Adolfo Miranda
Sáenz
El NuevoDiario,
20 Octubre 2015
Recientemente, un diario nacional publicó otro
artículo contra el papa Francisco, firmado por Carlos Alberto Montaner --un
periodista cubano-miamense-- titulado “Cinco errores del Papa”. Lejos de
demostrar los supuestos cinco errores del Papa, Montaner afirma seis errores.
Primero: Que la Doctrina Social de la Iglesia es
anacrónica y vacía. La doctrina de la Iglesia en su totalidad es la misma
doctrina de Jesucristo que nunca cambia. Según avanza la civilización, la
Iglesia la predica en el contexto y lenguaje de cada época aplicándola a las
diferentes circunstancias. Todos los sabios de la historia, hasta los más
famosos ateos y agnósticos, han admirado las enseñanzas de Jesucristo, aunque
fuese tan solo considerando su aspecto humanista. ¿Será más sabio Montaner que
todos ellos?
Segundo: Que no se entiende la doctrina de que la
propiedad privada se justifique solo si cumple una función social. ¡Es tan
sencillo entenderlo! Todo lo que sea propiedad de una persona para su bienestar
y disfrute se justifica si lo obtiene con su trabajo honrado. El trabajo cumple
una función social. Los bienes de capital se justifican solo si son productivos
para la sociedad, si dan empleo justo y pagan impuestos justos para contribuir
al bien común (escuelas, hospitales, carreteras...)
Tercero: Que la doctrina sobre procurar el "bien
común" es disparate porque los que deciden qué hacer con su dinero no
piensan en el "bien común" sino en su propia conveniencia. ¡Pues de
eso se trata! Enseñar que todos los bienes proceden de Dios (o de la
naturaleza, para los no creyentes) y están destinados para uso de todos. Se nos
permite poseer algunos para disfrutarlos y para que también sirvan al bien
común, no para despilfarrarlos. Por encima del bienestar individual está el
bien común (ejemplos sencillos: si hubiera escasez de agua, racionarla y
prohibir derrocharla; o si un alud aislara un caserío, juntar los alimentos y
compartirlos).
Cuarta: Que la creencia en un “precio justo” o un
“salario justo” es nefasta porque depende de los recursos de cada sociedad. Es
"nefasta" para los que se enriquecen cobrando precios injustos y
pagando salarios injustos. Nunca ha enseñado la Iglesia que el "precio justo"
sea igual en Somalia que en Suiza. Ni que el "salario justo" sea
igual si lo paga una gran corporación en EE.UU. o el dueño de un taller en
Nicaragua.
Quinto: Que la enseñanza de la Iglesia frente a la
desigualdad es peligrosa y absurda, pues atenta contra el libre mercado que
debe ser absoluto, sin ninguna regulación del Estado. Montaner defiende lo que
Juan Pablo II llamó "capitalismo salvaje": el absoluto libre mercado
dejando todo en manos de la "ley de la oferta y la demanda" para
regular la economía. El resultado es que más de la mitad de la riqueza mundial
está en manos de solo el 1% de la población. Los 80 individuos más ricos del
mundo tienen la misma riqueza que el 50% más pobre de la población, que son
3,500 millones de personas (Oxfam, Credit Suisse Global Wealth Datebook 2014, y
Forbes). Lo “peligroso y absurdo” es defender que eso esté bien.
Sexto: Que es disparatada la defensa de la austeridad
y del no-consumismo. En su encíclica Laudato si, el papa Francisco nos recuerda
que los recursos del planeta son limitados y escasos, y se están agotando. Si
no se detiene la producción y consumo desmedido por el afán de ganar dinero y
gastarlo sin límites, terminando con los bosques, extinguiendo especies,
contaminando la tierra y el aire con el humo de las fábricas, con los desechos
químicos, etc., simplemente destruiremos la Tierra. ¿Es disparatado advertirlo?
¡Claro que no! Disparates son los que dice Montaner.
*Abogado, periodista y escritor.