DON BOSCO

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"BUENOS CRISTIANOS Y HONRADOS CIUDADANOS"

La máquina de asustar del "cambio climático"


El ciclo perpetuo de auto-alimentación de alarmas

Joan Nova
20-10-11

Dos profesores de sociología creen que pueden explicar por qué los Negacionistas del Clima están ganando. Pero Riley E. Dunlap y Aaron M. McCright parten de la suposición equivocada y pasan por alto lo más obvio: la teoría estaba errada, la evidencia ha cambiado, y miles de voluntarios la han desenmascarado.

El verdadero asunto que los sociólogos estudiarán durante los años venideros es: ¿Cómo fue posible que un miedo exagerado, basado en tan poca evidencia, pobre razonamiento, e insultos malintencionados, se mantuvo vivo durante dos décadas enteras?


Los Puntos Clave

El dinero y los intereses sesgados en el lado pro-miedo es vastamente más grande, más influyente, y más poderoso que el lado escéptico. Los think-tanks conservadores y las compañías petroleras están compitiendo contra la mayoría de las corporaciones financieras, las industrias de energías renovables y la nuclear, grandes y muy bien financiadas organizaciones ecologistas (los ingresos del WWF del año pasado fueron de $700 millones de dólares), para no mencionar a departamentos enteros del gobierno, principales partidos políticos, universidades que dependen del dinero del gobierno, la BBC (“el debate no existe”), la Unión europea, y a toda la ONU.

A pesar de esta distribución tan asimétrica de los fondos, los escépticos están ganando simple-mente porque son más convincentes –ellos tienen las evidencias. El otro equipo evita el debate, intenta clausurar la discusión, (sólo vale la opinión de SUS expertos), ellos implican que la audien-cia es demasiado estúpida para juzgar por ella misma, y luego califican de manera grosera a quie-nes están en desacuerdo. Los tontos clientes se están dando cuenta. Ellos valoran la libre expre-sión.La evidencia ha cambiado, pero ¿quién quería saberlo? Cuando la evidencia comenzó a rodar mostrando la manera en que las suposiciones estaban equivocadas, los gráficos eran malos, los termómetros daban lecturas erróneas, y los “expertos científicos” se estaban comportando muy mal -quién exactamente se beneficiaría de arriesgar su carrera, renunciado a “la vaca lechera de dinero”, exiliándose de los amigos y colegas, y ser llamado un “negacionista” por decir la verdad?

El perpetuo ciclo auto-alimentado del alarmismo tiene su propia inercia – Crear un miedo y embolsar los impuestos, honorarios, multas, cargos, y donaciones. Como un bono extra, los activistas se sienten como héroes, algunos recogen premios y tributos mientras basurean los fundamentos de la razón y la lógica, y adoran falsos Dioses de la Ciencia (como si ninguna autoridad pudiese ser cuestionada).

Otros gratifican deseos de base derramando sorna sobre gigantes de la ciencia, desechando 40 años de servicio de excelencia mediante una tenue asociación (hay una cierta clase de atracción para cierta clase de personas).


¿Cómo pudo razonamiento tan pobre triunfar
durante tanto tiempo en la era “moderna”?

La clave es que hay muchos que se benefician del statu quo una vez que la alarma ha sido lanzada. No hay necesidad de una conspiración global, y muchas de las organizaciones y grupos nombrados aquí están haciendo trabajo honesto con intenciones respetables. El problema no es conspirativo, es sisté-mico. El Monopolio de la Ciencia no es la manera de buscar la verdad. Los monopolios no hacen envíos: no en los mercados, religión, o tampoco en el gobierno (piense en UE). Necesitamos competencia.

Una vez que un ciclo alarmista está instalado, con burocracias internacionales, industrias, impuestos, asociaciones, y activistas en su lugar, con carreras cabalgando en la alarma perpetua, ¿qué lo detiene? Voluntarios?

¿A cuales universidades o departamentos del gobierno se postulan los científicos escépticos? ¿A cuáles subsidios o becas se
postulan?


El dinero, el poder, y la influencia es vastamente
más grande en el lado que se beneficia de la alarma.

En el lado escéptico, Exxon contribuyó en total con $23 millones de dólares en 10 años, pero eso es cambio chico. A la industria de los combustibles fósiles no le gusta la legislación del carbono, pero no se trata de vida o muerte, a diferencia de la situación para la energía eólica o solar, que serían virtualmente barridas de la escena sin los subsidios que les provee el miedo.

El gobierno de Estados Unidos ha derramado $79.000 millones y algo más. Pero el financiamiento pro-mie-do es persistente; por ejemplo, el gobierno australiano gastó $14 millones en un solo aviso publicitario para una campaña, y otros $90 millones cada año en un Departamento del Cambio Climático. El gobierno de Gran Bretaña le pagó a lobistas para hacer lobby para el calentamiento global, y la BBC está “asocia-da” con los grupos de lobbys. La Unión Europea no sólo subsidia a las renovables, también les paga para procurar más subsidios. Hasta la misma inmoral y reprobable Exxon pagó más de 20 veces más para un solo proyecto de investigación de energía renovable que lo que ha pagado a todos los escépticos.

El año pasado se negociaron $142.000 millones de dólares, y se invirtieron $243.000 millones en renova-bles. Si la idea del mercado de carbono se hiciese global se ha proyectado que alcance $2 Billones anuales. Cada banquero y su perro tiene un hueso en este juego. ¿Por qué no habrían de tenerlo?

De manera curiosa, algunos no pueden ver los fuertes intereses de las grandes casas financieras globales y los burócratas del gobierno n estas políticas. Andy Revkin sugiere que la oposición a la aplanadora alarmista está “bien coordinada” y “no contenciosa”. Pero, ¿qué tan bien coordinado está el IPCC? ¿Cuál 'think-tank' tiene dos semanas de fiestas para decenas de miles de personas incluyendo a representantes de la prensa de todas partes del mundo? No escépticos.

El lado del dinero en la ecuación está tan desequilibrado, y egregiamente dominado por la financiación para causar el miedo a todo nivel, que los escépticos pueden agradecer a Dunlap-McCrght por traerlo a la luz. Nosotros tomaremos sus millones menores y vagas alusiones a “influencia” y aumentaremos la apuesta un orden de magnitud, por así decirlo. Sí, claro, hablemos de intereses sesgados.

Yo escribí a principios de 2010:

De alguna manera se han invertido las tablas. Por todo el desparramo de financiación que los “negacionistas”, los números revelan que los escépticos son en realidad las verdaderas bases de las campañas, mientras que Greenpeace defiende a Wall Street. ¡Cómo han cambiado los tiempos! Los escépticos están luchando contra una industria de mil millones de dólares alineada con un esquema de comercio de intercambio de un billón de dólares. La supuesta maléfica influencia del Gran Petróleo ha sido vastamente superada por Gran Gobierno, y hasta esos miles de millones de dólares en impuestos de los contribuyentes son trampeados por Gran Banquero.

Los insultos tienen que terminarse

Es una absurda auto-sátira cuando meros sociólogos y periodistas casualmente llaman a ganadores del Premio Nobel: “negacionistas”? Estos “negacionistas” son personas que han descubierto cosas como túneles de electrones en superconductores. Sólo por haber ganado un Nobel no los hace estar en lo cierto, pero la verdadera curiosidad investigadora de un periodista no le picaría un poquito a medida de que el escepticismo entre los científicos crece y crece? ¿No hay un momento cuando eso le ocurre a una mente abierta, que podría ser una buena idea telefonear a un astronauta de la NASA que ha caminado en la luna y que ha hablado públicamente como un escéptico y preguntarle: ¿por qué?

No, un consenso no es evidencia de la manera en que el clima funciona, y tampoco es un mapa para financiamiento, ellas son “evidencia” de la manera en que la sociedad humana funciona. Ellos hacen buenos casos de estudio de pensamiento grupal en acción. Los sociólogos y periodistas que cometen el error confundir un tipo de evidencia por otra simplemente ayudan a perpetuar la alarma. La respuesta a la sensibilidad planetaria del clima no se encontrará siguiendo a los dólares.

Fuente: Mitos y Fraudes