Carlos Esteban
Infovaticana, 25 febrero, 2018
Este verano fue la sensación de la política británica:
un conservador católico, padre de seis hijos, contrario al aborto y al
‘matrimonio’ homosexual, se situaba en los primeros puestos en las encuestas
internas del partido ‘tory’ para suceder a la primera ministra, Theresa May.
Jacob Rees-Mogg es esa ‘rara avis’: el político que no
tiene ningún problema en exhibir una fe que choca frontalmente con la
modernidad y defender sin pelos en la lengua unos principios que no maquilla ni
adapta a las corrientes ideológicas de moda, y sin embargo, lejos de hacerle
fracasar, le convierten en uno de los políticos más populares y que más
adhesiones espontáneas concita.
Y ahora Rees-Mogg urge a los católicos a no dejar que
su fe les disuada de entrar en la arena política. Lo ha hecho ante un grupo de
jóvenes asistentes a un retiro dedicado a la doctrina social de la Iglesia en
la escuela benedictina de Downside Abbey.
El diputado conservador recordó que, cuando el pasado
septiembre apareció en un programa de televisión confesando su oposición al
‘matrimonio paritario’ y al aborto en todos los casos, se vio inundado de
cartas de espectadores que le reconocían que, si bien no estaban en absoluto de
acuerdo con sus ideas, “nos encanta que diga exactamente lo que piensa”.
“Si alguno de cosotros, católicos, estáis pensando en
dedicaros al servicio público, tened claro que la sociedad está dispuesta a
aceptar vuestras creencias fundamentales y a permitiros exponer vuestros
argumentos”. Sin embargo, añadió que si, por el contrario, alguno se planteaba
una vocación religiosa, debía saber que aquella era una “forma de servicio muy
superior” a la política. “El sacrificio de monjes y monjas es extraordinario y
no solo en nuestro servicio sino, lo que es más importante, en servicio de
Dios”.
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