DON BOSCO

DON BOSCO
"BUENOS CRISTIANOS Y HONRADOS CIUDADANOS"

OTRO MÉDICO QUE JUGABA A SER DIOS

                                                                     envenenaba a enfermos terminales en Francia

El Tribunal de lo Criminal de Angers ve “intención criminal” en Nicolas Bonnemaisson, que aceleró la muerte de siete pacientes sin consultarlo con los familiares u otros doctores y fue expulsado de su profesión en junio de 2014.

 

Por Carlos Álvarez Cozzi


Las agencias de noticias dan cuenta que el médico “se sentía “omnipotente” y se saltó todas las barreras y controles impuestos a los profesionales de la medicina para evitar abusos con los enfermos terminales, definidos legalmente como “personas especialmente vulnerables”.
“Convencido de hacer el bien cuando hacía el mal”, Nicolas Bonnemaisson, médico que trabajaba en el hospital de Bayona, aceleró la muerte de siete pacientes terminales con fármacos letales sin consultarlo con familiares u otros facultativos.
Así se ha manifestado en Francia el fiscal Olivier Tcherkessoff, que insistió en que, más allá de que el doctor actuara “por compasión o por ceguera” ante el sufrimiento de enfermos incurables, ello no resta “la intención criminal” de Bonnemaisson, al que el Tribunal de lo Criminal de Angers condenó el pasado sábado, 24 de octubre a dos años de prisión.
Sin embargo, aunque el jurado ha considerado a Bonnemaison responsable de los hechos, sucedidos entre 2010 y 2011, no irá a la cárcel si en el futuro no se le condena por otro delito.
Cabe recordar, afirman las agencias, que el Colegio de Médicos ya lo había castigado con la exclusión de ejercer la profesión en junio de 2014, poco después de su absolución en primera instancia.
Bonnemaison, de 54 años, había conseguido la absolución en primera instancia cuando fue juzgado en Pau, pero el Ministerio Público recurrió la sentencia por considerar que el médico se había saltado todas las reglas y todos los protocolos.
Ante los miembros del jurado, el fiscal se esforzó en diferenciar lo que son las prácticas de sedación que el personal sanitario utiliza con pacientes en esa situación, con todas las barreras y controles para evitar abusos, del comportamiento del médico ahora condenado.
Así, resaltó que el doctor en cuestión no anotaba nada del proceso, no consultaba a las familias y se hacía con los fármacos letales con secretismo. “¿Por qué ese silencio completo, si no es por la voluntad de esconder lo que prescribe y administra a escondidas?”, añadió. También le reprochó haberse encerrado “en su propia lógica” y en su “omnipotencia”.
Ahora, tras más de cuatro años de proceso judicial por la muerte de siete enfermos terminales, informan las agencias, el entonces médico de urgencias Nicolas Bonnemaison ha acabado siendo condenado por “envenenamiento”, aunque no pisará la prisión.

Como no podía ser de otra manera, continúan las agencias  “el caso ha reavivado la polémica en torno a la aplicación de la eutanasia”. Para dar aún más complejidad al asunto, las familias de los siete pacientes fallecidos tras la intervención de Bonnemaison han mantenido opiniones abiertamente contradictorias: unas le exculpan e incluso le defienden, mientras otras han promovido la acusación.
En la actualidad, Nicolas Bonnemaison sigue trabajando en el Hospital de Baiona, donde recibe el apoyo de la mayoría de sus colegas, aunque en labores de tipo administrativo, sin poder ejercer la medicina.
Ante esta infausta noticia, que se repite demasiadas veces en los últimos tiempos, es necesario recordar en primer lugar que los médicos existen para sanar y aliviar cuando no pueden sanar enfermedades pero jamás para quitar la vida en forma deliberada a un paciente.
Es la “cultura del descarte” de la sociedad posmoderna desvinculada, o el apuro de algunos directores de CTI de deshacerse de los pacientes, por los altos costos diarios que tiene la permanencia de una persona en esos recintos, los que alientan estos tipo de barbaridades, indignas de un médico, de un sistema supuestamente de salud!.
No hace muchos años en Uruguay dos enfermeros fueron procesados acusados de provocar la muerte de pacientes, incluso no todos eran terminales, dándoles inyecciones de aire, lo que les provocaba la muerte.
Fueron sumariados y separados de sus cargos pero finalmente resultaron absueltos, lo que llamó la atención de la opinión pública, especialmente cuando éstos afirmaron que los médicos de ese piso del hospital sabían perfectamente o incluso alentaban a estos enfermeros a terminar con la vida de algunos pacientes. Una sórdida trama que finalmente quedó en la oscuridad. Cuando el personal médico juega a ser como Dios, se creen omnipotentes, dueños de la vida de las personas, suceden estas desgracias.
En el caso francés, el médico asesino ni siquiera estuvo en prisión. No es de esta manera que se disuade este tipo de conductas. La igualdad de todas las personas frente a la ley exigía una pena aleccionante para quien en forma arbitraria, dispone de la vida de los pacientes, personas vulnerables que confían en sus médicos para que los sanen o por lo menos los cuiden pero nunca que le provoquen la muerte en forma intencional.
Bélgica y Holanda quizás son los ejemplos paradigmáticos de eutanasia, incluso recientemente de niños, lo que demuestra al grado de extravío moral que se puede llegar cuando se pierden las referencias éticas en el ejercicio de la medicina.