Por Claudia Peiró
Infobae, 20 de
febrero de 2018
En 2016, en todo el país, hubo 43 muertes maternas por
aborto, según el Ministerio de Salud de la Nación, pero esa cifra incluye todos
los casos, sin discriminar entre interrupciones voluntarias del embarazo y
abortos espontáneos, es decir, naturales.
"En el año anterior ese mismo indicador era 55,
lo que significa que las muertes maternas vinculadas a un aborto se redujeron
en un 20 % y representan el 0,025 % del total de defunciones femeninas",
según el portal Notivida.
Cuando se debate la legalización del aborto, el tema
del riesgo de vida para la mujer que se somete a esa práctica ilegal es uno de
los más esgrimidos pero llamativamente no va acompañado de ninguna estadística;
aun así, es muy frecuente que se afirme que el aborto clandestino es la primera
causa de muerte materna.
De hecho, el argumento fue reiterado en ocasión de la
manifestación que tuvo lugar ayer frente al Congreso. Nuevamente, sin datos que
sustenten el tremendismo ni la declaración de que estamos ante "un grave
problema de salud pública".
Sin embargo, cada año, el Ministerio de Salud da a
conocer las estadísticas vitales del país, es decir, los nacimientos y
defunciones que se producen en todo el territorio, la tasa de mortalidad
infantil, la de mortalidad materna y las causas de los fallecimientos, entre
otros. Además, los datos se desglosan por género, franjas de edad, provincias,
etcétera.
Técnicamente, la mortalidad materna o muerte de
mujeres gestantes es -según la Organización Mundial de la Salud- "la
muerte de una mujer mientras está embarazada o dentro de los 42 días siguientes
a la terminación del embarazo" y "debida a cualquier causa
relacionada con el embarazo o agravada por el embarazo mismo o su
atención".
Es un indicador socialmente relevante porque está muy
correlacionado con el acceso de la mujer a la atención médica durante el
embarazo y a la atención obstétrica de calidad durante el parto.
Entre las causas de esa mortalidad materna se
encuentran las complicaciones que pueden surgir de un aborto, pero no sólo
inducido, sino también espontáneo.
En la Argentina, durante el año 2016 -último medido
por la Dirección de Estadísticas e Información en Salud (DEIS)-, se produjeron
245 muertes maternas. De ellas, 135 se debieron a causas obstétricas directas,
es decir, resultado de complicaciones del propio embarazo o parto; 67 fueron
por causas indirectas, o sea por problemas de salud preexistentes -diabetes,
alta presión- o contraídos durante la gestación -caso del virus H1N1, por
ejemplo-; y 43 se debieron a "embarazos terminados en aborto".
La cifra del
Ministerio de Salud engloba, además de los abortos provocados, a otras siete subcausas.
"No hay que pasar por algo que seguimos sin
conocer el número de muertes maternas a causa del aborto provocado -dijo a
Infobae Mónica del Río, directora del portal Notivida– porque el Ministerio de
Salud sigue difundiendo sólo las muertes maternas por 'embarazo terminado en
aborto' y esa cifra, que se simplifica como 'muertes por aborto', engloba,
además de los abortos provocados, a otras siete subcausas, entre ellas: molas
[anomalías de la placenta], embarazos ectópicos [cuando el feto se implanta
fuera del útero] y abortos espontáneos; en todos estos casos la legalización de
seguro no influye".
Es llamativo que esta cifra que, aunque imprecisa,
está a mano de todos y tiene sustento técnico, no sea citada jamás en los
alegatos pro-aborto, mientras que sí lo es la cifra especulativa de 500.000
abortos practicados por año; un número sin sustento real.
La mortalidad materna es un importante indicador de la
salud materna en un país. Según los expertos, cuando ese índice cae por debajo
de las 50 muertes cada cien mil nacidos vivos -así se calcula- se entra en un
buen nivel de salud materna. Argentina ya está por debajo de esa cifra, pero si
se compara con Chile, que la ha bajado a 13, es que queda mucho por hacer.
Factores que inciden en la disminución de la
mortalidad materna
De acuerdo al experto Elard Koch, doctor en ciencias
biomédicas de la Universidad de Chile y director de investigación del MELISA
Institute, "los factores que habían influido (en reducir la mortalidad
materna) eran: cuánto había aumentado la educación de las mujeres, el acceso a
la atención obstétrica de emergencia, el acceso al control prenatal temprano,
el acceso a la atención profesional del parto por equipo obstétrico calificado,
el acceso al agua potable y al alcantarillado porque disminuye las infecciones
y el riesgo de infecciones puerperales y otras variables, como la disminución
de la desnutrición; básicamente, éstas son las políticas públicas que mostraron
un efecto claro en la reducción de la mortalidad materna".
Koch explica que en la mayoría de los países de la
región que han mejorado la salud materna, "la mortalidad por aborto ha ido
disminuyendo y en algunos casos ha desaparecido; en Chile por ejemplo la
mortalidad por aborto prácticamente desapareció". Y esto se verificó antes
del cambio legislativo. "Los cambios legislativos no tienen ningún efecto
en la tasa de mortalidad materna desde el punto de vista de la evidencia
científica", sostiene Koch.
Mueren muchas
más mujeres por desnutrición o suicidio que por un aborto provocado, pero esas
muertes no ocupan el mismo espacio en los reclamos feministas.
"En 2016 murieron por deficiencias nutricionales
945 personas: 420 varones y 525 mujeres. De las 585 mujeres que se suicidaron,
trescientas tenían menos de 35 años", dice Mónica del Río. Y concluye:
"Mueren muchas más mujeres por desnutrición o por suicidio que a
consecuencia de un aborto provocado, pero esas muertes no ocupan el mismo
espacio, ni en los medios de comunicación, ni en los reclamos del movimiento
feminista".