Antes de finalizar la
misa, el presbítero Adalberto Odstrcil, secretario ejecutivo de la CEPAS , leyó el mensaje
final:
Con el lema “El Papa
Francisco y la cuestión social” ha finalizado en la Ciudad de Mar del Plata la Semana Social.
Nuestra intención ha sido promover un espacio de diálogo para crecer en la
amistad social.
Nos acompañaron en
los diversos paneles dirigentes del ámbito político, sindical y económico, como
también miembros y representantes de organizaciones sociales, equipos
diocesanos de pastoral social y jóvenes de varios puntos del país. En cada
panel buscamos generar conciencia sobre la dimensión social de la fe, la importancia
de la participación, la promoción de acciones tendientes al desarrollo y la
cultura del encuentro.
Nos han ayudado como
guía los gestos de Francisco y sus enseñanzas, que nos iluminan acerca de la
vida de las personas y los pueblos, y buscan llevarnos a cambiar actitudes y
conductas a nivel personal y también a reformar las estructuras sociales.
Valoramos su cercanía con los pobres y recibimos con alegría su Magisterio.
Además hemos
reflexionado en mesas de debate sobre temas principales como: Niños, familia y
ancianos; Pobreza y desarrollo integral; Participación y fortalecimiento
comunitario, y Adicciones y exclusión en los jóvenes. El debate estuvo centrado
en visualizar las oportunidades que tenemos para promover, a través de la
enseñanza de Francisco, acciones concretas para lograr el desarrollo integral
de todos y para todos. Así como también mejorar y recomponer los lazos
familiares y comunitarios.
Nos preocupan todas
las situaciones de exclusión que impiden que todos los ciudadanos puedan vivir
con dignidad de hijos de Dios.
Se ha presentado
también la publicación “Una tierra habitable para todos” que fue elaborada por
un equipo convocado por la
Pastoral Social.
Reconocemos de modo
alarmante las nuevas formas de explotación y las consecuencias que genera un
sistema económico global cada vez más desigual. “Lo que hay detrás de los
números son personas, hombres y mujeres, ancianos, jóvenes y niños. No se trata
sólo de un problema económico o estadístico. Es primariamente un problema moral
que nos afecta en nuestra dignidad más esencial…” enseñaba el Cardenal
Bergoglio en el año 2010.
Como cristianos nos
sentimos desafiados a sembrar auténtica esperanza frente a las múltiples
situaciones de dolor que encontramos en nuestra sociedad.
También hemos
recibido el saludo y acompañamiento del Papa Francisco a través de un mensaje
enviado por el Cardenal Parolin, en el cual alienta a los laicos a ser fermento
transformador en la construcción de un mundo mejor. Queremos recuperar la
vocación pública para servir a la construcción de la Nación.
En un clima de
extensa alegría se ha manifestado “… una sed de participación de numerosos
ciudadanos que quieren ser constructores del desarrollo social y cultural...”
(EG, 67), estamos unidos por una mística, un espíritu, por valores que valen la
pena y nos ponen en marcha.
Queda claro que “La
solidaridad, entendida en su sentido más hondo y desafiante, se convierte así
en un modo de hacer la historia…” (EG, 228). Esta pertenencia al pueblo nos
compromete en la búsqueda del bien común y el desarrollo del conjunto social.
En pos de contribuir a generar mayor inclusión y encuentro, queremos ratificar
nuestro compromiso de promover el desarrollo integral y erradicar la pobreza en
este camino del Bicentenario del 2016.