y contrarresta la
presión LGBT de EE.UU.
By Wendy Wright
20 de junio (C-FAM)
La presión occidental
sobre los países africanos para que liberalicen las políticas de homosexualidad
tuvo un efecto bumerán y unió a los africanos contra ella, lo cual dio lugar a
los que algunos ven como un nuevo movimiento de países no alineados.
La semana pasada, las
Naciones Unidas eligieron a un ugandés como presidente de la Asamblea General
contra los intentos desesperados de activistas que, junto con el gobierno de
Obama, han condenado la ley ugandesa recientemente promulgada contra las
prácticas homosexuales.
Los activistas LGBT
(lesbianas, gais, bisexuales y transgénero) apelaron al gobierno de Obama para
que se negara la visa a Sam Kutesa, pero llegado el día de la elección en la ONU , su petición había reunido solo 13.466 firmas.
Kutesa es el Ministro
de Asuntos Exteriores de Uganda y defendió la ley a nivel internacional
diciendo que la promoción y la exhibición de la homosexualidad «es mala para
nuestros jóvenes y ofende nuestra cultura».
Los africanos
calificaron de ataque a la soberanía nacional las críticas occidentales a
Uganda y algunos señalaron: «el mundo occidental penaliza casi todos los mismos
delitos» que la ley enmendada, como, por ejemplo, la violación homosexual.
La función del
presidente de la
Asamblea General es simbólica, si bien destacada. La tarea
más notable es presidir la asamblea mientras los jefes de estado dirigen la
palabra a sus 193 miembros cada año.
El cargo rota
anualmente entre las regiones. Es el turno de África, y la Unión Africana (que
en su mayoría prohíbe las prácticas homosexuales) propuso solo un candidato.
En febrero, el
Presidente de Uganda, Museveni, insinuó que buscaba vínculos militares más
próximos con Rusia debido a que Estados Unidos se inmiscuía en asuntos LGBT.
Rusia igualmente ha desafiado las críticas a su prohibición de exponer a los
niños a la propaganda homosexual.
La ex secretaria de
Estado Hillary Clinton lanzó el primer ataque en pro de los derechos LGBT en un
discurso ante la ONU
en 2011. Poco después, el presidente Obama anunció que condicionaría la ayuda
exterior a los derechos LGBT.
Los líderes africanos
pronosticaron que la política estadounidense provocaría una «confrontación
diplomática significativa». Los keniatas dijeron: «Quienes viven como gais
necesitan ayuda para vivir adecuadamente y no deberíamos estar apoyándolos a
vivir en una realidad equivocada».
En marzo, los
africanos se vieron obligados a renunciar a su resolución sobre sida después de
haber sido enmendada por los gobiernos que defendían los derechos sexuales. La
resolución auspiciada por los países de África que lidian con la mortal
enfermedad había sido elaborada a medida para atender la salud pública y
proteger a las mujeres y a las niñas.
Delegados europeos,
estadounidenses y latinoamericanos, quienes ven el sida como una oportunidad
política para promover los derechos sexuales, exigieron que se suprimieran de
la resolución las referencias a la reducción del número de parejas sexuales y
al retraso del inicio de la actividad sexual.
Tras perder en
extensas negociaciones, los países occidentales finalmente ganaron la partida a
los africanos apelando a un tecnicismo en los últimos minutos de la
conferencia. Una delegada africana abatida dijo: «Todo es sexo, sexo, sexo para
ellos».
Un alto diplomático
estadounidense advirtió poco tiempo atrás sobre el enfoque despótico del
gobierno de Obama, según informa CNSNews.
Richard Hoagland copatrocinó la primera «celebración del orgullo» LGBT
en la embajada estadounidense en Pakistán en 2011. Una semana más tarde,
manifestantes dijeron que los Estados Unidos habían «desatado el terrorismo
cultural contra nosotros».
Al hacer uso de la
palabra en un evento sobre derechos LGBT mundiales, Hoagland advirtió que
algunos países «reaccionarán frente a nuestros valores y metas con respuestas
negativas» contra la homosexualidad.
La semana pasada, un
senador estadounidense presentó un proyecto de ley para convertir los derechos
LGBT en un aspecto permanente de la política exterior estadounidense.