DON BOSCO

DON BOSCO
"BUENOS CRISTIANOS Y HONRADOS CIUDADANOS"

CHINOS, QUIENES MEJOR REALIZAN LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA (SIC)


Cuesta creer que un funcionario del Vaticano realice estas declaraciones. Pero conociendo los antecedentes de Mons. Sánchez Sorondo se entiende. Se confirma la advertencia del Card. ze-Kium, que no sólo conoce mejor la situación de China...es chino y católico.


ANDRÉS BELTRAMO ÁLVAREZ
La Stampa, 2-2-18

“En este momento, los que mejor realizan la doctrina social de la Iglesia son los chinos”. Dicha así, suena a una frase insólita. Impensable algunos años atrás. Menos en boca de un alto funcionario vaticano. Pero que hoy es una realidad. La pronunció, convencido, Marcelo Sánchez Sorondo, canciller de la Pontificia Academia para las Ciencias. Apenas unos meses atrás visitó Beijing por primera vez. Regresó a Roma entusiasmado. Su testimonio es una prueba tangible del cambio de perspectiva sobre ese gigante asiático que se abre paso en la Curia Romana. Un nuevo aire que alimenta una mirada positiva a un cada vez más cercano (y potencialmente histórico) acuerdo entre la Santa Sede y China.

“Ellos (los chinos) buscan el bien común, subordinan las cosas al bien general”, insistió el arzobispo argentino, en entrevista con el Vatican Insider. Pero aclaró que esa convicción no es originalmente suya. “Me lo aseguró Stefano Zamagni, un economista tradicional, muy considerado en todas las épocas, por todos los Papas”, precisó. Se da cuenta que –en cierto sentido- sus dichos son políticamente incorrectos. Pero reflejan, sin duda, una nueva mirada.

Beijing y el Vaticano se encuentran en ruta de convergencia. Tras décadas de contraposición y desconfianza, están muy cerca de dar el primer paso en un camino hacia el restablecimiento de las relaciones diplomáticas bilaterales, rotas desde tiempos de la revolución cultural de Mao Tse Tung. Fuentes eclesiásticas califican de “inminente” un acuerdo bilateral para el nombramiento de obispos, el obstáculo más importante a la reconciliación institucional.
Se trata de un “deshielo” producto de un largo camino, que comenzó años atrás, pero obtuvo un fuerte empuje gracias a la voluntad del Papa Francisco. Muchos gestos se han cumplido como muestra de este acercamiento, entre otros la llamada “diplomacia del arte” sostenida por los Museos Vaticanos y organismos culturales chinos. En este contexto, Sánchez Sorondo visitó Beijing. 

“Encontré una China extraordinaria; lo que la gente no sabe es que el principio central chino es trabajo, trabajo, trabajo. No hay de otra, en el fondo es como decía San Pablo: el que no trabaje, que no coma. No tenés villas miserias, no tenés droga, los jóvenes no tienen droga. Hay como una conciencia nacional positiva, ellos quieren demostrar que han cambiado, ya aceptan la propiedad privada”, contó.

Destacó numerosos puntos de coincidencia entre la Santa Sede y Beijing, que “está defendido la dignidad de la persona” siguiendo, más que otros países, la encíclica de Francisco “Laudato Si” sobre el cuidado de la casa común, colocándose entre los defensores más activos del acuerdo Cop21 (la conferencia de las Naciones Unidas para limitar la emisión de gases que provocan el calentamiento global). “En eso está asumiendo un liderazgo moral que otros han dejado”, siguió.

“La economía no domina a la política, como ocurre en Estados Unidos, dicho por los mismos estadounidenses. ¿Cómo es posible que las multinacionales del petróleo manejen a (Donald) Trump? Cuando, sabemos, que eso está haciendo mal a la tierra. Según la encíclica y según lo que dicen los científicos. El pensamiento liberal ha liquidado el concepto de bien común, no quieren ni siquiera tomarlo en cuenta, afirma que es una idea vacía, sin ningún interés. En cambio los chinos no, proponen trabajo y bien común”, estableció.

Advirtió que también en el campo de la donación de órganos China “ha crecido enormemente”, dejando atrás la extracción forzada (que reconoció y abolió como práctica en 2005) y poniendo en marcha un sistema “muy interesante” que vincula digitalmente a los donantes con los receptores en todo el país. Aseguró que se trata del “mejor método” que ha visto porque considera a los donantes como héroes e incluso tienen reservados para ellos cementerios especiales.
Justo en este y otros temas, el acercamiento del Vaticano con el gobierno chino ha sido ásperamente criticado. Grandes debates e incluso varias denuncias mediáticas provocó la asistencia de una delegación oficial de ese país en el primer encuentro sobre donación y tráfico de órganos convocado justamente por la Pontificia Academia de las Ciencias en febrero de 2017.

En aquella cumbre, los mismos chinos ratificaron el compromiso del gobierno de su país contra el tráfico e ilustraron a especialistas de todo el mundo su nueva política que prohíbe las extracciones forzadas. Un compromiso que ha sido cuestionado por algunas organizaciones no gubernamentales. Como respuesta a esa invitación, Sánchez Sorondo fue invitado a Beijing junto con el doctor estadounidense Frank Delmónico, uno de los miembros estables de la Academia, considerado una eminencia en el campo de los trasplantes y uno de los más destacados activistas en la lucha contra el tráfico.

El “deshielo” China-Vaticano también ha sufrido de “fuego amigo”, con uno de los más férreos críticos en la persona del cardenal Joseph Zen ze-Kiun. Él se opone con fuerza a un acuerdo en materia de nombramiento de obispos y llegó incluso a advertir que los negociadores papales “están malbaratando a la Iglesia”. Ninguna de estas críticas y oposición parecen tener la fuerza suficiente como para cebar el acuerdo mutuo, que podría ser firmado en breve. 

Más allá de todo, Sánchez Sorondo está seguro que “el Papa ama al pueblo chino” y “ama su historia”. Agregó que nadie puede sorprenderse por esto ya que, siendo jesuita, conoce muy bien la historia de Matteo Ricci, el misionero italiano que llegó a ganarse un lugar reconocido en la corte del emperador y llevó a Europa los escritos de Confucio. Y destacó que los habitantes de ese país, en este momento, “tienen una calidad moral que no se encuentra en muchos lados”.


Por eso, insistió en subrayar: “La impresión es que China está evolucionando muy bien. Me preguntaron cómo eran las relaciones entre China y el Vaticano, respondí que en este momento no existe ninguna formalmente porque no tenemos embajadores ni nuncios, pero en este momento existen muchos puntos de encuentro. El mundo es dinámico y evoluciona. No se puede pensar que la China de hoy es la China que tenía Juan Pablo II o la Rusia de la guerra fría”.