Los jóvenes: las primeras víctimas de los nuevos
reglamentos religiosos de Beijing
(AsiaNews/InfoCatólica), 4-2-18
Desde el 1° de febrero, entraron en vigor los nuevos
reglamentos para las actividades religiosas, publicadas en octubre pasado.
Ellos prevén un control estricto de todas las comunidades oficiales y multas,
arrestos y expropiaciones para los miembros de las comunidades no oficiales.
Entre las primeras víctimas de este endurecimiento son los jóvenes.
Fuentes de AsiaNews confirman que desde el 1° de
febrero, la Oficina de Asuntos religiosos y el Departamento del Frente unido
han iniciado a llamar a las parroquias católicas para poner en claro que desde
ahora en adelante no se podrán realizar campos (primaverales o estivales) donde
reunir a los jóvenes para algunos días de vacaciones y de espiritualidad. Los
nuevos reglamentos de hecho imponen que los encuentros religiosos se pueden
efectuar solo en lugares registrados y bajo el control del Estado. El estar en
tiendas, o en el espacio libre o en cualquier hotel barato y tener encuentros
con misas junto a los jóvenes será considerada como una «actividad religiosa
ilegal». La urgencia de la orden llega también por la llegada de las largas
vacaciones en ocasión del Fin de Año chino, que comenzará el 16 de febrero.
Diversos sacerdotes de Shanxi, de Mongolia interna y
de otras partes de China han ya recibido esta advertencia. Algunas parroquias
recibieron la carta de la Oficina de Asuntos religiosos.
Los nuevos reglamentos imponen también que «los grupos
no religiosos, las escuelas no confesionales, los sitios de actividad no
religiosas no deben efectuar formación religiosa», como también las «academias
no religiosas… no deben tener actividades religiosas» (Art. 41). Para seguir
estas indicaciones, ya desde hace diversos años, no solo con los nuevos
reglamentos, las universidades y las escuelas prohíben las celebraciones de
Navidad, aún solo las fiestas navideñas, las decoraciones y los augurios
natalicios en nombre de la «identidad cultural china», pero permitiendo-por
ejemplo- la difusión del fútbol.
Un hecho que ya fue realizado entre los musulmanes
chinos es la prohibición a los jóvenes por debajo de los 18 años: frecuentar la
mezquita. Entre los cristianos esta prohibición es menos observada. Pero el pasado
agosto, al menos 100 comunidades protestantes han recibido la orden de no
llevar más a sus hijos a participar en las ceremonias religiosas ni al
catecismo.
Tratar de frenar la fe en los jóvenes parece ser el
intento más urgente para el Partido. Según una estadística de hace algunos
años, más del 60% de los estudiantes universitarios chinos de Beijing y
Shanghai desean conocer al cristianismo. El despertar religioso en China parece
ahora incontrolable.