dicen. Además de problemas puntuales de estabilidad de las antenas (ver pág. 7 ). O ampliaciones directas de contratos, como la de kits satelitales propuesta por Bawsey Internacional en enero de 2011, que tenía como particularidad que el 50% se pagó por adelantado y el resto contra entrega. Cada set vale US$ 300.

En el universo original de AR-SAT -satélites-, los proveedores son pocos. Así, en la empresa inventaron una figura, el CEPI (Concurso Específico por Invitación) para reemplazar las licitaciones cuando los oferentes en el mundo se cuentan con los dedos de la mano. Pero cuando el objeto de la empresa se fue ampliando, “ el CEPI se utilizó para evitar compulsas públicas en muchos casos”, señalan quienes siguen de cerca esas compras. Los contratos son otra especialidad de la empresa. Algunos recuerdan el que se hizo con Venezuela por TV digital, de 1.500 páginas, que se firmó en 24 horas : Tognetti le reclamó más tiempo para analizarlo a Roberto Baratta (número 2 de Julio De Vido), pero este le respondió “Es tiempo suficiente”, en un mail el 20 de marzo pasado a las 13.33 horas. Tognetti insistió a las 13.42 que hacían falta dos semanas de trabajo, argumentando “sería bueno que el que te alcahuetea lo haga bien”. Baratta no se amilanó: a las 13,55 le retrucó: “Yo no tengo alcahuetes!!”. Problemas típicos de una empresa sometida a tironeos por poder y dinero (ver Referentes ...). Esa tensión se eliminó en otro contrato, firmado con la proveedora satelital Arianespace, bromea un hombre de AR-SAT: “estaba en inglés, idioma que sólo hablaba uno de los ejecutivos presentes; se tradujo seis meses después” .

Las licitaciones son uno de los contratos más interesantes de revisar. Por caso, aquellas por las que AR-SAT contrató la construcción de 22.000 km de fibra óptica. El día anterior a la apertura, según fuentes internas de la compañía, apareció una cláusula nueva , que requería haber construido antes más de 2.000 kilómetros de fibra. Eso dejó afuera a muchas empresas chicas. “El costo saltó de 14 a 30 dólares el metro, unos US$ 180 millones de diferencia”, estimó uno de los que participó del negocio. Justo ahí aparecieron las empresas amigas del poder. Pero eso es otra historia.

Clarín, 21-10-12
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Referentes y amigos en los negocios

POR MARCELO CANTON

Con el volumen de dinero que maneja, es lógico que AR-SAT esté sujeta a tensiones de tipo político y económico. Y lo está.

Quienes conocen la interna de la empresa dicen que hasta ahora hubo dos referentes claros a la hora de los contratos y las licitaciones. Uno es Roberto Baratta, segundo de Julio De Vido en el ministerio de Planificación. El otro es José María Olazagasti, antiguo secretario privado del mismo ministro. Algunos se animan a decir qué empresas están mas cerca de cada uno, incluso. No vale la pena hacer esa lista. Pero sí destacar que ese juego se rompió con la llegada de La Cámpora a la compañía estatal, en enero, a través de la designación de Guillermo Rus, hombre de la organización juvenil K: ahora todos temen el momento en que termine de revisar los números y los acuerdos firmados. La situación es especialmente compleja para el presidente de AR-SAT, Néstor Tognetti (más conocido por su segundo nombre, Pablo), tironeado por todos esos factores.

El alza de La Cámpora tuvo otro efecto fuerte sobre AR-SAT. En su diseño, era una empresa de infraestructura de satélites que se expandió a internet y TV digital. En ese modelo, pensaban que el dinero resultante de la licitación de la banda de 700 MHZ de celulares serviría para financiar los más de US$ 600 millones que costará la red de fibra óptica que tenderán en todo el país. Pero el ascendente Axel Kicillof impulsó que esa banda de celulares quede para AR-SAT y que esta se transforme ahora en una empresa de comunicaciones integral, con todos los servicios, que saldrá a competir con Telefónica y Telecom. Todo un cambio filosófico y de amigos en los negocios respecto a lo que se venía haciendo.

Clarín, 21-10-12

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De la provisión de servicios satelitales, a la telefonía celular

POR ALEJANDRO ALFIE

Cuando se creó la empresa estatal Argentina de Soluciones Satelitales (AR-SAT), en abril de 2006, pocos podían prever que seis años después iba a tener un presupuesto anual de $4.650 millones, destinados a proveer televisión digital de aire, conectividad por fibra óptica, data center y servicios satelitales.

AR-SAT es una sociedad anónima manejada por el ministro de Planificación Julio de Vido (el 98% de las acciones son de Planificación y el 2% son de Economía). Originalmente, su objetivo era dar servicios satelitales , como los que venía dando Nahuelsat, la empresa privada que operaba el satélite Nahuel 1 y que fue nacionalizada e incorporada en AR-SAT en 2006 -sus accionistas eran el consorcio europeo EADS y la italiana Finmeccanica-.

El primer año, AR-SAT tuvo un presupuesto de $50 millones, para contratar capacidad satelital, reemplazar al Nahuel 1 y proyectar la construcción de tres satélites de comunicaciones.

Al inicio, bajo la conducción de Rodolfo Gabrielli, AR-SAT definió que la construcción de esos satélites se haría en la empresa estatal patagónica INVAP y que se pondrían en órbita a partir de 2012.

Pero el proyecto insumió $1.411 millones hasta fines de 2011, tiene presupuestados $643 millones este año y otros $797 millones para 2013, pese a que se postergó para el segundo semestre de ese año la fecha de lanzamiento del primer satélite geoestacionario de comunicaciones fabricado en el país.

Otro proyecto faraónico de AR-SAT es el Plan Argentina Conectada, que construye redes de fibra óptica en todo el país, con una inversión para este año de $1.329 millones y otros $3.953 millones para 2013. También AR-SAT planea gastar este año $1.435 millones en la televisión digital de aire, donde hasta el año pasado gastó $2.256 millones y están previstos otros $862 millones para 2013, según cifras del Ministerio de Economía.

El mes pasado el Gobierno le adjudicó a AR-SAT casi un cuarto de todas las frecuencias de telefonía celular, para que arme su propia infraestructura y comience a brindar servicios hacia fines del año que viene, con una inversión total que rondará los $5.000 millones.

AR-SAT concentra los principales planes del Gobierno en comunicaciones, pero todavía no es muy conocida y sus proyectos están en plena etapa de ejecución.

Clarín, 21-10-12