Antonio BURGOS, periodista
catolicos-on-line, 5-4-16
Por lo visto la fe de los cristianos y la religiosidad
popular de los españoles (que según el CIS se declaran creyentes y católicos en
un 70 por ciento) tienen que ser para algunos tan peligrosos como las
radiaciones nucleares.
¿Se acuerdan cuando crearon la Red de Municipios
Antinucleares, a la que se adhirieron los ayuntamientos de muchos pueblos, que
ponían letreros diciendo que entrábamos en un territorio libre de energía
atómica, con lo de «Nucleares, no, Gracias»? Pues los mismos andan ahora
empeñados en la creación de una llamada Red de Municipios por un Estado Laico.
Raro es el día que, con aprobación o sin ella, en algún pleno municipal, de
pueblo o de capital, se presenta una moción para que sea declarado Ayuntamiento
Laico, iniciativa movida por los que habitualmente, en vez de afrontar los
problemas reales de «la gente» como ellos dicen, se dedican a cuestiones tan antañonas
y rancias como el anticlericalismo o la mofa de los símbolos católicos. Puro
siglo XIX. Pura Desamortización. Pura portada de «La Traca». Si por ellos
fuera, volvían a expulsar a los jesuitas. Es lo que parece que les pide el
cuerpo, poner a la entrada del pueblo: «¿Iglesias? Ni Pablo; gracias.»
En la ciudad de Sevilla, que entre sus títulos lleva
el de «Mariana» por iniciativa de la torera cofradía de San Bernardo, fue
rechazada una moción laicista de este tenor. En buen sitio fueron a poner la
era los de la Red de Municipios Laicos, que la tienden allá donde estén aunque
sea con sólo dos escaños municipales, a ver qué pescan de los bajos fondos de
los que ignoran la labor asistencial de la Iglesia y de Cáritas, y miran para
otro lado cuando pasan ante los comedores sociales de las Hermanas de San
Vicente Paúl o se acercan dos hermanas de la Cruz, de las de Sor Angela, que
vienen de cuidar durante toda la noche a un enfermo abandonado por el Estado
del Bienestar que tanto malestar causa a los que llaman «dependientes» y que
toda la vida de Dios han sido los «impedidos», como los que hoy recibirán en
sus casas nada menos que a Su Divina Majestad, llevada solemne y
procesionalmente por las hermandades sacramentales para el viejo rito del
cumplimiento de la Pascua Florida.
¿Qué le pasa a esta gente con la Iglesia, con el
cristianismo, con el catolicismo sociológica y estadísticamente mayoritario
entre los españoles? ¿Por qué defienden con tanto ahínco a todos los condenados
por burla y escarnio a la religión, a las tetarras asaltacapillas, a los que se
mofan de la Semana Santa llevando en andas repugnantes efigies de órganos
sexuales femeninos tamaño Lata de Sopa Campbell de Andy Warhol, sin que las
feministas profesionales, por cierto, protesten porque no sea un buen carácter
tamaño Dinio el que saquen los muy machistas en procesión?
Todos estos laicistas se saltan a la torera el
artículo 16 de la Constitución. Y No Passssa Nada. Les importa un bledo que se
garantice «la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y las
comunidades». Les importa un pimiento (naturalmente del piquillo) que «los
poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad
española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia
Católica y las demás confesiones». Ellos por su cuenta han borrado lo de la
Iglesia Católica y han dejado a las «demás confesiones», especialmente la
musulmana, en el Estado Aconfesional que quieren Laico. Aconfesional es el
Estado, pero España es mayoritariamente católica. Así que no sé a qué viene
tanto empeño en esa Red de Ayuntamientos Laicos. Bueno, sí lo sé, pero a ellos
no les interesa decirlo. No se trata de aconfesionalidad ni de laicismo. Se
trata simplemente de cristianofobia, de odio a la religión católica como
símbolo de España. Porque mira cómo no dicen ni palabra sobre las mezquitas, ni
que les molesten los burkas en forma de pañuelo. O sobre la regulación de la
enseñanza musulmana en las escuelas que acaba de hacer el PP sin que estos
laicistas del trasmallo de la red digan ni pío. Será porque lo de Pío les suena
a nombre de Papa.