DON BOSCO

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"BUENOS CRISTIANOS Y HONRADOS CIUDADANOS"

EL SÍNODO DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN YA HA VENCIDO AL SÍNODO REAL


 Sandro MAGISTER, periodista

catolicos-on-line, 23-10-15

La noticia bomba, rápidamente desmentida, de la "mancha" en el cerebro del Papa ha hecho estallar a los medios de comunicación de todo el mundo. Pero igual pasa con el sínodo. Nunca había ocurrido que una asamblea como esta conquistara las primeras páginas de los periódicos e irrumpiera entre las noticias de última hora de la televisión. Pero con Francisco sucede. Es otra de las obras maestras de este Papa tan poco común.

Han bastado algunas decisiones, junto a algunas frases hábilmente dosificadas, empezando por ese memorable "¿Quién soy yo para juzgar?", -ya convertido en el lema de su pontificado-, para desencadenar en la Iglesia un conflicto sin precedentes y encender en la opinión pública mundial la inaudita expectativa de un vuelco de los paradigmas católicos en cuestiones claves como el divorcio y la homosexualidad.

El secreto de este éxito comunicativo es la refinada habilidad de Jorge Mario Bergoglio para jugar en dos registros.

Entre el sínodo de 2014 y el actual, Francisco ha coleccionado más de cincuenta intervenciones públicas perfectamente en línea con la doctrina tradicional de la Iglesia: contra la ideología de género, contra los divorciados que se han vuelto a casar que "pretenden" la comunión e incluso en favor de una virtud antigua y olvidada como es la castidad antes del matrimonio. "La doctrina católica no se toca", ha repetido al inicio de este sínodo.

Pero todos estas declaraciones no tienen éxito en los medios de comunicación, como tampoco en el cuerpo de la Iglesia, donde en cambio triunfan los continuos reproches del Papa contra los "aduaneros" sin misericordia y los incesantes llamamientos a abrir las puertas de par en par a los divorciados y a los homosexuales.

Bergoglio conoce, y quiere, este doble efecto mediático, de silencio y de ruido. Y dentro de la Iglesia hay muchos que repiten el mantra de que no se quiere cambiar la doctrina, sólo la "disciplina".

Pero también hay muchos que desconfían. El arzobispo de Filadelfia Charles Chaput ha expresado con claridad en el Wall Street Journal que cuanto más se proclama con palabras la fidelidad a la doctrina, más crece la sospecha de que con los hechos se quiere cambiarla, porque "la práctica inevitablemente modela la fe":

Una revolución que Francisco ha puesto en marcha él solo, poniendo el sínodo ante el hecho consumado de los nuevos procedimientos para las declaraciones de nulidad de los matrimonios, fáciles, gratuitas y rapidísimas.  Técnicamente no tienen nada que ver con el divorcio, pero la opinión pública ya las ha clasificado y aplaudido como si lo fueran:

Según el juicio de muchos, si el sínodo llegara a aprobar la comunión a los divorciados que se han vuelto a casar sería el final del dogma de la indisolubilidad.

La hipótesis es irreal, porque dos tercios de los padres sinodales son contrarios. Pero si se considera cómo se ha llevado a cabo el funcionamiento del sínodo, cómo está compuesta la comisión -nombrada por el Papa- para la redacción del documento final y cómo está gestionada la comunicación a los medios de comunicación de los trabajos sinodales a puerta cerrada, no sorprende que trece cardenales de primerísima magnitud hayan expresado por carta sus "preocupaciones" a Francisco:

Cuando la carta aún era secreta, desde la Casa Santa Marta ya partió la contraofensiva mediática contra los trece cardenales, con el Papa Francisco en persona interviniendo en el sínodo y hablando de "hermenéutica de la conspiración" y con el vaticanista a él más cercano y amigo, Andrea Tornielli del "Vatican Insider", señalando precisamente a los trece como los conspiradores:

Pero aún más significativo es lo que ha sucedido después de la publicación de la carta en el sitio web de "L'Espresso". Porque más que contra el autor del "scoop"´, la contraofensiva mediática, desde dentro como desde fuera del Vaticano, se ha desencadenado contra los trece firmantes de la carta, a pesar de que estos representan la élite de la jerarquía mundial, pues entre ellos están los arzobispos de Nueva York, Toronto, Houston, Utrecht, Bolonia, Durban, Nairobi, Caracas, más los eméritos de Sydney, Ratisbona y Conakry llamados o confirmados en la curia por el propio Papa Francisco.

El ataque más venenoso contra estos treces hermanos ha provenido de otro cardenal predilecto de Bergoglio, el arzobispo de Washington Donald Wuerl, en una entrevista a "America", la revista de los jesuitas progresistas de Nueva York:

El padre Thomas Rosica, asistente oficial del sínodo para los medios de comunicación de lengua inglesa, ha hecho circular rápidamente la entrevista de Wuerl, acompañada por su entusiasmada aprobación: "Hago plenamente mías las afirmación de Wuerl sobre la situación sinodal y me gustaría compartirlas con vosotros".

Mientras se debe al padre Manuel Dorantes, asistente para los medios de comunicación de lengua española, el formidabile golpe de efecto del niño que en su primera comunión le ha dado un pedacito de su hostia a su padre divorciado y vuelto a casar.


"El relato ha conmovido a los padres sinodales", ha afirmado. Y, como estaba previsto, ha conquistado las primeras páginas de los periódicos. El sínodo de los medios de comunicación ya ha vencido al sínodo real.